Decía este sábado uno de los productores de Tardes de soledad que solo podían salir de dos maneras de Donostia: bien por la enfermería, bien por la puerta grande. Al final, la segunda opción se impuso sobre la primera y el documental taurino de Albert Serra se alzó con la Concha de Oro del Zinemaldia “por su poder artístico” y “el empleo del espacio para la reflexión en el espectador”. 

La cinta que más ha dado que hablar tanto dentro como fuera de las salas de cine consiguió el premio más codiciado del festival donostiarra en una gala que presentaron Itziar Ituño y Malcolm Treviño-Sitté. El largometraje, que estuvo precedido por la petición de PACMA para que fuese retirado de la programación, rompe, además, la racha de los últimos cuatro años en los que filmes premiados estaban firmados por mujeres cineastas.

Albert Serra, posiblemente el cineasta español al que más le gusta la provocación en el panorama audiovisual actual, sella su firma con el Zinemaldia con un documental que sigue la vida diaria del torero Andrés Roca Rey. “Gracias, inevitablemente, a los protagonistas porque no es normal poder acercarse a este grado de intimidad y fue todo un honor”, aseguró el cineasta, que también dedicó buenas palabras al certamen donostiarra, que llevaba interesado por el largometraje mucho tiempo.

“Con este premio queremos reivindicar a todas las instituciones que apuestan por un cine más complicado”, añadió la productora Montse Triola tras recoger un galardón que la presidenta del jurado de la Sección Oficial, Jaione Camborda, entregó “por el poder artístico” de un filme que no juzga y que permite que cada espectador saque su propia reflexión. 

López Arnaiz, interpretación

Por lo demás, y como suele ser habitual, el resto de galardones fueron muy repartidos. Por un lado, el jurado entregó un Premio Especial al elenco de intérpretes de The Last Showgirl “por su alta calidad interpretativa, repleta de verdad y de matices” hacia un grupo de personas que se enfrentan a un oficio que se desvanece.

La directora de la cinta, Gia Coppola, nieta de Francis Ford Coppola y sobrina de Sofia Coppola, y su protagonizada por Pamela Anderson, fueron las encargadas de recoger un galardón que quisieron agradecer con el resto del reparto del filme. “Es un honor venir a una ciudad como Donostia y más con un premio como este”, indicó la cineasta.

El premio a la mejor interpretación, no obstante, se quedó en Euskadi, ya que la vitoriana Patricia López Arnaiz, visiblemente emocionada, se alzó con el galardón por su papel en Los destellos, de Pilar Palomero. “Es un honor representar a una película como ésta y con un equipo como éste que ha demostrado tal sensibilidad”, indicó la actriz, que no se quiso olvidar de su directora. “Pilar Palomero es una grande de nuestro cine”, añadió.

Por su parte, el premio a la mejor interpretación de reparto fue a parar a manos del francés Pierre Lottin, actor de Cuando cae el otoño, que puso el toque cómico a la gala al agradecer el premio a su mujer por encontrarle el pasaporte para poder estar en Donostia y que repitió sobre el escenario para recoger el premio a mejor guion en nombre de Françoiz Ozon y Philippe Piazzo. “Yo no soy Ozon”, bromeó, al tiempo que leyó en castellano una carta escrita por el cineasta galo en la que agradeció que el festival quisiera premiar una película protagonizada por mujeres de más de 70 años.

La mejor dirección fue ex aequo para dos directores nóveles. Por un lado, la portuguesa Laura Carreira con On Falling, una de las cintas más aclamadas por la crítica; y, por otro lado, Pedro Martín-Calero, que con El llanto firma una cinta de terror “que habla de la violencia machista”, un tema que “nos afecta a todos”.

Por último, el premio a la mejor fotografía fue a parar a la china Piao Songri por Bound in Heaven, una película que “sale desde el corazón” y permite “un espacio para la creación”.

Resto de premios

Entre el resto de secciones, el premio New Directors fue a parar a Bagger Drama, de Piet Baumgartner, que se acordó de la comunidad queer en su discurso de agradecimiento, mientras que el máximo galardón de Horizontes Latinos fue para El jockey, una de las cintas argentinas premiadas este año, lo que sirvió para que su protagonista, Nahuel Pérez Biscayart, hiciera una alegato en favor del cine de su país. “Podrán intentarlo, pero no lo van a destruir”, apuntó.

La georgiana Dea Kulumbegashvili volvió a salir galardona de Donostia con April, premio Zabaltegi-Tabakalera, mientras que dos documentales fueron reconocidos con el premio Irizar al cine vascoChaplin. Espíritu gitano, de Carmen Chaplin; y Erreplika, de Pello Gutiérrez Peñalba.

Además, Mugaritz. Sin pan ni postre ganó Culinary Zinema en una gala en la que no hubo oportunidad de salirse del guion de premios y que terminó con la presentación del filme de clausura, Vivir el momento.