En su prolífica carrera como escritora, la alavesa Toti Martínez de Lezea ha trabajado multitud de géneros: el histórico, por su puesto; el noir; el romántico... No obstante, considera que poner apellido a aquello que se llama literatura es más bien “una moda”. Por ello, y también por probar cosas nuevas, Martínez de Lezea propuso a la editorial Erein escribir una nueva novela ambientada en la actualidad, algo que ya hizo en 2022 con El maizal. “Es más fácil escribir un libro ambientado en la actualidad, pero también es una apuesta”, comentó ayer la autora sobre L’Arratien, su más reciente historia, que presentó en Donostia.
L’Arratien se ha publicado en dos ediciones, también en euskera con el título L’Arratien taberna, en una versión traducida por Miren Arratibel. El título, tal y como explicó, procede del francés y significa “el de Arratia o Arratiakoa”. Pero la trama se sitúa en otra esquina de Bizkaia, en Mundaka. Es allí donde se ubica la taberna que bautiza la novela. Y la taberna, a su vez, toma el nombre del que fuera marido de Karmentxu, una de las protagonistas y dueña de este comercio, al que al faenar en Iparralde y ser oriundo de Arratia, le llamaban así: L’Arretien.
“Realismo actual”
Esta nueva novela, la primera en la que la autora usa el tiempo verbal presente en la narración, cuenta la cotidianeidad de los parroquianos que asisten a la taberna y que, por lo tanto, charlan de las cuestiones del día a día. Otra vez refiriéndose a los géneros a los que se suelen adscribir las novelas, ha asegurado con cierta retranca que la suya pertenece al estilo de “realismo actual” o “realismo normal”, palabras que así dichas, una detrás de otra, no dicen demasiado. El turismo masificado, la expulsión de los jóvenes de los municipios de la costa al interior debido a la carestía de las viviendas, la desaparición de la industria pesquera, la gentrificación, la “movida del Guggenheim que quieren montar en Urdaibai a 30 kilómetros del de Bilbao”, la especulación inmobiliaria, la gastronomía de lujo... son algunos de los temas que preocupan a los habituales del L’Arratian, un negocio que sirve de refugio a Pello, hombre de mediana edad con el que arranca la novela. Desaliñado, se dirige hacia la ermita de Santa Katalina de Mundaka para lanzarse al vacío. En el camino, no obstante, se encuentra con este negocio destartalado que busca cocinero. Tanto la tabernera como Pello tienen suerte, él es cocinero. “Es una novela en la que pasan muchas cosas pero nada extraordinario”, apunta la autora de La Bretxa, que también contó que tiene sobre la mesa otro proyecto de novela histórica para el que se debe documentar, algo que le llevará unos cuatro meses.
Del guion a la novela
Probar cosas nuevas, prosiguió Martínez de Lezea, es una manera de retarse a sí misma. Así, además de estar escrita en presente y ambientada en este mismo 2024, la novela se plantea –y se numera– como una sucesión de escenas. No es de extrañar, dado que la idea original parte de un proyectó –una Biblia, en el argot audiovisual– que la autora escribió con su hijo y presentó en una convocatoria de EITB pero que, finalmente, no vio la luz. Aquella Biblia, no obstante, era muy somera, compuesta de vagas descripciones de personajes y de situaciones. Por lo tanto, defendió Martínez de Lezea, L’Arratian no es, para nada, “un refrito” de aquel proyecto