En su nueva novela, María Oruña (Vigo, 1976) sumerge al lector en las profundidades de la costa de Vigo, donde yacen los restos de la decisiva batalla naval de Rande, en 1702, que enfrentó a las coaliciones angloneerlandesa e hispanofrancesa durante la guerra de sucesión. El tesoro que esconde la ría es el desencadenante de la misteriosa muerte de una historiadora naval que se conecta también con la existencia de una joven entomóloga que vivió en la zona en el siglo XVIII. La escritora gallega mezcla historia, amor, misterio y ciencia en esta novela, en la que vuelve a desarrollar de forma deliberada distintos estilos literarios que han fascinado a miles de lectores y lectoras.
Con ‘El albatros negro’ ha abandonado la serie de ‘Puerto Escondido’, protagonizada por la teniente Valentina Redondo.
Yo trabajo mucho por pálpitos de historias. A la inspectora Valentina Redondo ya la había abandonado, entre comillas, hace años cuando escribí El Bosque de los Cuatro Vientos, y luego volví a ella. Y, bueno, realmente esta historia me apetecía ya contarla. Pensé que ya era el momento de escribirla.
¿Es un cierre definitivo de la serie?
Podría volver cuando quisiera, por supuesto, pero también ya le había dado un cierre bastante, creo que digno, en alto. Hay series de misterio, tipo Poirot de Agatha Christie o Sherlock Holmes, de Conan Doyle, que pueden hacer 20 libros y no pasa nada porque los investigadores no tienen vida personal, no tienen pareja, hijos, perro, gato, clases de tai chi... De hecho, yo ahora te pregunto qué libro se ha escrito antes Muerte en el Nilo o Asesinato en el Orient Express y no lo sabes y no te importa. Pero, sin embargo en Puerto escondido, a pesar de que cada libro sea independiente, con misterios diferentes, al repetirse los investigadores y tener vida personal, porque si no, no me parecía que fueran de verdad, resulta más complicado .
Ha comentado que tenía la historia de esta última novela hace tiempo, ¿cómo la encontró?
Las historias se van cocinando dentro, surgen de distintas informaciones que tienes que luego se juntan en el momento adecuando, no sabes qué chispa fue, pero sucede. Yo realmente hacía tiempo que quería hacer un misterio náutico, algo vinculado al mar, llevaba tiempo visitando muchos museos navales; a las ciudades a las que iba, museo naval que caía. Por ejemplo, en 2021 vi un barco gigantesco que parecía una nave espacial en la Ría de Vigo, hasta lo seguí con el coche, Me fascinó la historia de la gente que pudiera haberse inventado un barco semejante, y la idea se quedó ahí anidando en mi cabeza. Buscaba un tesoro real para mi novela y para mi sorpresa lo encontré en casa, en Vigo.
También ha incluido tres personajes reales: Miranda de Quiroga, el hidalgo Rodrigo Ribera y el fraile corsario Gonzalo de la Serna.
En la novela hay parte de realidad; el barco de Nuestra Señora de los Remedios que aparece en el Albatros existe y todo lo que hace referencia en relación a su hundimiento, posible ubicación, todo es real. Y estos tres personajes históricos me parecieron fascinantes cuando los encontré buscando información y contexto sociocultural de la época, Me pareció increíble que no tuviesen una novela propia o que no tuviesen una película incluso. Aunque no he hecho ficción histórica, porque no cuento sus vidas, sí me parecía bonito crear esos personajes que estuviesen inspirados en ellos.
No le gusta que encasillen sus novelas como género negro.
No me gusta ponerme etiquetas, pero nunca las definiría como novela negra. Ahora es un armario gigantesco, pero si nos reconducimos a lo que en su día se consideraba novela negra era un poco el modelo Raymond Chandler, muy oscura, casi siempre de un ambiente urbano, en la que el investigador siempre es un hombre que suele odiar a las mujeres o que tiene algún problema con ellas y además suele ser alcohólico, drogadicto o algo así. Yo hago una narrativa en la que sí muere alguien y hay una investigación. Pero precisamente en El albatros negro hay un híbrido, hay un totum revolutum de novela de aventuras, histórica, de intriga, de misterio... Es esa mezcolanza que a mí me apetece encontrar en una novela.
“Llevaba tiempo queriendo escribir una misterio náutico, un libro vinculado al mar. Y encontré la información en mi ciudad, Vigo”
También aborda temas como el papel de la mujer en la ciencia, los orígenes de la entomología o el expolio del patrimonio histórico en la actualidad.
Realmente, es que yo siempre digo que las novelas deben de mostrar realidades. Y me da la sensación de que hay personajes que han hecho cosas increíbles, que sus historias no han sido contadas y merecen tener ese espacio. Es el caso de Miranda, que está inspirada en Maria Sibylla Merian, que fue una científica alemana precursora de la entomología, naturalista, exploradora, ilustradora científica... No se trata de escribir libros, siguiendo lo que parece que es la moda ahora, en los que la protagonista tumba a los personajes varones. Creo que todos los personajes tienen su punto, todos tienen que hacer cosas interesantes que merezcan que sean contadas. Pero sí que es verdad que mi sensación es que hay biografías que se nos han colado, que no han aparecido por ninguna parte en los libros de texto y que fueron potentísimas, como el caso de esta mujer que fue una de las primeras entomólogas y naturalistas de la historia. Lo que quería es que no fuera algo anacrónico, en plan, voy a meter aquí una superheroína tipo Lara Croft en el siglo XVIII. Quería mostrar una realidad porque realmente la mujer alemana en la que está inspirada Miranda en el año 1699 estaba ya divorciada con dos hijas y estaba haciendo dibujos de los insectos para sus libros. O sea, mucho más de lo que digo yo en la novela.
Una curiosidad, ¿por qué hasta ahora las historias de sus libros transcurren en Cantabria? Siendo usted gallega...
Bueno, ya había escrito El bosque de los cuatro vientos, que está ambientado en Ourense, pero claro, no era Vigo, mi ciudad. Y te reconozco que tocar mi refugio no era algo que me hiciera especial ilusión. Lo tenía así como protegido de mis letras, de mis plumas. Pero cuando ya encontré la historia del tesoro real, algo que buscar y que yo misma podría investigar, decidí que sí, que mi próximo libro iba a estar ambientado en Vigo. Es la primera vez que tengo tan a mano la documentación, es un lugar que yo conozco porque me he criado ahí, he nacido ahí, vivo ahí. Lo que sí reconozco es que he tenido que investigar mucho porque no tenía ni idea, de verdad, de cómo era el Vigo amurallado ni de que había sido un puerto corsario tan importante. Reconozco mi ignorancia. No lo sabía hasta que me puse a trabajar en este libro.
El libro ha estado mucho tiempo en el número uno de ventas...
Mi sorpresa fue mayúscula cuando a los cuatro días de salir la novela, que tenía una tirada impresionante, me dijeron que se iba a reimprimir. Ahora, una vez de que han empezado a salir los libros de María Dueñas y todos mis maravillosísimos compañeros es más difícil, no voy a estar siempre en el número uno. Lo importante es estar.
“Era abogada y como acababa de tener un bebé decidí trabajar en casa. Entonces escribí mi primera novela, ‘Puerto escondido”
Entró por la puerta grande en el mundo literario...
Cuando comencé a publicar no me conocía nadie, la promoción fue muy modesta, muy discreta, de boca a oreja. No era una promoción como las que se hacen ahora, en las circunstancias en las que estoy. Y yo siempre digo que esto ha sido por los lectores. Al final, un libro, a día de hoy, con la capacidad de espacio que tienen las librerías y con todas las novedades que hay, como mucho aguanta en las estanterías dos o tres meses. Publiqué Puerto escondido en 2015 y que se siga reimprimiendo todos los años, eso sí es una puerta gigantesca. Es maravilloso, quiere decir que el libro se sostiene por sí mismo.
Pero antes ya publicó un libro de contenido jurídico...
Así es, La mano del arquero fue mi primera incursión literaria, pero era por hacer algo práctico para la gente, que no tuviera lenguaje muy jurídico. Lo autopubliqué en Bubok, que ahora de hecho estaban revisando la edición, porque era de 2013.
Muchos lectores y lectoras desconocen que María Oruña en realidad fue abogada de profesión...
Era abogada, trabajaba en un bufete internacional, y como acababa de tener un bebé, decidí trabajar en casa porque era imposible conciliar. Escribí el libro Puerto escondido con mi bebé en el regazo, tendría unos 35 años. Un día vi en la televisión a Dolores Redondo, me acuerdo que estaba contando que ella tenía un restaurante y era cocinera, que no venía del mundo editorial. Entonces le di un codazo a mi marido y le dije: ¡mira, no hay que ser famosa para que te publiquen! Yo tenía el libro escrito pero ni siquiera había concebido la idea de mandarlo a algún sitio. Y esa noche pensé que, como lo tenía ya terminado, tenía que hacer algo con él. Por eso mi personaje se apellida Redondo, como un guiño a Dolores Redondo. La chispa hubiera llegado igual, quizás hubiera tardado algo más, pero creo que, al final, me hubiera decidido. Pero no fue tan fácil, pasé seis meses buscando agencia literaria y recibiendo rechazos sin leerme. Me preguntaban: ¿Y tú quién eres y qué curriculum tienes? Hasta que una agencia me pidió quince páginas, luego otras cincuenta y a las dos semanas mi libro ya estaba en la editorial Planeta y empezó a crecer y a crecer. Y hasta aquí. He sufrido el síndrome de la impostora muchísimo, no estaba acostumbrada ni sabía cómo funcionaba este mundo.
¿‘El albatros negro’ será el primer libro de una nueva saga?
Es curioso, me lo están preguntando mucho. Es una novela concebida con un final autoconclusivo y sin segundas partes. ¿Podría utilizar estos investigadores para otras novelas? Sí, podría hacerlo, pero no es algo que tenga en mente. Tengo otro proyecto entre manos, pero no saldrá antes de un año. Lo que me apetece es volver a retarme a mí misma para generar algo nuevo otra vez.