Ella es una merdellona, es decir, una choni. Así nombra el argot malagueño a las mujeres –y hombres, en su versión masculina– de clase trabajadora. Quiere salir de una ciudad en la que se siente abrumada por los altísimos precios del alquiler; por las olas de turistas que anegan sus calles y le hacen sentir que estorba en su propia casa; por tener que acudir a las cadenas de moda rápida, que aborrece, para poder vestirse porque su pequeñísimo sueldo no le permite otra cosa. Corre, cada vez más rápido, con cada vez más ganas. Pero no puede moverse. La precariedad no se lo permite. Y la cinta de correr tampoco. La situación es tan inverosímil que termina haciéndole reír a mandíbula batiente. A quienes observan la estampa desde el patio de butacas, también. 

Esta es la propuesta escénica de Mujer en cinta de correr sobre fondo negro, la pieza con la que la actriz y dramaturga Malagueña Alessandra García se alzó con un Premio Max en el año 2022 y que llega hoy a la Sala BBK de la Gran Vía de Bilbao. La propia García define la obra como teatro político que, desde la carcajada y la conciencia de clase, radiografía la vida en los barrios humildes. “Creo que el humor y la conciencia de clase se relacionan de una manera muy orgánica”, señala la dramaturga, “porque cuando las cosas se cuentan desde el hastío y desde la lucha aburren. No surte ningún efecto, porque la gente está ya cansada de esa resiliencia y ese dramatismo”, defiende. Ella quiere “preparar al público como una esponjita” para que, “cuando esté blandito”, pueda empaparlo con las ideas que quiere transmitir. 

Contar desde 'el Yo': autoficción

la dramaturga y actriz Alessandra García

la dramaturga y actriz Alessandra García Dos Bengalas

Unas ideas que han forjado su propia identidad, humana y artística. Y es que el punto de partida de Mujer sobre cinta de correr en fondo negro son las propias vivencias de García en el desaparecido barrio malagueño El Bulto y en otros, siempre humildes. “Parto de mi identidad. Yo tenía muchas ganas de salir de Málaga y sentía que la única manera de hacerlo era siendo honesta. Y la obra lo es. Trata temas que siento que forman mi identidad”, explica. Habla tanto de sus carencias y de la necesidad que tienen los artistas de convertirlas en virtud como de las marcas falsas, de los barrios humildes o de la producción textil. Concretamente, de la necesidad de comprar ropa barata y mala cuando no se llega a fin de mes. “Hay mucha autoficción. En parte, porque me he dado cuenta de que la identidad es lo más fuerte que tiene un artista para destacar”, reivindica. 

Una mierda de gente

García también añade el turismo masivo a este cóctel de temáticas sociales. Y lo hace desde el punto de vista inocente de una merdellona. “Es el nombre que se le da a la gente más barriobajera de Málaga”, puntualiza la intérprete. Según esta, su origen está en la ocupación francesa de Málaga a principios del siglo XIX. Al parecer, los galos consideraban que los habitantes de la ciudad andaluza eran una merde de gens –mierda de gente– y, con el tiempo, el término pasó a ser utilizado para nombrar a los ‘chonis’, ‘horteras’, o ‘barriobajeros’ como el personaje que corre en la cinta de García. “Es mi alter ego merdellón, porque abundan en el barrio donde me crié y utilizo esa garra, esa fuerza que tienen, para contar la historia de esta mujer en la cinta de correr”, expone.