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JonkassCompositor y cantante

“Al cantar ahora siento más emoción que con Akerbeltz”

El joven músico deja atrás las romerías y debuta con ‘DAM’, un disco ecléctico y sin complejos que presentó ayer sábado en Ahotsenea, en la Azoka

“Al cantar ahora siento más emoción que con Akerbeltz”José Mari Martínez

Tras ofrecer más de 200 conciertos al micrófono de Akerbeltz, el zornotzarra Jon Castañeda, conocido artísticamente como Jonkass, acaba de debutar en solitario con DAM (Elkar). El título del disco es un acrónimo de Drogazale, Adardun y Marikoia, las descalificaciones que el joven recibía en algunas romerías y que ahora se convierten en símbolos de una identidad artística y personal marcada por la libertad y la falta de complejos. Electrónica, baladas, pop, rap, rumba, funk y disco music a lo Dua Lipa y Bruno Mars confluyen en un show que dice “disfrutar y vivir con más emoción” al ser sus canciones propias.

Debuta, pero viene de cantar más de 200 romerías con Akerbeltz.

No soy un debutante al uso (risas). Me han dado la experiencia para saber qué quería. Sin lo anterior, no habría salido este disco, ya que bebe de mis experiencias con la gente que he encontrado, la música que he escuchado y de cómo me he ido descubriendo como artista en escena.

¿Se le quedó pequeño Akerbeltz?

No lo diría así, conseguimos cosas increíbles en la romería. Siempre tuve claro, y se lo dije, que no estaría allí cinco años, que tenía otros objetivos. Uno era hacer mi disco propio, ya que me sentía artista en la romería aunque no completamente. Me faltaba algo. Quería enseñar lo mío, necesitaba algo más, aunque me lo pasaba genial.

¿Ganar la II beca Paradisu Zinema en tributo a Iñigo Muguruza lo aceleró todo?

Sí y no. Tenía decidido que este iba a ser mi último año con el grupo, incluso lo anuncié, e iba a grabar el disco en los estudios Gaua (Mungia), pero al ganar la beca de Elkar cambié de planes. Vino bien para marcarme los tiempos aunque el disco estaba acabado prácticamente. Lo hemos cogido y vuelto a grabar, pero la beca fue un empujón de confianza para mí, aparte de la aportación económica. Vi que no estaba solo, que me apoyaban. Iba a salir solo y lo he hecho ahora con Elkar, que tiene hasta puesto propio en la Azoka.

¿Cuándo empezó a componer estas canciones?

La más antigua y única acústica, Nostalgia, la compuse con 15 años; el resto, desde 2020 hasta este año. Elegí entre las maquetas y decidimos lo que mejor funcionaba. Llevé hasta 40 canciones y algunas han cambiado en su totalidad. Son como remezclas de los temas originales.

En solitario, pero bien y muy acompañado ¿no?

Aritz Urrutia está desde el principio, ya que creamos un grupo tras la pandemia que se quedó en nada por Akerbeltz y sus grupos. Después, me llamó y lo retomamos y decidí dejar el proyecto hasta acabar con la romería, donde estuve siempre al 100%. No quería volcarme en dos proyectos. Y además de Aritz, en estudio grabamos y mezclamos con Antxon Sarasua y Dani Benegas, y están Víctor Santos y colaboradores como Xabi Solano (ex Esne Beltza), mi profesor de triki; Ane Martínez, de Anita Parker, y Alarma Morea, que hace rumba y participa en Andalucía. Su deje flamenco, que yo no tengo, ha ido muy bien.

Es tan ecléctico que resulta heredero de la romería que practicaba.

Hay mucho de Dua Lipa y Bruno Mars en las más funky, con referencias a Boney M y a ABBA también, y rumba, electrónica, regueatón, pop, rap… Bebo de todo, de haber escuchado todo tipo de músicas, sin complejos. Me daba miedo, al ser temas de épocas diferentes, que pareciera un megamix, quería que tuviera una cierta unidad sonora. Y lo hemos logrado. ¿Que me gusta? Pues adelante.

Hay dos tributos explícitos: a Kepa Junkera y Raffaella Carrá.

Efectivamente, ambos son mi mundo aunque parezcan casi antagónicos. Yo toco la triki y empecé con él porque lo oía en casa. Kepa representa al trikitilari que rompió moldes, es vizcaino, de Bilbao ciudad, no de un baserri, no sabe euskera… Y la italiana, igual. Son dos artistas vanguardistas y transgresores.

Las letras reflejan ese arco sentimental que viven las personas según pasa el tiempo: arriba y muy abajo también.

Hay de todo, sí. Depende de cómo estaba cuando las compuse. Al cantarlas ahora, algo que no me pasaba en la romería, me llevan a esos momentos y lugares personales. Es bonito aunque a veces te pongan triste. Al cantar ahora siento más emoción, sin duda. Y eso que cantaba con Akerbeltz Corazón de tango, mi tema favorito, y lo vivía y sentía al máximo.

¿El verso “ta banoa zoriontsu, askea naiz beti hegoaldean” resume el espíritu del disco?

Pues sí, eso busco, hacer canciones que te hagan feliz aunque haya épocas en las que no lo estés. Este último año, en el que se me acababa todo, Akerbeltz incluido, he tenido miedo, pero al subir al escenario… Soy lo que soy gracias a él; sin él no sería ni la mitad de valiente. A mí, el escenario y que te digan que lo que cantas está bien, me sirve de cura. La música es un lugar para trasformar las cosas que nos joden y hacerlas buenas.

En Akerbeltz salía a cantar con transparencias, purpurina, abanicos, falda… ¿Cambiará ahora?

No, estéticamente será parecido. Busco un show muy participativo que permita bailar aunque no te sepas las canciones. Llevaremos dos grandes bolas de discoteca y un armario gigante del que saldré al inicio del concierto (risas).