No. Euskadi no ha sido ni es un matriarcado, aunque se nos haya repetido por activa y por pasiva. Los libros de historia, por ejemplo, están dominados por nombres masculinos. Eso no significa que no haya habido mujeres vascas que hayan roto moldes. Una de ellas será la protagonista de fondo de un documental que las productoras vizcainas Marmoka Films y Bideografik ultiman con mimo: la panderojole Maurizia Aldeiturriaga (Zeberio, 1904 -1988). “El trabajo realizado por mujeres fuertes y enérgicas como Maurizia, por el mero hecho de ser mujer, a menudo ha sido olvidado”.

El largometraje Aire! elevará a las pantallas de cine, entre otros, aquel momento en el que la libertad de la mujer era muy limitada en Euskadi, pero esta vizcaina ya legendaria sustituyó a los hombres, cantando con su peculiar voz hiperaguda en las principales plazas y montes vascos. Portavoces de Marmoka Films y Bideografik estiman que “Maurizia formó un nuevo modelo para la mujer convirtiéndose en un icono de su época. Siendo ese el caso, no es de extrañar que dijera ¡Aupa Maurizia!; esa famosa frase ha quedado grabada en la memoria del público”.

El objetivo de estos impulsores es poner en valor en el siglo XXI a la panderetera, “ponerle en el lugar que se merece y presentar a las nuevas generaciones su figura y obra, para que pueda ser un punto de referencia para ellos y ellas en el futuro. Queremos difundir su importante legado, para que, entre otras cosas, no se olvide”, recalca el periodista Carlos Iglesias, productor de la película junto a Alex García de Vicuña.

Maurizia.  | FOTO: BIDEOGRAFIK

Maurizia. | FOTO: BIDEOGRAFIK Iban Gorriti

Tras diez años de reconocidos trabajos audiovisuales, tanto Marmoka Films como Bideografik han impulsado proyectos culturales de la talla de Altsasu, Tetuán o Gr 99: Los colores del camino. En el caso de Aire! recurren de nuevo a financiación a través de micromecenazgo, es decir, animan a la ciudadanía a aportar un dinero a cambio de una serie de “recompensas”. Es decir, la persona lectora de esta noticia puede hacer realidad este sueño que además reúne para el homenaje a Maurizia a jóvenes de Euskadi con otros llegados de Catalunya. El proyecto se presentará a lo largo de este año que acaba de comenzar.

El reto es llegar a 10.000 euros. Pasados doce días de la apertura del crowdfunding en la plataforma Verkami han pasado la mitad de la cifra con un total momentáneo de 57 aportaciones. El equipo tiene claro su motivación. “Maurizia es a la música, a su pandero, a sus composiciones y letras como lo puede ser este documental al género musical. No se entendería la figura de la Maurizia sin la música y este proyecto audiovisual no se puede construir sin ella. Están conectados y su presencia es imprescindible”, ponderan y van más allá en su discurso al enfatizar el deseo de la sinopsis del proyecto. Es decir, lo que les interesa principalmente es el proceso de desarrollo de una pieza musical que creará un grupo de jóvenes procedentes de lugares y culturas diferentes inspirada en Maurizia, acción que se ha ido rodando. “Es en ese proceso donde se centra todas nuestras miradas y siempre teniendo como referencia la vida y obra de esta panderetera”.

La trama

La trama de la película arranca llegado el verano del recién despedido año 2022. Un grupo de jóvenes mira ansioso por la ventana de una furgoneta mientras se acerca a una casa perdida en medio de un bosque. “No saben lo que va a pasar, solo les explicamos que junto con otras jóvenes a los que todavía no conocen, tendrán que crear una pieza musical inspirada en Maurizia Aldeiturriaga, una icónica y revolucionaria panderetera de principios del siglo XX”. Así, durante dos semanas el sonido de instrumentos autóctonos y de los últimos siglos conectan diferentes raíces. La gralla, la gaita, la trikitixa, la alboka, el tambor, el pandero o el violín, se mezclarán con los ecos de la naturaleza agreste del valle de Arratia, de donde era natural Aldeiturriaga. Acompañados por tres personas conocedoras de la música popular –Iraide Ansorena, Carlos Sagi y Naroa Gaintza–, el grupo de jóvenes se sumerge en un proceso creativo donde aprenden a compartir, a escuchar y a sentir la música de otra manera.

Y es que han transcurrido más de 30 años del fallecimiento de Maurizia, a pesar de que de una u otra forma su figura sigue latente en la sociedad vasca. “Son muchas las generaciones que recuerdan con nostalgia y cierto aire reivindicativo la música y personalidad de una mujer que rompió moldes y estereotipos de su época. En palabras de personalidades de la cultura y de nuestra reciente historia, fue una mujer adelantada a su tiempo aunque ni ella misma lo supiera”, valoran los impulsores de esta película que cuenta con la dirección de Gentzane Martínez de Osaba, licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad del País Vasco y ha realizado estudios superiores de especialización en Producción de Cine y Vídeo en Barcelona. La fotografía corre a cargo de Eukeni Arriortua, único miembro del equipo técnico que vive en el valle de Arratia. “Es un proyecto especial para él aunque también ha sentido una mayor responsabilidad que ha solventado con experiencia y pasión, esos dos ingredientes que siempre aporta en cada uno de sus trabajos. Su particular mirada se nota en cada frame de esta película”.

Con Aire! quieren mantener vivo el sentir de Maurizia. “Está presente –estiman– más que nunca y ha llegado el momento de difundir su legado en la sociedad, sobre todo entre las generaciones más jóvenes que desconocen, en su gran mayoría, quién fue Maurizia y cuál fue su labor y aportación a nuestra cultura”, apostilla Iglesias, de Bideografik. A juicio de las dos productoras, esta difusión puede y debe traspasar fronteras, porque se muestran convencidos de que “Maurizias hay muchas en el mundo, pero ninguna como la que conocemos”.

Con todo en sus manos, se aprovechan de la música, porque, se preguntan, “¿qué mejor elemento de cohesión que la música de Maurizia? Por tanto, tenemos todos los ingredientes necesarios para crear, y el símil nos acompaña, una pieza musical llena de armonía”.

Tal es así que la intensidad, la pasión y la armonía han ido creciendo a lo largo de este proceso, provocando que la juventud reunida “reflexione, estreche lazos entre sí, madure musicalmente y se cuestione su forma de ver la vida y el mundo que les rodea”, pormenorizan.