La actriz vizcaina Anabel Alonso, quien interpreta desde este miércoles en Mérida a 'Tiresias', asegura, en una entrevista con EFE, que no se ha visto perjudicada profesionalmente por opinar de temas controvertidos en redes sociales, un entorno digital menos creíble que "muchas películas de ciencia ficción" y en el que no hace caso a los críticos, "cuatro descerebrados", dice.
A su juicio, a pesar de vivir en la era de la información, "de estar al tanto y conectados con todos", cada vez las personas se cierran mucho más, por lo que aboga por ser "más permeables" y "aprender de nuestros antecesores y semejantes".
En su regreso a Mérida tras una década, la intérprete vasca se mete en la piel de un adivino "andrógino" y ciego, 'Tiresias', cuya longeva historia sirve de hilo conductor para abordar diferentes mitos griegos.
A su juicio se trata de un "reto mayúsculo" este personaje "complejo" de la tragedia clásica, un registro "desconocido" para esta actriz, pero "divertido" de hacer.
Aunque no sabe si definirse como una artista "polivalente", Anabel Alonso sí se considera "osada" pues se lanza a hacer lo que le proponen, "y salgo medianamente airosa", pero, confiesa, "sólo toco distintas teclas del mismo instrumento, la interpretación".
Esta obra, 'Tiresias', pretende ser un punto de partida para el espectador en la búsqueda de la verdad y la belleza, algo que para Alonso no se puede hallar en el entorno digital.
Y es que redes sociales como Instagram muestran, en su opinión, una "verdad tendenciosa", por lo que "no es fiable"; mientras que X es para ella, "es una corrala donde la gente va a echar la basura", tampoco se puede entrar en "grandes discusiones dialécticas".
"Dan el titular y te descalifican desde el anonimato, te insultan, inventan bulos, difama que algo queda, como dicen, no son sitios para buscar la belleza y la verdad, están en sitios más cercanos, es más tangible, está a tu alrededor, me parecen más creíbles muchas películas de ciencia ficción que lo que hay allí (en las redes)", remarca.
Respecto a las críticas, asegura que sólo se las toma en serio "de la gente que conozco, que me importa y considero su criterio".
"De los cuatro descerebrados o descerebradas que están en Twitter o en cualquier red no me merecen ningún respeto; son, sobre todo, cobardes refugiados en un icono de Clint Eastwood o de un jarrón, que dicen cosas que no me hacen mella, no me importan, ni me interesan en absoluto", señala Alonso.
Para la artista, muy proclive en dar su opinión abiertamente en redes sociales, esto último no le ha perjudicado en su carrera, al menos que ella sepa, confiesa.
"A veces no te llegan las consecuencias, pero no tengo noticias, este es un trabajo tan aleatorio y que depende de tantas circunstancias...; tu nombre puede salir para una serie o cualquier cosa y se puede caer no sólo porque te posiciones o no, sino porque digan que ésta es muy problemática o no me hace mucha gracia, cosas muy subjetivas", explica.
Preguntada sobre uno de sus últimas publicaciones en X, una reflexión filosófica sobre el mensaje de Jesús de Nazaret que comparte de Rafael Narbona, Alonso asegura que no se considera creyente "a nivel religiosos o teológico" sino "humanista".
"Creo en la ética del ser humano, sabemos lo que está bien y lo que está mal", expone.
A Alonso no le importa entrar al debate sobre temas controvertidos, desde la polémica en la apertura de los Juegos Olímpicos de París, sobre la recreación, blasfema para muchos creyentes, de la última cena de Jesucristo, hasta la transexualidad en el deporte.
"Confunden arte con religión, es una obra de un ser humano", relata en defensa de la actuación, al igual que hace con la participación de la argelina Imane Khelif como boxeadora, puesto que, defiende, "no es una mujer trans".
Aun así, puntualiza su opinión en otros casos: "Una mujer trans tiene muchas ventajas físicas contra una mujer nacida mujer, no considero que esto sea TERF (feminista radical trans-excluyente, por sus siglas en inglés), es un hecho objetivo".
Para Alonso, en esta última cita olímpica se ha dado un paso "cualitativo" en el deporte femenino, entre otros aspectos positivos.
Respecto al papel de Tiresias que llevará a la escena del Teatro Romano, Alonso confiesa que se inspira en el Orlando interpretado en el cine por Tilda Swinton, de la novela de Virginia Wolf, quien a su vez se inspiró en Tiresias para hacer su obra.
Un personaje que "dice lo que nadie quiere oír" a los ricos y poderosos que, al igual que en la actualidad, "viven en una especie de burbuja", rodeados de su "séquito" y "quien dice las verdades es desterrado".
"Pero la realidad es muy tozuda y la verdad siempre sale a flote, aunque se pervierte y se comercie con ella, que es lo que pasa también ahora", apunta en un alarde de optimismo.
Por ello, para evitar "tropezar con las mismas piedras" y que cueste "un esfuerzo titánico" inventar la rueda "cuando ya está inventada", Anabel Alonso concluye que es necesario escuchar la voz de la experiencia, de los "sabios de la tribu", sin reconocer si esto engloba también la plaza pública digital.