Es uno de los espectáculos más interesantes de la temporada del Arriaga. Mañana viernes, a las 19.30 horas, se estrenará la producción propia del teatro bilbaino Moto-Membra Jesu Nostri, un concierto escenificado dirigido musicalmente por Andoni Sierra y escénicamente por la getxotarra Lucía Astigarraga, que fusiona sobre el escenario la interpretación de una obra maestra de la historia de la música, compuesta por Dieterich Buxtehude en 1680. Se trata además de una producción muy especial, con un nuevo texto creado ex profeso por Eneko Sagardoy para este espectáculo, que el propio actor durangarra defiende sobre el escenario. 

Eneko Sagardoy no ha perdido tiempo y nada más volver del estreno de la película Irati, de Paul Urkijo, en el Festival de Sitges, se ha puesto a ensayar esta nueva producción, con la que se enfrenta a un nuevo reto en su carrera. 

Del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges al Arriaga...

-Sí, ha sido un estreno increíble, la película de Paul Urkijo, Irati, ha recibido unas críticas buenísimas y la reacción del público ha sido estupenda. Hemos vuelto emocionados. 

Ahora toca ensayar para el concierto escenificado ‘Moto-Membra Jesu Nostri’ en el Arriaga. ¿Cómo surgió el proyecto?

-Lucía (Astigarraga) quería trabajar conmigo, habíamos colaborado como actores en otro proyecto, pero nunca ella como directora. Íbamos a hacer la adaptación de una novela, pero Calixto Bieito (director artístico del Arriaga), sabía que yo escribía y me propuso que escribiera algo para una obra. El teatro tenía también un concierto apalabrado con Conductus Ensemble y nos propusieron fusionar ambos proyectos, poner en diálogo su música con mis textos.

Actor de teatro, de cine y ahora escritor...

-He escrito en algunas ocasiones, pero así una obra entera es la primera vez. Es verdad que no tiene la estructura clásica de una obra de teatro, porque los textos se van intercalando con las diferentes cantatas de Buxtehude, que están dedicadas a los pies, rodillas, costado, manos, pecho, corazón y cabeza de Cristo. Pero contextualizan esta obra de 1680 y la conecta del todo con lo que un espectador actual puede entender. De esa manera, va asomando la obra. 

¿Y cuál es el argumento?

-A primeros de año, uno de mis amigos murió en un accidente de moto. Y esa imagen a Lucía le impactó mucho, me dijo que partiera de la historia de la muerte de un hombre joven. Que hiciera un paralelismo con las cantatas, que hablan de eso, del amor, del cuerpo y de la ausencia del cuerpo, de la belleza aún en la muerte. Yo me subo al escenario con una moto, que luego Lucía descubrió que, mirada desde arriba, puede parecer una cruz. Hay varios paralelismos entre la vida de Jesucristo, el lenguaje bíblico y el texto que he escrito.

Está escrita en tres idiomas, latín, castellano, y por supuesto, euskera.

-Hay dos personajes que establecen un diálogo, el vivo y el muerto. El vivo habla euskera y el muerto, castellano. Y se suman a las cantatas en latín, interpretadas por las quince voces de solistas y coro y los once instrumentistas de la orquesta Conductus Ensemble.

¿Cómo disfruta más, escribiendo el texto o actuando?

-Bueno... He disfrutado en muchos momentos escribiendo cuando me olvidaba que yo lo tenía que interpretar y he disfrutado mucho interpretándolo cuando me olvidaba de que el texto era mío. Porque no es solo que escribas el texto, es que luego lo tienes que defender. Cuando notas en el ensayo algún problema, te das cuenta de que no puedes acudir al dramaturgo porque eres tú. Lo tienes que defender con uñas y dientes.

No para, tiene en su agenda múltiples proyectos. ¿Hay un antes y un después del Goya que le concedieron por su personaje del gigante de Altzo en ‘Handia’? 

“Para mí hay un antes y un después del Goya, me puso en el mapa y eso me ha permitido seguir trabajando”

Eneko Sagardoy - Actor

-Sin duda, un Goya lo que hace es ponerte en el mapa, aunque yo siempre digo que por eso no te conviertes en mejor actor. Pero es verdad, para mí, ha habido un antes y un después, fue un momento en que me puso en el mapa para muchas personas y eso me ha permitido seguir trabajando.

En aquel momento, reconoció que se sentía afortunado pero que también le daba un poco de vértigo.

-Un poco sí porque se disparan la expectativas que tienes sobre uno mismo y la externas. Luego aprendes a quitarle importancia y estás al trabajo y todo lo demás son adornos. 

¿Ya se le ha quitado el ‘síndrome del impostor’ que confesó que sufrió al principio?

-Sí, totalmente, me sigue costando definirme, yo digo que hago teatro, cine, soy actor y son diez años de carrera para decirlo con propiedad.

¿Y con qué se encuentra más cómodo? ¿Con el cine o con el teatro?

-Lo que toque, depende del proyecto, mi idea es seguir intercambiando disciplinas porque me llevo muchas cosas del teatro cuando ruedo y viceversa. Me siento muy a gusto, el teatro me da una adrenalina muy fuerte y el cine mucha tranquilidad porque son menos días de trabajo, más condensado y puedes dedicar más tiempo de preparación. Además, me gusta probar cosas nuevas, acabo de escribir esta obra, ahora voy a dirigir también mi primer cortometraje, que lo va a producir Paul Urkijo y cuyo guion lo he escrito con la bertsolari Nerea Ibarzabal... Estoy seleccionando proyectos que me hacen sentir que avanzo de alguna manera.

Su apuesta por el euskera es muy firme.

-Me sale así, no es una apuesta consciente, me apetece escribir y trabajar en mi lengua.

Ha reclamado más atención para la creación del cine en euskera

-En las plataformas se pueden escuchar series donde hay algunas palabras sueltas en euskera, pero tengo esperanzas de que en el futuro próximo EITB colabore con plataformas y veamos pronto una serie de producción propia íntegramente en euskera.

Los papeles que interpreta son siempre complejos.

-Me siento muy afortunado porque no solo los personajes, los proyectos son muy atrevidos, muy exigentes, y las películas y obras de teatro en las que participo son las que yo vería en los cines y en el teatro. Soy consciente de que hay poca oferta para los actores y ya ni te digo con este tipo de personajes. Mirar atrás y ver los proyectos en los que he participado da un poco de impresión y me hacer sentirme muy afortunado.

Además de dirigir su primer cortometraje, ¿cuáles son sus próximos proyectos?

-Voy a rodar la película del gasteiztarra Pablo Hernando Una ballena, con Ingrid García-Jonsson, en la que participará también Ramón Barea. Un guion que me fascinó cuando lo leí, que entrelaza lo fantástico con el cine negro. Se va a rodar en el País Vasco. 

¿Sigue viviendo en Bilbao o el trabajo le ha llevado a trasladarse a Madrid?

-Parece que la inercia de la industria te lleva a vivir donde más movimiento hay, que en este caso es en Madrid, pero yo en Bilbao tengo una calidad de vida que todavía allí no la he encontrado. Viajo a Madrid por trabajo, a visitar a amigos, pero siento que puedo desarrollar perfectamente mi carrera aquí. Y siempre abierto a proyectos de fuera, por supuesto.

Se prodiga poco en fiestas y eventos...

-La fiesta me gusta muchísimo, cuando tengo que ir a la alfombra roja o a eventos, voy encantado y lo doy todo. Pero cuando no tengo nada que decir, prefiero quedarme en Bilbao dando un paseo o saliendo de potes con mis amigos.