Parecía que iba a arrasar en los premios Goya, pero la película La infiltrada, de la directora bilbaina Arantxa Echevarría se llevó solo dos cabezones durante la interminable gala que se celebró el sábado en Granada. Eso sí, dos de los grandes, uno para Carolina Yuste, que consiguió el reconocimiento como mejor actriz y otro, como mejor película. Aunque para este segundo, el equipo tuvo que sufrir un poco más al ver cómo se lo daban primero a El 47, dirigida por Marcel Barrena.
Solo cuando estaba el equipo de El 47 en el escenario agradeciendo el premio, la actriz Belén Rueda abrió otro sobre y comunicó que La infiltrada había sido también elegida como mejor película del año. Las caras de la directora bilbaina y del resto de la producción de este filme fueron de total sorpresa. Es la primera vez en la historia de estos premios en los que el galardón más importante, el de mejor película, queda en un empate técnico.
Ayer fue día de felicitaciones para Arantxa Echevarría. No paraba de sonarle el teléfono. “Eskerrik asko, ha sido una gala muy emocionante, estoy muy contenta. Cuando le dieron el Goya a la mejor película a El 47, me alegré por ellos pero ya lo único que pensaba era en irme al hotel y ponerme el pijama para dormir. Y, de repente, nombraron a la película. Fue un giro de guion total y muy, muy emocionante”.
Como curiosidad, al haber solo un estatuilla de bronce para la mejor película, de momento el equipo de La infiltrada se ha quedado sin ninguna. “Tenían solo un premio porque jamás ha pasado en la Academia que sea uno compartido y claro, el notario no lo cuenta a nadie. Como salió primero El 47, lo cogieron y para nosotros no había. Pero no pasa nada porque la Academia nos va a hacer llegar uno en los próximos días”, explica.
La cineasta vasca no lamentó haberse quedado sin los otros once Goyas a los que estaba nominada. “No hemos perdido, han ganado los demás. Además, mi equipo ha ganado todo mi cariño para siempre. De todos modos, es un balance muy positivo, es una sensación muy, muy dulce”, confesó ayer la cineasta.
Top 10
Nacida en Bilbao en 1968, Arantxa Echevarría es una directora, guionista y productora que, a sus 56 años, ha dejado una huella indeleble en el cine estatal. Empezó a hacer películas tarde, cuando tenía 50 años y seis años más tarde, ha llevado a esta historia de una joven Policía Nacional que se infiltró en el grupo terrorista ETA a los top ten en la taquilla. La infiltrada ha sido la segunda película española más taquillera del año, vista por 1,3 millones de espectadores en cines, sólo por detrás de Padre no hay más que uno 4, de Santiago Segura.
Echevarría ha confesado que ni ella misma se esperaba el éxito de la película. “Era un viaje interior que tenía que hacer y una historia que tenía que contar, a la que tenía que acercarme con mucho pudor. Para mí es memoria histórica, no olvidar nuestro pasado más reciente”, aseguró.
La cineasta está ahora inmersa en un nuevo proyecto, que rodará próximamente en Donostia, y que contará en el reparto con Hugo Silva y Belén Rueda, entre otros.
Alberto iglesias, en el olimpo
El músico donostiarra Alberto Iglesias sumó su duodécimo galardón por La habitación de al lado en una carrera de la mano de Pedro Almodóvar. Durante su discurso, recordó su primera colaboración con el cineasta manchego en La flor de mi secreto, destacando la importancia de la música en el cine como un “milagro” que debemos preservar.
Competía, entre otros, con el getxotarra Fernando Velázquez que buscaba su segundo Goya por La infiltrada. También logró su segundo Goya la donostiarra Karmele Soler, responsable del maquillaje de Marco, por su trabajo para caracterizar al protagonista, Eduard Fernández. Soler ya ganó uno en 2012 con La piel que habito.
El filme de los Moriarti consiguió también otra estatuilla para Eduard Fernández como mejor actor, aunque Jon Garaño y Aitor Arregi no se pudieron hacer con el premio al mejor director. “El deseo que tengo con este año que he tenido tan maravilloso es poder tener más personajes de este calibre, con directores tan buenos”, explicó Eduard Fernández.
Mejor cortometraje documental
El portugalujo Iván Miñambres, junto a su equipo, se llevó el Goya al Mejor cortometraje documental por Semillas de Kivu, una cinta sobre el drama de la violación de mujeres como arma de guerra, rodado en Kivu (República Democrática del Congo).
Al recoger el galardón, recordaron “que esta zona lleva más de 13 años en guerra”, por lo que alertaron de que República del Congo “necesita ayuda y es urgente, es muy urgente”.
La película Cafuné, creada en Nafarroa, se llevó el premio Goya 2025 al Mejor Cortometraje de Animación. Se trata de una obra de Carlos Fernández de Vigo y Lorena Ares, que en 7 minutos recrea la traumática experiencia de una niña, única superviviente del naufragio de una patera. El cortometraje ha sido creado en los estudios Dr.Platypus y Ms.Wombat.
La sensación de asfixia y control que vertebra la trama de La Virgen Roja quedan reflejados en un elegante apartado artístico a cargo del vizcaino Javier Alvariño y su equipo, que ha convencido a los miembros de la Academia de Cine, lo que le ha permitido lograr el Goya 2025 a Mejor Dirección Artística.
Poco euskera, mucho catalán
En una noche insólita para los Goya, apenas se escuchó el euskera, pero el catalán fue uno de los idiomas omnipresentes ya que la gran triunfadora fue la película El 47. La cinta de Marcel Barrena narra el nacimiento de Torre Baró y glosa la figura de Manuel Vital, el conductor que secuestró un autobús como protesta por la falta de servicios del barrio. Además, de conseguir ex aequo el premio a la mejor cinta junto a La infiltrada, se impuso en las categorías de mejor Actor y Actriz de Reparto (Salva Reina y Clara Segura, respectivamente), Dirección de Producción (Carlos Apolinario) y Efectos Especiales (Laura Canela e Iván López Hernández).
La habitación de al lado, de Pedro Almodóvar, que competía por nueve galardones, finalmente se hizo con tres cabezones. Almodóvar consiguió el Goya a Mejor Guion Adaptado. Con este, ya son once los que atesora bien como guionista, director o Mejor Película. Segundo Premio, de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez, logró el Goya a Mejor Dirección, a Mejor Montaje y a Mejor Sonido. La producción estaba nominada en 11 categorías.
Por detrás, quedaron La estrella azul, cuyo director, Javier Macipe, se llevó el premio a Mejor Dirección Novel, mientras que Pepe Lorente recogió el de Mejor Actor Revelación. También consiguió dos galardones La Virgen Roja, de Paula Ortiz, Mejor Dirección de Arte y Mejor Diseño de Vestuario. Por último, Salve María y Casa en Llamas obtuvieron una galardón cada uno: Mejor actriz revelación (Laura Weissmahr) y Mejor Guion Original (Eduard Solá), respectivamente.