“Es solo rock´n´roll”, se oye en una de las seis canciones de Wild Cotton Glow, el tercer trabajo discográfico de Rüdiger, en este caso un Ep que combina temas propios y versiones. El también batería del grupo de rock euskaldun Willis Drummond buscaba “plasmar en un estudio la energía” de la canciones sobrantes de su último trabajo en solitario, The Dancing King, uno de los mejores discos paridos en Euskadi en los últimos años.

“Estoy muy contento de presentar Wild Cotton Blow”, asegura Félix Buff, el batería de Willis Drummond, asentado en Bera de Bidasoa, que debutó en solitario bajo el alias de Rüdiger –su aita es alemán y su ama de Xuberoa– y que con sus dos discos en solitario se ha convertido en una de las noticias más refrescantes y desprejuiciadas de la música vasca de los cuatro últimos años.

Rüdiger debutó en el tránsito de 2020 a 2021 con Before It´s Vanished (2020), álbum que nos dejó boquiabiertos por su capacidad para convertir en propias referencias anglófilas ligadas a la psicodelia. No bajó el tono en su continuidad, The Dancing King, que consolidó lo apuntado entonces y se mostró, abigarrado, denso, onírico y ecléctico, como uno de los mejores discos vascos de 2023, con un sonido “más inglés que estadounidense”, más electrónico y con reminiscencias de Radiohead, Paul McCartney, Robert Wyatt, los Crazy Horse de Neil Young, Aphex Twin, lo orquestal, el jazz y hasta la bossa.

¿Estas son sobras?

Su tercer trabajo es un Ep llamado Wild Cotton Club –seis canciones, 26 minutos– que tiene una lógica aplastante. “La idea es bastante sencilla en el fondo”, ya que al batería, ahora vocalista y también guitarrista, le quedaban por grabar “unas cuantas canciones que no acabaron” en el disco anterior y que “llevábamos tocando con la banda desde hace un año o dos”, apostilla.

Y como buscaba “plasmar esa energía en un disco”, el siguiente paso era obvio: pasar por el estudio de grabación. “Hasta ahora mis discos se componían en casa y luego se grababan por separado en el estudio. Así que imaginamos una sesión con Johannes (su hermano y productor) y la banda (Joseba Irazoki a la guitarra) en los estudios Shorebreaker en la que tocaríamos juntos en la misma habitación”, aclara el de Bera.

El resultado es Wild Cotton Glow, un híbrido de temas propios sobrantes de su segundo trabajo y tres versiones rescatadas “para ampliar” el Ep y “por el placer de tocarlas juntas”. El trabajo está ya disponible en formato vinilo en la web de USOPOP, así como en su bandcamp y en varias plataformas de escucha.

El disco se abre con las guitarras mesmerizantes, acompañadas de metales, de Downtown, un hit previsible para sus conciertos, que se acompaña también de otros dos temas propios: Help Yourself, un medio tiempo eléctrico y pesado que remite tanto al rock alternativo de los 90 como a los Oasis más ácidos y melódicos, y la acústica How Low She Goes, una balada emotiva, con fondo fantasmal de teclados y guitarra onírica al final casi jazz.

Tres versiones

El Ep se completa con tres versiones: If You Get to Feel, del bilbaino y miembro de Ezezez Unai Madariaga; Too Many Birds, de su admirado Bill Callahan, y Lost the Baby, de Lost Animal aunque conocida por la versión de Tropical Fuck Storm. La primera ofrece un ritmo mantenido y cierta cuota psicodélica, distorsión y cacharrería electrónica. La segunda suena acústica y delicada, y cambia las teclas por las guitarras –“demasiados pájaros en un solo árbol” mientras “el cielo está lleno de negras y llorosas hojas”– en una canción sobre la búsqueda de un lugar donde descansar y de una identidad propia tras el desamor.

Y la tercera, en la que colabora Théo, “de los grandes Lysistrata”, según Rüdiger, muestra “nueva vida añadiéndole elementos electrónicos”, pero manteniendo “el lado crudo y abrasivo” que dio Tropical Fuck Storm al tema de Lost Animal. “Théo estaba por casualidad en el estudio y se encontró tocando el bajo y la guitarra que yo había imaginado en casa”, explica Rüdiger. Un disco –otro más– de ambiente onírico y cuyo título nos retrotrae a los ambientes surrealistas y de lisergia fílmica del gran David Lynch, desaparecido recientemente.