El grupo mestizo La Pegatina ofrecerá un festival gratuito el 16 de septiembre, en Ereaga, en el marco de Getxo Folk 2023. El recital se enmarca en la gira del 20º aniversario de esta banda híbrida que partiendo de la rumba catalana, ha recorrido el mundo con un repertorio que fusiona punk, rock, ska, reggae, folk y músicas del mundo. Autores de himnos como Y se fue, Mari Carmen, Lloverá y yo veré o Y volar, llegará con canciones nuevas como Candela. “Nuestro grupo es fiesta y celebración”, explica Rubén Serra, uno de los vocalistas del grupo.

Soplan velas.

—Sí, el primer concierto lo hice yo solo, el 24 de julio de 2003, antes de llegar Adrià y Ovidi. Son 20 años con la formación aumentando hasta los 9 miembros actuales aunque el equipo es de 14 con técnicos. La gente aumenta y se queda en esta familia.

Su música es celebración.

—La Pegatina es nuestra forma de exteriorizar lo que somos. Lo bueno es que cada uno tenemos influencias diferentes, pero el nexo común es la fiesta y hacer disfrutar a la gente. Eso se respira en el escenario.

¿Cómo ha afectado al grupo el paso de estas dos décadas?

—No hemos parado ni en pandemia, al menos en la creación, y cada uno en su estudio casero. Estuvimos muy activos, editando un disco, un Ep y un álbum de colaboraciones. Tener estudios propios nos permitió trabajar con más tranquilidad y jugar con vientos, melodías, voces, acordeón… Luego nos pasábamos las pistas y las poníamos en común.

¿Este trabajo individual puede ser una fórmula para no repetirse?

—Exacto, de una forma u otra hemos evolucionado con los nuevos músicos, instrumentos o productores. Y gracias a los estudios caseros tenemos otro método de creación. Antes, los temas surgían a guitarra y voz.

La gente desconoce que tocar en un grupo es duro, que va más allá de las dos horas de escenario…

—Así es. El concierto es el resultado del trabajo previo. Solemos juntarnos a principios de año durante un mes y ocho horas diarias para preparar el nuevo espectáculo, del repertorio a visuales, movimiento, luces, efectos… Concentramos los ensayos al principio de la gira y cada año cambiamos el directo. Somos un grupo de girar y la gente repite, así que metemos sorpresas, cambiamos la presentación, las versiones… El directo se mantiene fresco así.

Tienen listo ya un nuevo Ep.

—Tendrá cuatro temas. Ya se conocen dos: A medio camino, con la colaboración de la mexicana Marissa Mur, y Candela, una rumba rock. La previsión es sacar este mes otro, Dolce far niente. El Ep queremos que coincida con un libro-cómic en el que, con el guión de Lluc Silvestre y los dibujos de Mr. Ed, enseñaremos en forma divertida nuestras aventuras por todo el mundo, por China, Ecuador, México, Australia… Será otra forma más de conocernos, con muchas anécdotas.

Hablaba antes de Marissa Mur. ¿Qué buscan y qué les aportan las colaboraciones?

—Surgen de forma natural y son como una foto de momentos vividos, como un selfi en un viaje. Nos pasó en México, donde colaboramos con Panteón Rococo, Mur o La Santa Cecilia. A veces, como en el disco La otra parte, nos fuimos al universo de La Vela Puerca, Los Auténticos Decadentes, Chef’ Special... Así salimos de nuestra zona de confort, pero siempre desde el sonido La Pegatina y llegando a nuevos públicos. Y haciendo llegar nuevos artistas a mucha gente también, como prescriptores, y sin dejar de mirar más a casa, como en La meva gent, cantado en catalán. Así, gente de otros puntos sabe que tenemos una lengua propia.

Antes hablaba de un sonido propio, un híbrido de muchos estilos.

—Nuestra música y nuestros conciertos son fiesta, en todas sus acepciones. Y no hace falta estar siempre arriba con la música, con rock o punk. Hay momentos de tranquilidad, de cantar, bailar un merengue o de sacar un mechero en una balada íntima. Eso es lo bonito, tener una canción para cada momento del día.

Actuarán en el Festival Getxo Folk. Hay una raíz folk en sus canciones, pero son mucho más que eso.

—Llevábamos años interesados en actuar allí, pero no había sido posible por agenda. Es un festival de raíz. Así entendemos nosotros el folk, como raíz, y nosotros tenemos ese punto ligado a la rumba catalana. Incluso a las músicas del mundo, no nos quedamos solo con nuestra rumba. Tiramos del folclore de otras latitudes y las incorporamos a nuestra música. Eso es lo bonito también del festival, que no se cierra y nos deja ver lo bonito del mestizaje, de la mezcla de culturas diferentes.

¿Será especial el bolo de Getxo? En una lejana Aste Nagusia actuaron con Xabi Solano, de Esne Beltza.

—En los conciertos especiales de Madrid y Barcelona ya te confirmo que sí habrá colaboraciones especiales, pero en Getxo está todavía sin cerrar. Eso sí, te puedo adelantar que habrá un par de sorpresas. Solano estará en Barcelona y aportará el punto euskaldun al concierto. En 20 años hemos colaborado con mucha gente y queremos que estén presentes en estos conciertos.

Si suben con los ojos tapados a escena, ¿serían capaces de distinguir al público vasco del andaluz?

—Creo que sí. El vasco tiene una energía muy pura. Y eso que el tópico dice que os gusta solo el rock y el punk, pero sois un público abierto a sonidos como la rumba, además de muy hospitalario. Cuando salimos a tocar fuera de Cataluña, Galizia y Euskadi fueron después. Siempre nos habéis abierto las puertas. Sois gente fiestera y pegatinera.

Sonarán los ‘greatest hits’. Imagino que ‘Mari Carmen’, ‘Gato rumbero’, ‘Y se fue’, ‘Lloverá y yo veré’ o ‘Y volar’ resultan obligados.

—Todas, sí, con temas de todos los discos. Eso es lo bonito, no habernos quedado en un éxito y poder hacer cantar a la gente canciones de todo nuestro recorrido. Atraemos público de varias generaciones, de los nuevos a los del principio, que vienen con hijos, o esos jovencísimos que nos han descubierto en TikTok.

¿Qué ‘heridas de guerra’ les han dejado estos 20 años?

—Más que heridas, nos han dejado aprendizaje, compañerismo, trabajo en equipo, disfrutar de cada viaje, valorar el privilegio que es vivir de la música que nos gusta… Son aprendizajes de vida.

Como medallas conseguidas.

—No somos mucho de premios, pero sí se entienden como recompensa y recoger el fruto del trabajo hecho.

¿‘Y volar’, su canción, hasta cuándo?

—De momento, este año y el 2024. Espero que otros 20 (risas) aunque hacemos planes cortos. Seguimos con ganas e inspiración, estamos vivos, pero el día que no disfrutemos, La Pegatina se parará. Ahora seguimos gozando de cada concierto. Esto es como la droga, no queremos dejar de viajar y tocar (risas). l