EL Palacio de Navarra, además de ser la sede del Gobierno foral, tiene algo de museo. Un palacete neoclásico de hace 170 años que guarda obras de Gustavo de Maeztu, Goya o Madrazo. Hasta la secuoya de los jardines, hoy maltrecha, es de alguna manera una obra de arte de la naturaleza. Pero el extraño ébola de los árboles que pegó fuerte en Iruñea en agosto y septiembre –en veinte días se cayeron siete u ocho ejemplares de gran porte– no ha sido la única amenaza que ha puesto en riesgo el patrimonio del Palacio. Las polillas y una cuadrilla de murciélagos, con sus heces corrosivas, han tenido amenazada la joya de la corona: los tapices de Pedro Pablo Rubens que cuelgan de las escaleras reales del Palacio.

Acaban de ser restaurados y, por recomendación del Instituto Príncipe de Viana, el Departamento de Presidencia ha decidido cerrar el zaguán con dos enormes puertas para impedir el paso de los animales, controlar mejor la temperatura y reducir el impacto de la contaminación sobre las obras de arte, porque el zaguán es paso habitual de coches oficiales.

Las dos enormes puertas han costado entre 35.000 y 40.000 euros y han sido lo más efectivo para intentar frenar el deterioro de unos tapices que están considerados entre los más excelsos del Barroco.

Cerrar el zaguán

La decisión de cerrar el zaguán se ha tomado a raíz del último proceso de restauración, que se hizo entre julio de 2021 y febrero de 2022 en la Real Fábrica de Tapices. En ese entorno del patio interior y el zaguán, con techos altos, zonas abiertas y mucho tránsito, es donde están colgados cuatro de los siete ejemplares de la colección navarra. Concretamente en lo que se conoce como escaleras reales, a los dos lados del vestíbulo, y a una altura de unos seis metros. Los otros están en la antesala del Salón del Trono, en la galería de Presidencia y en la escalera del antiguo archivo.

Durante los trabajos, los técnicos constatan que algunas zonas de los tapices están más dañadas por lo que parece corrosión, seguramente provocada por las heces de murciélagos que se cuelan por el patio, vuelan y anidan por toda esa zona de techos altos de piedra.

Hay otros problemas: al ser una estancia amplia, con mucho requiebro y muy expuesta a las corrientes, es difícil controlar la temperatura y la luz, que influye más de lo que parece en un tejido fino del siglo XVII. Y tampoco ayuda que el aire en esa zona se vea viciado por los tubos escape de los coches oficiales y de policía que suelen aparcar en el patio interior y que todavía no son eléctricos –la ley de cambio climático da todavía cierto margen para renovar el parque móvil–.

Con todo esto en cuenta, el servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Nafarroa estudia cómo proteger los tapices recién restaurados una vez vuelvan del taller. Y la opción elegida por el Ejecutivo ha consistido en cerrar el zaguán con dos puertas enormes, una a cada lado, de tal manera que ahora sí hay una separación física entre el vestíbulo y las escaleras reales. El objetivo de la dirección general de Cultura-Institución Príncipe de Viana, confirmado a este periódico, ha sido “no solo controlar la contaminación de la calle y los coches”, sino “controlar mejor las temperaturas” y también evitar “la entrada de insectos” y “otros animales que afectan a los tapices”.

Se puede ver en las imágenes de este reportaje. En la de arriba a la izquierda, sacada de un vídeo del propio Departamento de Cultura, aparecen unos operarios enrollando el tapiz para llevárselo a Madrid. Ahí todavía no hay puerta, no hay separación ninguna entre zaguán y escaleras. En la fotografía de abajo, tomada hace pocos días, una de las dos grandes puertas que se han colocado para separar las estancias.

Las puertas han costado entre 35.000 y 40.000 euros. Pero han sido el remedio más efectivo. Por lo menos, de momento, el Gobierno no ha vuelto a sufrir a los murciélagos.

Tapices para la guerra religiosa

6 piezas

Tapices de gran tamaño. La serie navarra lleva por título ‘Los triunfos de la Iglesia’ y está formada por seis tapices grandes y un detalle de unos angelitos pensado para colocar encima de una puerta. Son ‘El triunfo de la Fe’, ‘El triunfo de la Eucaristía’, ‘Amor Divino’, ‘El triunfo de la Iglesia’, ‘El arca de la Alianza’ y ‘Angelotes segadores’. El Gobierno de Nafarroa detalla que los tapices “se encuentran entre los de mayor calidad que se realizaron en Europa durante el Barroco y constituyen un importantísimo conjunto, sobresaliente”.

Propaganda en tiempos convulsos. Los tapices, inspirados por diseños de Rubens y llevados a la tela por el talle de Van der Hecker, fueron encargados por la gobernadora de los Países Bajos, Isabel Clara Eugenia –hija de Felipe II–. Forman parte de la guerra religiosa que sostuvo la Monarquía de los Austrias contra los países protestantes.

40.000 €

El coste de las puertas. El presupuesto abonao por los responsables culturales por las dos puertas ha sido de entre 35.000 y 40.000 euros.