En la tercera semana de rodaje de Detective Touré, el actor ecuatoguineano ya se siente como pez en el agua en San Francisco, que es un protagonista más en la serie. Mientras ruedan en Muxikebarri, en Getxo, el primer actor negro en protagonizar una serie en el Estado hace un alto para destacar la implicación del barrio bilbaino. Y aseverar que el objetivo de la serie es “cambiar la visión que hay del de fuera”. 

¿Le ha sido sencillo meterse en el papel del detective Touré?

Mola el rollo oscuro de Jon Arretxe, pero los guiones no tienen mucho que ver. Respecto a meterme en el personaje tiene que ver más con cómo me siento y llevarlo a un terreno más mío que suyo. Como me decían al principio: nunca se ha hecho una cosa así, con lo cual, lo que des, bienvenido será. Tengo claro cómo llevar el personaje, sus puntos fuertes y débiles. 

Cuando dice que nunca se ha hecho algo así, ¿se refiere a la apuesta por poner a un actor negro como protagonista?

Nunca se ha expuesto así a un protagonista negro. Hay una frase que es: ‘No te voy a enseñar a ser negro’. Jugamos con darle a Touré cosas positivas que creemos que pueden venirle bien, pero sobre todo darle cosas que cambien la visión que hay del de fuera.

Armando Buika, presidente de la asociación The Black View, destacaba precisamente que está serie será la primera en la que haya un protagonista negro.

Para mí es contradictorio: es un orgullo a nivel de trabajo pero es una decepción por el tiempo. 

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En imágenes: comienza el rodaje de 'Detective Touré' en Bilbao Pablo Viñas

¿Tenía que haber ocurrido antes?

Yo creo que sí. España es un país muy cercano a África. No hablamos de un Noruego que cae en España. Ya tocaba.

¿Conocía el barrio San Francisco?

No, es muy peculiar y familiar a la vez. Soy de Vallecas y este mundo es como el Vallecas de los 90. Esta multiculturalidad ya la he vivido.

¿Y cómo está siendo su incursión con el euskera?

(Se ríe) Os daré mucho euskera. Touré aporta la visión de los extranjeros sobre los locales. Siempre digo que hay que integrarse, pero las dos partes. Los guetos se forman cuando llegan los extranjeros y se van los españoles. Touré intenta integrarse a toda costa y lo consigue, a veces. El euskera es una forma para salir adelante.

El guión se permite ciertas licencias al margen de las novelas de Arretxe.

Me he leído todos los libros menos uno, La mirada de la tortuga, que, por cierto, Jon me regaló hace unos días. No tiene nada que ver. Esteban dice que esto es más blanco; yo digo que más familiar. Es televisión y no puedes incluir ciertas cosas.

En los libros habla mucho de temas como prostitución...

Mafias, drogas... Es todo muy decadente. Como lector me asfixiaba, porque al protagonista no le sale nada bien. Solo le salen bien las cosas cuando se va a París y empieza a robar. 

Pero, como dice Arretxe, incluso haciendo el mal consigue el favor del lector. O del espectador...

Y aún así no deja de hacer el mal. Es difícil de asumir, pero a la vez los libros de Jon resultan fascinantes.

La serie de televisión, quizás, ¿tiene tintes más cómicos?

Un poquito, pero tampoco me dejan mucho margen. Soy muy de humor tipo Eddie Murphy, sin embargo, el director quiere que el humor esté en la esencia o en la situación, no en lo que dice o hace el actor.

¿Cómo está siendo trabajar con Itziar Ituño, Unax Ugalde...?

Una pasada. Son muy majos. A Itziar la descubrí el jueves pasado, que teníamos varias escenas juntos. Unax me ha regalado un ventilador portátil de cuello, porque yo sudo mucho.

Rodar en San Francisco tiene que ser, cuanto menos, curioso. ¿Tienen ya alguna anécdota?

Hemos presenciado peleas, pero lo más destacable es la implicación del barrio. Estuvimos rodando en Arroces del Mundo y fue impresionante. En una escena, Urko (Olazabal) me detenía. Un chaval magrebí se me acercó a preguntar qué me pasaba con la policía. Le expliqué que estábamos rodando una serie para mejorar la imagen del de fuera, porque siempre que salen en las noticias es para mostrar que los malos tienen nacionalidad.