Irrumpió en las librerías, en 2009, con El tiempo entre costuras y encandiló a más de 5 millones de lectores. Ahora, en su última novela María Dueñas se adentra de nuevo en los recovecos de la historia. En este caso, con el relato de la población española que vivía en el Orán colonial de la mano de Cecilia, una joven que huye en los años 20 de la miseria ocultando un turbio secreto.

Su nueva novela se ambienta en el norte de África, al igual que ‘El tiempo entre costuras’ y ‘Sira’. ¿Qué le fascina tanto de esa zona?

Ese olvido que a veces tenemos de que hemos sido un país de gente que ha emigrado, que ha salido muchísimo fuera. Me gusta mucho rescatar rincones y territorios donde hemos tenido presencia pero que después han caído en el olvido. De una parte del sur de España mucha gente se tuvo que mover, como en El tiempo entre costuras, hacia Marruecos. Y por la otra zona del sur salieron rumbo a Argelia. Es un capítulo de nuestra historia muy desconocido porque aquella gente después se fue afrancesando en todos los sentidos, adquirieron la nacionalidad francesa y en el momento de la independencia de Argelia en 1962, la mayoría se fue a Francia. Vale la pena ser recuperado.

Combina ficción e Historia en su última novela. Habrá una tarea de investigación muy importante.

Es lo que intento hacer siempre. Para mí, lejos de ser una carga abrumadora, es al revés. Es un momento apasionante cuando empiezo a escarbar en lugares y en momentos que no son tan conocidos. Recurro a todo tipo de fuentes, desde cuestiones, digamos, más académicas y más especializadas hasta prensa de la época, novelas, libros de memorias, biografías... En esta novela he tenido la suerte de poder hablar con gente que vivió en aquel Orán de tiempos franceses. Me cuentan sus historias y me narran no solo los acontecimientos que vivieron, sino también cómo pasa todo aquello por los filtros de la emoción y de las sensibilidades, cómo lo vivieron ellos y sus familias. Aprendo muchísimo e intento que todo sostenga mi novela pero muy trabajada para que no resulte tediosa para los lectores.

Llevaba cuatro años sin publicar.

Ha sido una novela laboriosa, como lo son todas. El hecho de que haya tardado un año más de lo normal, porque normalmente publico cada tres años, se debe a que he estado ocupada con otras cosas. Pero ha sido una novela laboriosa, primero con una etapa de investigación y toma de decisiones. ¿Quiénes serán los personajes principales? ¿Cómo va a ser la protagonista? ¿A lo largo de qué periodo? Todo eso me llevó unos meses. Después abro un documento que dice capítulo 1 y arranco a trabajar. Eso me lleva como 13, 14 o 15 meses. Y luego llega una etapa de revisiones y correcciones, la más larga y compleja.

Sus protagonistas son siempre mujeres que se enfrentan a situaciones adversas.

Me gusta escribir sobre mujeres. Primero, porque para mí es muy orgánico meterme en la piel y en el alma de ellas, pero porque también creo que no es que hayamos estado ausentes de la literatura pero los grandes personajes suelen ser siempre hombres. Nosotras, sin quizá acometer tantas aventuras, hemos estado siempre ahí, formando un tejido social intenso y dando sentido a la vida. Me gusta componer esas mujeres normales, que no son grandes heroínas, pero a las que la vida pone en tesituras difíciles y tienen que sacar las uñas y el coraje para seguir adelante.

Y eso es lo que hace precisamente su protagonista Cecilia en su última novela. ¿Cómo la describiría?

“No me molesta que me sigan hablando de ‘El tiempo entre costuras’ pero después he escrito cinco novelas más”

Cecilia es una mujer a la que conocemos muy joven, con unos 17 años. Huye de un delito que ha cometido involuntariamente, sabe que nadie la va a defender y pone tierra por medio como única solución. Cruza el Mediterráneo y se marcha a Argelia. En la novela la acompañamos a lo largo de 35 años, recorriendo un arco temporal muy largo, algo que no es normal en mis libros. Vamos a ver a una Cecilia joven, sola, desprotegida, que va prosperando con enormes dificultades a lo largo del camino, con muchos errores y muchas fracturas. Pero poco a poco, con tesón y empeño, con gente que va cruzándose en su vida, avanza hasta convertirse en una mujer distinta. Fuerte, carismática, muy atractiva, con un negocio que ha montado por sí misma, va acumulando y dejando amores, amigos y situaciones muy distintas hasta que la despedimos con la independencia de Argelia.

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Muchos compararán la novela con ‘El tiempo entre costuras’.

Sí, sí, resulta inevitable. Hay algunos puntos de coincidencia: las dos arrancan con protagonistas jóvenes que de pronto, por circunstancias imprevistas, se ven obligadas a abandonar su mundo y emprender su vida en un entorno que desconocen. Pero ahí acaban las similitudes. Sira, de alguna forma, aunque se queda sola en algún momento, está más arropada, tiene más referentes, un mundo al que volver cuando acabe la guerra, personajes que la cuidan. Cecilia está más sola, es mucho más desarraigada, más desafortunada, tiene que ser mucho más audaz y mucho más brava para salir adelante.

¿Le molestan esas comparaciones con su libro más exitoso?

No, en absoluto; al revés, estoy agradecidísima a El tiempo entre costuras. Le guardo un enorme cariño y si sirve como referencia, es porque quedó en la mente y en el corazón de los lectores. Claro que yo prefiero seguir hablando de las nuevas novelas, porque ha habido cinco más después. Todas han tenido una acogida magnífica, han funcionado muy bien y han vuelto a cautivar a los lectores.

¿A los escritores les da más juego el desamor que el amor?

En mis novelas hay de todo. Por la vida de Cecilia pasan unos cuantos hombres y cada uno deja una impronta distinta. Algunos la quieren mal, abusan de ella y otros son magníficos.

El libro lleva varias semanas en el número uno de ventas.

En este mundo literario es una alegría grandísima. Eso significa que los lectores lo han acogido con muchas ganas de leerlo y de disfrutarlo. La acogida y las críticas han sido estupendas desde el principio. Que haya sido número uno de ventas mucho tiempo significa que los lectores siguen con ganas de leer mis historias y eso es lo fundamental para mí.

¿Cree que acabará en la pantalla?

No me extrañaría porque vivimos un momento fantástico para estos trasvases entre la literatura y las adaptaciones a la pantalla, sobre todo a series. El sector audiovisual está muy pendiente de lo que se publica y hemos llegado a un entendimiento muy equilibrado entre todas las partes. Es muy beneficioso para todos.