El Guernica, la Dama de Elche, la momia de Herques... comunidades autónomas e instituciones mantienen desde hace años reclamaciones de decenas de piezas de patrimonio arqueológico y artístico depositadas en museos estatales para que vuelvan a sus emplazamientos originales.

La intención anunciada por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de elaborar un registro de obras incautadas por el franquismo y de revisar las colecciones de los museos estatales para “superar un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas” ha vuelto a poner de actualidad esas peticiones aunque no se refieran estrictamente a piezas expoliadas ni procedentes de colonias.

Las reclamaciones, inspiradas en razones simbólicas o políticas y en muchos casos en el reclamo turístico que pueden suponer para determinados territorios, chocan con el criterio de evitar riesgos para la conservación y el valor añadido que supone su exhibición contextualizada junto a otras piezas en los museos estatales. Muchas de estas peticiones, algunas dirigidas a museos extranjeros, han sido reiteradas durante años pero, en el mejor de los casos, solo se han conseguido cesiones temporales.

El simbolismo del ‘Guernica’

En el País Vasco el caso más destacado es el Guernica que Picasso pintó para el gobierno de la II República y que el PNV y la izquierda abertzale llevan toda la democracia reclamando de forma periódica en el Parlamento vasco y en el Congreso. Símbolo del horror de la Guerra Civil española y, por extensión de todas las guerras, estuvo exilado; en Nueva York hasta 1981 cuando regresó a España. Desde 1992 se exhibe en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid.

Razones técnicas son las esgrimidas por el Gobierno para rechazar el traslado del enorme cuadro a la localidad que le da nombre y que sufrió el bombardeo de la aviación alemana en 1937 o incluso al Guggenheim, como se ha reclamado en otras ocasiones.

¿Lo último? El diputado del PNV Joseba Agirretxea pidió el pasado enero en el Congreso al ministro de Cultura que no se escude en razones técnicas y decida el traslado del cuadro al País Vasco; Urtasun respondió: “sé que es una reivindicación histórica”. No dijo más.

La Dama de Elche, hallada en 1897 en La Alcudia (Elche), es una de las piezas más conocidas del Museo Arqueológico Nacional (MAN) en Madrid y, junto a la Dama de Baza y la Dama del Cerro de los Santos, son las estrellas de la colección de arte íbero del museo.

Tras ser desenterrada, la escultura viajó a París y se mantuvo en el Museo del Louvre hasta 1941 cuando regresó a España; estuvo treinta años en el Museo del Prado antes de instalarse en su ubicación actual en el MAN. Elche lleva años reclamando la vuelta de su dama, al menos para una nueva estancia temporal, después de las vacaciones que pasó en la ciudad alicantina durante quince días de 1965 y seis meses en 2006 para sendas exposiciones de arte íbero.

Un reciente estudio de la Universidad Miguel Hernández calcula que, de replicarse las cifras de visitantes de 2006, una nueva cesión de la dama tendría un impacto económico para la ciudad de más de 46 millones de euros. Junto a la de Elche, el Arqueológico exhibe la Dama de Baza, otro busto de piedra caliza hallado en 1971, que salió de la ciudad granadina para ser restaurada y no volvió. Las reclamaciones municipales tuvieron en 2020 el respaldo del Senado, que apoyó el traslado permanente de la escultura al Museo Arqueológico Municipal de Baza, pero aquello quedó en nada. Entre tanto, la imagen de la Dama de Baza está omnipresente en establecimientos, museos o el callejero local pese a estar a casi 500 kilómetros.

A finales de agosto de 2023, un nuevo informe técnico del Ministerio de Cultura alejaba el traslado de las damas porque, según el texto, en ambos casos “activaría mecanismos de deterioro con graves consecuencias”. El informe hacía referencia también a la Dama del Cerro de los Santos, hallada en 1870 en Montealegre del Castillo (Albacete), que está mejor conservada que sus hermanas, pero para la que también recomendaba permanecer en las actuales condiciones ambientales.

La momia canaria

El caso de la momia guanche del barranco de Herques en Tenerife, de nuevo de actualidad tras la reclamación por parte del Parlamento de Canarias y del Cabildo de Tenerife de finales de marzo, puede servir de ejemplo de la situación general. Hallada en 1763, se trata de la momia guanche mejor conservada y se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid; Canarias la reclama desde hace años para que sea exhibida en el Museo de la Naturaleza y Arqueología de Tenerife (MUNA).

Como en el resto de los casos, los argumentos para denegar esos traslados son fundamentalmente técnicos. El pasado 1 de abril la directora del Museo Arqueológico Nacional, Isabel Izquierdo, se mostraba contraria al traslado porque la momia se encuentra en Madrid “perfectamente preservada” y su conservación podría ponerse en riesgo.