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cUANDO debuté jugaba con dos capas de tacos, mañana (por hoy) llevaré más del doble", reflexiona Martínez de Irujo, al que las manos le cuelgan aún trémulas, ante el duelo que junto a Oier Mendizabal disputará frente a Pablo Berasaluze y Aritz Begino en los cuartos de final del Ciudad de San Sebastián (22.15 horas, ETB-1), el torneo que releva al Villa de Zarautz. El delantero de Ibero asomó nuevamente en las carteleras el miércoles en Burlata después de diez días en barbecho "entre visitas al masajista y al médico" y largos paseos por los laberintos de la mente: "Cuando estás mal, lesionado, le das muchas vueltas a la cabeza. No dejas de pensar, de darle vueltas a las cosas".

Entre ellas, el campeón del Manomanista cree imprescindible blindarse en lo posible, reforzando para ello las protecciones de sus manos porque "el partido me llega demasiado pronto". Martínez de Irujo engordará sensiblemente el colchón para guarecer y preservar la salud de sus manos apelmazándolas con más taco. Menos sensibilidad a cambio de más seguridad. "Tengo las manos justas, tanto la izquierda como la derecha, así que no me queda otra que poner más taco. No voy a arriesgar más compromisos de cara al futuro", establece el delantero de Ibero, que alineará al menos cuatro filas de tacos -cuando alcanzó el profesionalismo únicamente enfundaba sus manos con dos capas-, dándole más altura a la protección, para el compromiso de esta noche, que el manista considera "muy exigente".

"El partido es complicado no sólo por los rivales, Pablo y Begino hacen mucha pareja y ya sabemos todos lo que juegan, también lo es porque no llego como me gustaría. No estoy al 100%, pero creo que a los pelotaris siempre nos duele algo", asume Martínez de Irujo, que continúa bajo la supervisión de Pedro García, su masajista de confianza. "Hoy mismo, (por ayer) he estado en el masajista después del partido del miércoles en Burlata". Destaca Juan de su regreso que "me costó entrar en el partido después de la inactividad porque las lesiones te generan dudas, pero fui de menos a más y acabé más o menos bien".

El mal de manos, que actúa del modo en el que lo hacen los aspersores: esparciendo los síntomas del dolor físico a la categoría del psíquico, genera desasosiego en el de Ibero ante su próximo test en el Atano III de Donostia. "Cuando sientes dolor o te falta la confianza necesaria en tu juego es más difícil atreverte, juegas con más respeto. Cuando estás bien te atreves más, pero estando justo, todo resulta más complicado", radiografía el delantero de Ibero, que nunca antes había formado pareja con Oier Mendizabal, rival, sin embargo, en numerosas ocasiones. "Hemos jugado muchas veces en contra. Es un buen zaguero e intentaremos dar guerra", argumenta el delantero de Ibero, que dice tener "muchas ganas" de hacerlo bien, pero asume sus limitaciones debido a sus manos. Por eso las blindará.