La joven bilbaina Olivia Orell compuso su primera canción en 2019 como terapia ante los problemas de ansiedad y depresión que sufría. Hoy tiene ya a la venta un disco homónimo conceptual que navega entre las emociones y el dolor que causa la enfermedad mental entre canciones calmas en inglés a ritmo de pop, canción de autor y jazz. “Mi lucha es enseñar, mostrar y dar visibilidad a las enfermedades mentales, de forma que quien pueda estar sufriendo situaciones parecidas tenga un apoyo. Y, sobre todo, alertar sobre la gran importancia que tiene prestarles atención y reaccionar ante ellas”, explica.

¿Cómo entra la música en su vida? Creo que tiene algún antecedente familiar.

Mi bisabuela sí tocaba el piano y mi madre ha cantado siempre en coros; ahora está en la Coral de Bilbao. Por eso, mis hermanos y yo siempre hemos estado en contacto con la música y nos apuntaban a colonias y clases. Y me gusta mucho el sonido del violín y di tres años clases, pero lo dejé por mi enfermedad. Creo que lo retomaré, pero, al final, creo que canto por la influencia de mi madre.  

Por lo tanto, siempre ha estado rodeada de música como consumidora y sus influencias no pueden ser más variadas.

Es que me gusta de todo, sobre todo música anglosajona, del pop y el rock al hip hop, el rap, el country, la Nueva Trova cubana y la música clásica. Entre mis artistas favoritos están Sia, Mika, Finneas, Lana del Rey, Birdy, Badflower, Lucidious, Silvio Rodríguez, Kaleo… 

Pero su compromiso como compositora y cantante es relativamente reciente.

Sí, empecé a componer a finales de 2019, casi 2020. Nunca me lo había planteado, pero coincidió que estaba como estaba y surgió así, sin más. Los problemas de ansiedad y depresión me condujeron a componer. Fue mi terapia, y descubrí que me gustaba. 

¿De qué manera le ayuda?

Es terapia, antes que entretenimiento. Muchas veces me ponía a escribir contaba cosas que no podía expresar hablando. Me ha ayudado a expresar cosas que no podía sacar de mí; de hecho, mis terapeutas, en las consultas, han leído mis letras y eso me ha ayudado en mi problema. 

Muchos músicos hablan de la música como liberación y sanación. Usted es la prueba real de ello.

Es que la música es algo muy poderoso para todo el mundo. Y nos conectamos a ella desde pequeños porque favorece las conexiones cerebrales. Es muy terapéutica, incluso desde el punto de vista científico. Puede que me la música me esté ayudando a conocerme mejor; al menos otra parte de mí que estaba más oculta o emociones que no podía sentir. Me está ayudando mucho.

¿Hace falta atreverse a hablar sobre las enfermedades mentales? Los artistas están más valientes al respecto desde la pandemia ¿no cree?

Este proyecto lo tenía antes de la pandemia, pero es verdad que desde entonces hay un boom de artistas que han empezado a hablar de las enfermedades mentales. Yo estaba dispuesta antes porque es algo que no debe ocultarse. ¿Por qué hacerlo?

¿Prejuicios?

Por eso mismo, hay que hablar de ello. Yo nunca he tenido experiencias malas al respecto, quizás por el apoyo de mi entorno, de mis padres y su falta de prejuicios. Lo he vivido siempre con total naturalidad.

“Mi lucha es mostrar y dar visibilidad a las enfermedades mentales para que sirva de apoyo a quien lo sufra”

¿Compuso estas 10 canciones en soledad y dónde?

Aunque alguna surgió en un viaje reciente a Cuba, la esencia, la letra, melodía y la guitarra, que he cogido hace poco tiempo, son mías exclusivamente, y surgieron en mi habitación. El paso siguiente llegó cuando el proyecto estaba bastante desarrollado y necesitaba sacarlo fuera, así que llamé a una discográfica, Rock Izar Records. Llamé y me dijeron que sí. Ncesitaba que estuviera cerca. Al estar en Durango no hubo problemas. Grabé con Ibon Larrañaga como productor en unas semanas. No fue fácil al ser mi primera vez.

Problemas con la alimentación, episodios de disociación, ira y ansiedad, insomnio, falsos refugios, cárceles imaginarias … Un tema se titula ‘El caos’. No es un disco para ponerlo en una fiesta… ¿o sí?

(Risas). Bueno, las letras sí son duras, pero la música las aligera. Muchas veces oímos música y no escuchamos mucho de qué hablan. La mía se puede usar para lo que quiera cada cual, pero sí es un disco crudo. 

Su música es tranquila, entre el pop acústico, la canción de autor y algo de jazz.

En general sí, es así, excepto en Fly y The Chaos, que son más rítmicas. 

Su voz acaricia, es como si se dirigiera al oído de cada oyente.

¿Sí? Yo diría que mi voz y mi forma de cantar son naturales. En el disco sueno como cuando canto en el cuarto de mi casa. 

Firma un disco conceptual sobre su enfermedad. ¿Cómo ve su futuro como cantante? 

Estoy tratando de descubrir cuál es mi estilo, el que me gusta más. Todavía no lo tengo definido en cuanto a género. Ya lo descubriré porque seguiré haciendo canciones y cantando mientras me guste. Además, ya tengo repertorio de otro tipo, que habla de otro tipo de temas diversos.