La gala que se celebrará el próximo 8 de febrero en Granada estará presentada, por primera vez en la historia, por dos mujeres. Los Premios Goya, los más importantes del cine estatal, han estado conducidos por actores, humoristas o periodistas, pero nunca han ejercido como anfitrionas dos actrices, un significativo avance respecto a la presencia femenina en el sector. El año pasado se registró una presencia histórica de mujeres, que coparon el 61% de las nominaciones, con un incremento notable respecto a 2023. Desde todos los ámbitos se destaca la gran presencia femenina en estos premios pero la pregunta es inevitable: ¿hasta cuándo? Las directoras y actrices nominadas en esta edición valoran positivamente que se reconozca el talento femenino pero también tienen claro que lo mejor sería “normalizar” su éxito.

La actriz Carolina Yuste, nominada por su papel protagonista en La infiltrada –película con trece nominaciones en la 39ª edición de los Goya–, cree que normalizar este hecho sería preferible porque “será que hay justicia”. “A mí me gustaría más llegar al punto en el que ya no haya que celebrar nada”, confesó durante el encuentro de nominados a los Goya que tuvo lugar el lunes en Madrid. A este encuentro acudieron cerca de 200 nominados, según detallaron desde la Academia de Cine, que el próximo 8 de febrero en Granada saldrán de dudas y sabrán si su trabajo ha sido reconocido con alguna estatuilla.

En relación al éxito femenino, Arantxa Echevarría, directora de La infiltrada, precisó que películas como la suya, un thriller protagonizado por Yuste, permiten demostrar que las mujeres también tienen éxito. “Podemos hacerlo. Lo hemos demostrado, pero creo que para normalizarlo aún nos quedan dos o tres años. Estoy cansada de celebrarlo, pero hay que hacerlo”, argumentó.

Por su parte, Paula Ortiz, directora nominada por La virgen roja, también preguntada por esta cuestión, se decantó por normalizar y celebrar. “Creo que es un buen motivo hacer las dos cosas”, aseguró.

Mientras, Emma Vilarasau lamentó que aún no se haya normalizado la presencia numerosa de las mujeres en los premios y añadió que tampoco es frecuente que una actriz de más de 60 años esté nominada. “Estaría bien que también se normalizara la edad . La vejez hay que contarla para que todas tengamos un referente de adónde vamos”, reclamó. Al respecto, confesó que ella no sabe “nada” de la vejez porque “nadie lo ha contado en el cine” y espera que “en un futuro cercano” haya algún realizador que cuente este tipo de historias. “Hay que normalizar que hombres y mujeres mayores salgan con frecuencia”, clamó.

Por otro lado, los nominados a los Premios Goya ensalzaron la importancia de reivindicar causas sociales en estos galardones porque “todo es política” y defendieron la importancia de debatir sobre la actualidad, pese a las críticas que suele haber en este tipo de eventos. “Prefiero celebrar el cine, pero es que todo en la vida es política porque si somos apolíticos, entonces ganan los malos”, afirmó el cineasta Marcel Barrena, director nominado a mejor cineasta por El 47, película con más nominaciones (14).

Barrena aseguró que hablar de política en los Goya está bien porque “todo es política”, como demuestra que su película El 47 se haya rodado en catalán. “Que haya prensa libre en este país es política, que yo pueda hacer una película en catalán y en castellano es política, que la gente acuda a los cines también es política porque eso significa que se ha apoyado una película y así todo”, aseveró.

Cansada de “medias tintas”

En este sentido, Arantxa Echevarría compartió la opinión de Barrena y manifestó que la política es “importantísima” porque implica el futuro de la sociedad. “La política implica el futuro de mis hijos, el futuro de la cultura de mi país, el futuro de la seguridad social, de mil cosas. Yo voy a hablar siempre de política. Y lo hago en las películas, de una manera u otra”, destacó. Echevarría, que ha rodado esta película sobre una detective que se infiltró en la banda ETA, dijo que está cansada de “medias tintas” y por eso La infiltrada también es política. “Lo de ETA fue algo que no tiene ningún sentido de democracia. Y esto lo cree el 99% de los vascos”, subrayó antes de remarcar que la gente del cine son “humanos y políticos”. “Espero que todo el mundo lo sea”.

También el cineasta Javier Macipe, director de La estrella azul, nominado a mejor dirección novel, elogió que los Premios Goya sean una cita con “mucha exposición” donde quien quiera puede compartir sus peticiones o reclamaciones. “Hemos conseguido un país donde estos premios los sigue mucha gente y entonces cada uno allá con su conciencia. Yo no pienso que haya que hacer algo en global o que haya que decidir entre todos cómo hay que actuar en una gala, pues me parece bien que cada uno haga lo que tenga que hacer”, replicó.

Por su parte, Luis Tosar, nominado un año más a mejor actor de reparto por La infiltrada, lamentó que en clave estatal no se puedan hacer muchas reivindicaciones porque “hay discusiones absurdas en la política”, pero sí a nivel internacional. “Están haciendo discusiones un poco absurdas y poco trabajo efectivo, con lo cual creo que no van a haber grandísimas reivindicaciones, pero fuera sobran”, vaticinó. “Ya solamente con toda la liada que está haciendo Netanyahu en Oriente Medio, con todo lo que sigue pasando un día tras otro en Gaza, pues es probable que se oigan cosas en la gala”, añadió.

El apunte

Celebrar el cine. El actor Eduard Fernández, nominado a mejor actor protagonista por ‘Marco’, abogó por reivindicar causas sociales, pero “a través del cine” y consideró que se debe celebrar en primer lugar el séptimo arte. “Yo creo que los Goya son unos premios de cine, en los que hay que apoyar y respetar al cine”, apostilló. El director Isaki Lacuesta, nominado por ‘Segundo Premio’, señaló que hablar de cine en vez de política “siempre es mejor”, al considerar que el mundo político ocupa un espacio muy grande.