La Quincena Musical se ha volcado con dos de los artistas vascos más reconocidos, Eduardo Chillida y Nestor Basterretxea, en el centenario del nacimiento de ambos. Desde la inauguración de la 85ª edición el pasado 1 de agosto en el Peine del Viento con el estreno de una obra de Kresala, la programación del decano de los festivales de música clásica del Estado parece haberse entregado a recordar a estos dos escultores que pertenecieron al Grupo Gaur y a los que, además, el certamen encargó, en años distintos, el diseño del cartel de la edición. En el caso de Chillida fue en 1996, en la 57ª Quincena; mientras que Basterretxea hizo lo propio siete años después para la 64ª edición.
Según recordaron ayer jueves los hijos de ambos, Luis Chillida y Mikel Basterretxea, tanto la música como la propia Quincena fueron elementos muy importantes en su trayectoria. Basterretxea, por ejemplo, colaboró por primera vez con el certamen donostiarra en 1979, cuando se encargó de la creación de los decorados del espectáculo Gernika, de la compañía Oldarra-Ballets Basques de Biarritz. El responsable de obras como La paloma de la paz volvió a colaborar al año siguiente, al dirigir, junto a Iñaki Beobide, la Gala de la Danza Vasca Zaldiko y la Gala de la Canción Vasca Txorittua, ambas celebradas en el Velódromo.
Tras diseñar el cartel en 1996, la relación de Chillida con la Quincena continuó a partir de 2001, año del fallecimiento del escultor, cuando abrió las puertas de su museo al Ciclo de Música Contemporánea del festival. Desde entonces, Chillida Leku se convirtió en parada obligatoria del ciclo Quincena Andante, el apartado que aglutina los diversos conciertos-homenajes. Chillida Leku será hoy el “lugar para la música” que defendía el artista, donde se representará el primero de los dos espectáculos centrales del homenaje a Chillida.
Nacido en Bermeo pero residente en Hondarribia hasta su muerte, será allí donde se le rinda tributo a Basterretxea. Itsas Etxea acogerá, primero, la proyección del documental Néstor Basterretxea, Erroen modernitatea y, segundo, el violonchelista Pello Ramírez ofrecerá un recital junto al pianista Nacho Soto, partiendo de las piezas que interpretó en el propio estudio del artista mientras rodaban el audiovisual que produjo Arteola y editó Pamiela dentro de su colección Littera & Musika. El documental sobre el poliédrico artista fue promovido por José Ángel Irigarai, que recordó este siempre estuvo “muy enraizado” en la cultura y en la construcción nacional. “Al mismo tiempo, al estar bien enraizado creció mucho abriendo sus ramas a los cuatro vientos”, describió poéticamente Irigarai a Basterretxea.
Por último, en el emplazamiento del Santuario de Arantzazu de Oñati, epítome de lo que supuso la nueva escultura vasca y en la que trabajaron ambos artistas, el 29 de agosto se ofrecerá el último espectáculo en el que se homenajeará a Chillida y Oteiza con un espectáculo del músico gallego Abraham Cupeiro y Ensemble Música Práctica, junto a Oiasso Kamerata, Oreka TX, Eñaut Elorrieta y Agustín Barandiaran.
Al detalle
Chillida. La Quincena Musical rendirá homenaje a Chillida en el centro neurálgico de su obra: Chillida Leku. Hoy será el lugar “para la música” que defendía el artista.
Basterretxea. Oriundo de Bermeo pero residente en Hondarribia, la cita donostiarra programa el documental ‘Erroen modernitatea’, que se proyectará en Itsas Etxea.
Homenaje conjunto. Por último, Arantzazu será escenario de un concierto-homenaje.