Una pantalla rectangular proyecta la imagen de 10.000 moscas que revolotean sin parar. Cuando alguien se coloca frente a la instalación durante un espacio de tiempo determinado, los insectos comienzan a organizarse para dibujar la imagen de la persona que las observa. Esta es Portrait on the Fly,  la primera de las 18 instalaciones que conforman The artwork as a living system, una muestra que reúne el trabajo realizado en los últimos 30 años por el dúo artístico formado por Laurent Mignonneau y Christa Sommerer, pioneros en el arte digital.  Podrá visitarse en Azkuna Zentroa desde las 19.00 horas de este mismo miércoles hasta el próximo 26 de mayo. 

En la presentación que ha tenido lugar en el propio centro, Christa Sommerer ha explicado que el objetivo de la muestra es trasladar el amor que ella y su colega sienten por la naturaleza. “Nos fascinan los ecosistemas y los medios naturales, por eso los recreamos en los ordenadores. Y queremos despertar sensibilidad por los procesos naturales en el espectador, ese es el objetivo”, ha concretado la artista austriaca. 

Crear 'arañas' artificiales y mantenerlas vivas

La naturaleza y los seres que la habitan conforman el leitmotiv de la obra de este dúo artístico, que comenzó su andadura en la década de los 90 en Frankfurt. Las 18 piezas que conforman su última exposición pretenden promover la reflexión sobre el impacto del ser humano en la naturaleza a través de la interacción con el espectador. Así, algunas como Life Writer ejemplifican cómo se crea la vida y cómo esta se puede destruir, porque los ecosistemas son frágiles.

Esta instalación consiste en una máquina de escribir capaz de producir textos digitales. Cuando el usuario introduce un texto, las letras impresas en el papel se convierten en arañas artificiales con vida propia. Cada combinación de caracteres tiene como resultado un ser totalmente diferente al anterior. Además, para sobrevivir necesitan ser alimentados de otras letras. Su vida depende de que el espectador continúe escribiendo.

Cambiarlo 'todo' para que 'todo' siga igual

Muchas de las obras que construyen la exposición fueron concebidas en la década de los 90, cuando aún no se había extendido el uso del hardware y el software, sin los cuales los dispositivos tan habituales en el día a día no podrían funcionar. Sin embargo, la tecnología se vuelve obsoleta con el paso de los años y, por eso, han tenido que actualizar algunos de los dispositivos que sostienen las instalaciones.

"Algunas de las obras no tienen el mismo aspecto que tenían en sus inicios, en los noventa. Han ido evolucionando en consonancia con las innovaciones tecnológicas", ha apuntado Genoveva Rueckert-Sommerauer, curadora de arte contemporáneo del OÖ Landes-Kultur GmbH de Linz (Austria).

En ese sentido, el artista Laurent Mignonneau ha indicado que el proceso de remodelación ha sido interesante. "Como artistas, hemos tenido que recrear nuestras obras para poder mostrarlas, y eso es algo un tanto insólito", ha señalado. "Hemos tenido que reprogramar muchas de ellas, aunque el objetivo no ha sido modernizarlas, sino volver a traer lo que una vez creamos", ha matizado.

De esta manera, lo único que cambia en estas piezas respecto a la época en la que se concibieron es el sistema que las hace funcionar. Son, además, artefactos en constante evolución. Por todo ello, para Mignonneau y Sommerer el arte funciona como ser un vivo.