Duración 57 minutos; 13:26, de juego real.
Saques 4 de Goikoetxea.
Pelotazos Se cruzaron 168 pelotazos a buena.
Tantos en juego 22 de Goikoetxea por 11 de Egiguren II.
Errores 8 de Goikoetxea por 4 de Egiguren II.
Marcador 3-0, 3-1, 3-3, 5-3, 5-6, 6-6, 6-7, 7-7, 8-7, 8-8, 9-8, 9-9, 9-11, 10-11, 10-14, 12-14, 12-15, 19-15, 19-16, 19-17, 22-17, 22-19 y 30-19.
Incidencias Buena entrada en el frontón Olave de Gasteiz.
bilbao. Que se sepa nadie ha alcanzado el infinito, que más que un lugar vincula su existencia a la de un concepto matemático, astronómico e incluso filosófico, un punto lejano, remotísimo en cualquier caso, inexplorado. Además de Buzz Lightyear -el astronauta de juguete de la película Toy Story, que parece capaz de ir más allá, al menos así lo anuncia en sus aventuras cada vez que propulsa su imaginación- el único ser que se aproxima a tan ceremonioso y museística idea, al sinfín, es Iñaki Osa Goikoetxea, coronando por octava vez campeón del Mundial Individual de cesta después de superar de punta a punta a Mikel Egiguren, que soportó con entereza y atrevimiento media final, lo que Iñaki, todopoderoso, faraónico en las dimensiones de su juego, dispuso en la hoja de ruta del frontón Olave de Gasteiz. Sobre una cancha, Goikoetxea posee la capacidad de gestionar el destino debido al manejo de todos y cada uno de los resortes del juego. A estas alturas, Iñaki es un mito indiscutible, un puntista irrepetible que está cincelando un palmarés inalcanzable para el resto. Vuela Goikoetxea sin ataduras, alado, a cumbres inopinadas, infinitas.
la resistencia de mikel El vértice del podio es para el zumaiarra un asunto burocrático, un quehacer diario por repetido, aunque Iñaki, competidor feroz, insaciable, no se cansa de ganar. La sonrisa de la gloria es demasiado placentera como para renunciar a ella. Concluyó la tarea Goikoetxea con la dicha de siempre, la felicidad que le tatúa perenne el rostro sereno, porque nadie es capaz de sombrearle. Trató de encimarle Mikel Egiguren, entusiasta, corajudo, atrevido y muy dinámico en el inicio de la travesía. Incomodó a Iñaki el delantero donostiarra, que en semifinales tumbó a Imanol López que ayer se hizo con la tercera plaza ante Lander, con un juego que apostaba por el riesgo y por la variedad rematadora para desorientar al campeón, que de aspecto diesel, le cuesta activarse.
Mikel, consciente de que Goikoetxea es temible cuando alcanza velocidad de crucero, buscó incesantemente tomar la iniciativa del tanto y en cuanto olisqueó una opción para presionar a Iñaki se lanzó sin titubeos hacia posiciones rematadoras. Convencido, disputó la jerarquía de Goikoetxea en cada pelota hasta alcanzar una renta de tres tantos: 12-15. Sucedió que el delantero de Zumaia enderezó su propuesta, elevó un par de tonos el debate y enlazó una tacada de siete tantos consecutivos a modo de mensaje. La reacción de Goikoetxea, cada vez más asentado, sabedor de lo implacable de su final -al igual que los grandes fondistas él brota cuando el resto saca la lengua- dio más velocidad a la pelota y calibró el enfoque. No se venció Mikel, pero le faltaba el aliento y la videncia necesaria para embridar al heptacampeón, que una vez librado del corsé, aceleró al máximo, desbrozó el camino que le conducía a la txapelas y se catapultó al infinito y más allá.