“Hemos llevado al público a un mundo digital pero las artes escénicas están hechas para verlas en directo, porque las emociones no traspasan pantallas”, reflexionaba ayer Lucía Lacarra, una de las principales figuras del ballet clásico actual, frente a decenas de estudiantes a los que trató de inspirar a través de su experiencia. La bailarina y coreógrafa zumaiarra participó ayer en el acto de inicio del nuevo curso en Dantzerti, Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Euskadi, en el Teatro Campos Elíseos, donde tras la entrega de diplomas diferentes personalidades reflexionaron sobre el estado del sector. Así, después de poner en valor la importancia de las artes en vivo y en directo, criticaron la falta de circuitos y de colaboración entre las comunidades autónomas para programar los espectáculos. “Es un camino en el que tenéis que estar muy seguros de quiénes sois”, trasladó Lacarra a los jóvenes que comienzan su trayectoria.

Lejos de dibujar un escenario idílico, la bailarina zumaiarra habló sin cortapisas al responder si la situación del sector ha cambiado tras la pandemia: “Seguimos estando igual. La danza ha sido siempre la hermana pobre, ahora es la indigente”. No obstante, Lacarra reconoció que no le gusta “echar balones fuera”, por lo que su crítica no iba dirigida tanto a las instituciones como a los propios profesionales del sector, en el que cada género de la danza lucha por libre. “Si el mundo de la danza no se une no tendremos nunca una única voz”, lamentaba la bailarina profesional, quien, no obstante, no cesa de trabajar. El octubre estrenará la nueva creación de su compañía, Lost Letters, en el Teatro Arriaga.

En la misma mesa redonda, Marisol Rico, productora ejecutiva de la compañía catalana La Tal, expuso que la situación del teatro de calle no era mucho mejor, si bien, en un arranque de optimismo, señaló que el mundo de las artes escénicas está mejor que hace unos años. “Hay gente formada, lo que es muy beneficioso. Y no solo en el ámbito de la interpretación, sino en los oficios que hay alrededor”, consideró. Por su parte, Erica Pereiro, de la empresa Culturactiva Galega, y con amplia experiencia en distribución en el mercado musical y de artes escénicas, señaló que se trata de una época de luces y sombras. “La calidad es cada vez superior. Todos los días al abrir el correo me encuentro con propuestas increíbles”, apuntó esta profesional, quien en contraposición destacó que “no ha aumentado el presupuesto de Cultura, por lo que las contrataciones están limitadas”. En ese sentido, abogó por ir a otros mercados, por la internacionalización de las compañías.

De hecho, uno de los mayores obstáculos que encuentran en el sector es que no hay colaboración entre las diferentes comunidades autónomas, por lo que se generan fronteras infranqueables para los creadores. “Incluso en Euskadi es difícil acceder a la red”, aseguró el actor y profesor de Dantzerti Unai Izquierdo, quien hizo las veces de moderador. En ese sentido, Lucía Lacarra insistió en que lo principal, tras crear algo, es que la gente lo pueda ver. Por ello, Erica Pereiro subrayó la importancia de crear un circuito que traspase la idea de espacio. “Las instituciones piensan que, a menudo, cuando se piden circuitos nos referimos a teatros, pero hay que dotar de presupuesto a los teatros para que puedan hacer sus programaciones”, consideró la profesional, quien también habló de “dignificar la profesión” a través de un estatuto de artistas que regule las condiciones laborales de los creadores y las del resto de profesionales que forman parte del sector.

Por otro lado, Lucía Lacarra expuso que tras la pandemia está costando más llenar los teatros. “Las redes sociales son nocivas para las artes escénicas. Es como el fast food del arte y ni siquiera es arte”, sentenció. En relación a ello, Marisol Rico evidenció que “el éxito no es tener muchos seguidores, sino haber vivido 35 años de esto”. Y, para ello, puntualizó que es importante rodearse de un equipo de personas, así como asociarse lo antes posible. Sin embargo, hay artistas que optan por hacerlo todo ellos mismos. Ese ha sido el caso de Lucía Lacarra, quien reconoció que nunca ha tenido manager: “Me gustaba saber a dónde iba en todo momento”.

Para Erica Pereiro no hay un truco infalible que facilite la distribución de los espectáculos. “Distribuir es insistir e insistir, y al final terminan saliendo las cosas”, consideró esta profesional que conoce, principalmente, el mercado gallego. ¿Y hay diferencias entre comunidades? Las hay. “Hay ciertos territorios donde hay más ayudas como Euskadi o Catalunya. Tenemos un trampolín del que saltar un poco más alto. Pero hay que seguir pidiendo”, consideró Marisol, mientras que Lacarra evidenció las diferencias que hay según el tamaño de la población: “Cuando yo salí de Zumaia, un pueblo de 10.000 habitantes, la danza no existía. Ni sigue existiendo”.

Entrega de Diplomas

Durante el acto, Noemí Santisteban, directora de Dantzerti, recordó a los estudiantes que finalizaban su formación que iniciaban una etapa. “Estoy segura de que estáis preparados para todos los retos que están por llegar. Nunca perdáis la ilusión y las ganas con las que entrasteis a Dantzerti el primer día, aunque os encontréis con dificultades”, pidió con cariño a los jóvenes. “Necesitamos una nueva sede”, reivindicó ante los sonoros aplausos de los alumnos, ya que los 104 estudiantes de Dantzerti continúan este curso recibiendo clases en el Conservatorio Juan Crisóstomo de Arriaga de Bilbao.

Por su parte, Jokin Bildarratz, consejero de Educación, recordó a los jóvenes que los focos ya estaban encendidos. “Ahora, cada uno de vosotros recorreréis un camino de ilusión, pasión y mucho esfuerzo. Como pasa en cualquier otro ámbito de la vida, como el deporte o la política”, consideró el consejero, que junto a la viceconsejera Begoña Pedrosa entregó los diplomas acreditativos a los estudiantes. “Ya tenéis las herramientas y estoy seguro de que eso os abrirá muchas puertas”, concluyó Bildarratz. l