Para que la venganza se sirva en plato frío debe pasar tiempo. Cuanto más, mejor. Tres décadas son el espacio que espera la protagonista de Nina, la nueva película de la directora Andrea Jaurrieta, para ajustar cuentas con el hombre que arruinó su vida cuando apenas era una adolescente. Al conocer que van a rendirle un homenaje, el personaje interpretado por Patricia López Arnaiz vuelve a la localidad costera que la vio nacer espoleada por la vendetta y envuelta en un aura de misterio propio del western. Poco importa que en esta ocasión la polvareda adopte el aspecto del salitre. El segundo largometraje de la cineasta navarra, que se ha rodado durante seis semanas a caballo entre Mundaka y Bermeo –aunque también se han incluido otras localizaciones como la playa de Laga o Busturia–, está en plena posproducción. “La estrenaremos el año que viene, con una fecha en función de si va a algún festival”, anuncia la directora, que se hizo un nombre en la industria tras la aclamada Ana de día.

Andrea Jaurrieta se quedó prendada de Urdaibai durante el primer viaje para elegir localizaciones. “Sentí que estaba muy bien cuidado, que parecía que no había pasado el tiempo”, explica la cineasta, quien necesitaba que las calles estuvieran prácticamente intactas para jugar con el momento presente y los flashbacks a los años 90. “Hay algo en la arquitectura de los pueblos, que podían mezclarse, y sobre todo en los paisajes de alrededor. Urdaibai es una maravilla cinematográficamente hablando”, considera la directora, que ha rodado gran parte de la cinta en exteriores. Según relata, el objetivo era utilizar el paisaje de la costa vasca aunque en ningún momento se concretan espacios específicos. “De hecho, hemos inventado el nombre del pueblo para que sea universal”, afirma cineasta, que ha bautizado la localidad imaginaria como Arteire: “Es una mezcla de mis dos pueblos navarros, Artajona y Beire”.

Adaptación

El guion, escrito por la propia Jaurrieta, consiste en una versión “muy libre” de una adaptación de la obra teatral Nina, de José Ramón Fernández. A su vez, esta pieza está basada en los protagonistas de La gaviota, una de las obras maestras de Antón Chéjov centrada en los conflictos románticos y artísticos entre cuatro personajes. “He cogido esa historia y la he llevado a mi terreno, mi infancia, y, sobre todo, le he añadido el aspecto de la venganza que la obra teatral no tenía. Es el motor para que la película funcione y avance la acción”, revela Andrea Jaurrieta, quien mezcla la atmósfera del pueblo con sus recuerdos. En ese sentido, la cineasta señala que la venganza se traduce en cerrar rencores del pasado. Sin embargo, cuando la protagonista vuelve, reaviva también otros recuerdos, como su relación con Blas, un antiguo amigo. “No busco moraleja, por eso he intentado construir bien los personajes, con todas sus capas, para que los espectadores puedan extraer sus propias conclusiones”, afirma.

La protagonista durante la grabación del largometraje.

¿Y por qué un western? En palabras de la directora, el largometraje adquiere tintes de los filmes ambientados en el lejano oeste precisamente por cómo se desenvuelven los personajes dentro de la trama. “La protagonista adopta el arquetipo de héroe solitario de western que no sabes muy bien por qué ha vuelto, sus motivos para vengarse...”, justifica la directora, quien defiende que el espacio no determina el comportamiento de los personajes, por lo que el western puede ambientarse perfectamente en una localidad costera vasca.

El actor argentino Darío Gradinetti en un fotograma.

Además de la premiada actriz alavesa, el largometraje cuenta con la interpretación de otros actores como Darío Grandinetti, Aina Picarolo, Iñigo Aranburu, Mar Sodupe o Ramón Agirre. “Cuando escribo no pongo cara de nadie, pero tuve una reunión con Patricia López Arnaiz en 2021 y desde el primer momento que se puso a leer vi que era ella al 100%”, evidencia la directora, quien indica que Aina Picarolo, una actriz con la que guarda una gran semejanza, es quien interpreta a la protagonista de adolescente. “El resto de actores han ido llegando más tarde”, expone la navarra, quien admite que le resulta “inevitable” ver el mundo a través de sus ojos y crear historias protagonizadas por mujeres, como ocurrió con Ana de día, interpretada por Ingrid García-Jonsson. Ello no quiere decir que los personajes masculinos no tengan sus matices. “En esta película es muy interesante construir un malo, porque puedes caer en el estereotipo de malo maniqueo en lugar de generar un personaje más complejo y buscarle la cara B”, advierte la cineasta.

Financiación

Producida por BTeam Prods, Iconica, Irusoin y Lasai Producciones, el largometraje cuenta con la participación de ETB, Movistar +, Filmin y Vodafone TV, y con la financiación de ICAA, Gobierno vasco, Gobierno de Nafarroa y Comunidad de Madrid. “Después de rodar una primera película es más fácil encontrar productores que confíen en ti. Ese es el primer aspecto para conseguir financiación”, considera la directora, quien expone que, con todo, en el Estado español no deja de ser complicado salirse de la norma al rodar una cinta independiente. En el caso de Nina, fue seleccionada entre casi un millar de proyectos presentados en la Academia de Cine y a partir de ahí se comenzó a escribir el guión. Sobre la fecha de estreno aún es pronto para concretar nada, será en función de si consigue estrenarse en un festival y en cuál.