Ambos competían contra pesos pesados en sus respectivas candidaturas y, sin embargo, demostraron que David puede ganar a Goliat. Los portugalujos Iván Miñambres, en las dos categorías de animación –por el cortometraje Loop y la película Unicorn Wars–, y Gaizka Urresti, por la película documental Labordeta, un hombre sin más, se han llevado tres galardones a la localidad jarrillera en una edición de los Premios Goya especialmente favorables para el cine vizcaino. Experimentados en la recepción de premios, su asignatura pendiente está más relacionada con la conquista de espectadores, algo que es difícil de conseguir sin aliados entre los programadores de las salas de cine. “El talón de Aquiles del cine documental y de animación para adultos es la exhibición”, afirman estos dos creadores que, además de celebrar juntos los galardones, se hicieron eco de la reivindicación de El corto es cine.
“Subir al escenario dos veces, con dos proyectos diferentes, no es lo habitual. Estamos muy contentos”, asevera Miñambres, creador de Uniko, productora especializada en animación que comenzó su andadura en 2009. “Abrimos con una visión muy internacional de los contenidos que queríamos hacer, trabajando desde nuestra tierra al mundo. Poco a poco lo estamos consiguiendo”, relata este creador, quien reconoce que hay una tradición muy grande de hacer animación en Euskadi. Esa tradición también existe en el cortometraje y el documental, géneros que Urresti domina. “El primer objetivo en un año tan complicado como este, con tantos trabajos de calidad, era estar nominado, pero una vez que estás nominado, confiaba mucho en nosotros”, afirma sobre las opciones que tenían en los Goya.
TIEMPO DE PRODUCCIÓN
Iván Miñambres apela a la “suerte” que le ha llevado a dar con historias que han emocionado tanto como para desbancar al resto de nominadas. El cortometraje Loop es una producción del director argentino Pablo Polledri. “Nos enamoramos de su forma de entender el cine”, revela el responsable de Uniko. Esta breve historia de ocho minutos ha pasado ya por más de 250 festivales y atesora 126 premios. “Habla sobre las rutinas, sobre la importancia que tienen las actuaciones de las otras personas en la sociedad. Es un ejemplo de cómo utilizar el cine como elemento de transformación social”, expone.
En el caso de Unicorn wars, una película antibelicista, está dirigida por Alberto Vázquez. “Es un director que utiliza las fábulas y los animales antropomorfos para contar historias”, explica el fundador de Uniko sobre un largometraje que resulta especialmente oportuno este año, si bien comenzaron a trabajar en él hace ya seis años. “Es curioso cómo estas temáticas y estéticas que hace el cine se pueden repetir en nuestro día a día”, considera el productor sobre esta película que en las salas de cine no ha sumado más de 5.000 espectadores y, no obstante, ha vencido en los Goya a un Goliat como Tadeo Jones 3. La tabla esmeralda, que ha sido vista por más de dos millones de personas.
Según Iván Miñambres, “la animación es un proceso más parecido a la producción de un videojuego que al rodaje de una película”. La comparativa es la siguiente: si el tiempo de producción de un rodaje de ficción es de tres meses, “como mucho”, en la animación suele ser de dos años, “como mínimo”. Durante los años que han necesitado para gestar Unicorn wars, el fundador de Uniko asevera que han trabajado en ella más de 250 personas. “Es una industria que aparte de aportar valor cultural tiene un peso muy importante en la economía del territorio”, indica Miñambres sobre la animación, que cada día atrae a más profesionales de fuera de Euskadi para desarrollar sus proyectos. “Son equipos que se mantienen en el tiempo, como una familia”, afirma.
APOYO DE LA FAMILIA
Codo con codo con la familia de José Luis Labordeta ha trabajado, precisamente, Gaizka Urresti. “Es un documental muy íntimo en el que la familia juega un papel fundamental. Que me hayan abierto las puertas de su intimidad para contar cosas que quizás no tenían por qué haber contado.... Sin ellos no habría podido plantear así el documental. Con Aute Retrato –donde recuperó los mejores momentos de Luis Eduardo Aute– la implicación familiar fue menor porque eran más tímidos”, confiesa el director, que recogió el Goya junto a Paula Labordeta, hija del cantautor y político maño fallecido en 2010.
En palabras de Urresti, “cuando la gente se acerca a esta película es principalmente por el personaje”. Sin embargo, indica que otros documentales biográficos no despiertan el mismo interés. “Éramos conscientes de que la gran fortaleza era esta. Pero no vale solo con que el personaje llame, hay que llegar al espectador. La gente terminaba tocada al salir del cine, descubriendo una historia reciente de España. También ha funcionado el boca oreja”, indica el creador de Labordeta, un hombe sin más. De hecho, ha sido el segundo documental más visto del año, detrás de Sintiéndolo mucho, de Fernando León, que ha sido “un taquillazo” con 100.000 entradas vendidas. “Nosotros hemos tenido 30.000 espectadores, para un documental es una barbaridad, incluso para una película independiente española”, considera Gaizka Urresti.
PÚBLICO Y EXHIBICIÓN
Se han ganado a la crítica, pero aún no llegan a todos los espectadores que les gustaría porque no consiguen el apoyo de los programadores, ¿o es al revés? “Una película como Unicorn wars está dirigido a un público joven adulto, es un público difícil de atraer a las salas. En este caso había un interés máximo en ir y lo que fallaron fueron los exhibidores, que tenían miedo de distribuir algo tan transgresor”, revela Iván Miñambres sobre una problemática que no se encuentra en países como Estados Unidos, Japón o Francia. “Nos sacan años luz, es una cuestión cultural. Son los primeros que nos compran las películas”, manifiesta el fundador de Uniko, quien, a pesar de todo, pone el acento en el cine tan diverso que se está construyendo desde hace unos años también en el Estado. “Creo que dentro de cinco o seis años podremos generar ese público educado a ver otras cosas”, concluye.
Por su parte, Urresti considera que su reto está en ganar espectadores para el cine documental y que la gente no tenga “prejuicios” por pagar una entrada. “Pienso mucho en el espectador cuando hago una película. Cuando vas con un documental a una sala de cine, antes de verlo ya te están diciendo que no funciona. Igual es porque no confían en él y en consecuencia convierten sus impresiones en algo real”, indica el director portugalujo, que con su anterior largometraje documental consiguió 10.000 espectadores con una sola sesión al día. “Consigo lo mismo que las películas de ficción pero con menos pases”, finaliza.