Tanto rías como ríos, puertos, bahías, lagos naturales o embalses, no hay superficie acuática que la compañía Le piano du Lac no haya surcado. A bordo de un llamativo piano flotante, conformado por el instrumento de cuerda sobre un trimarán, el trío Swing 276 revisita los clásicos de la chanson francesa, del jazz y del swing. Este espectáculo es uno de los que, en el marco de Bilboko Kalealdia, ha conseguido centrar la atención en la ría, concretamente a su paso por el puente de La Ribera. “Después de tener el piano varado en pandemia nos hace ilusión ponerlo a bailar”, asegura Mónica Cofiño, organizadora de la asociación asturiana La Xata la Rifa, que coproduce el espectáculo junto a los franceses Le piano du Lac. Quienes no lo hayan visto hoy, tendrán otra oportunidad mañana, a las 20:30 horas.

“Llevamos años compartiendo conciertos y haciendo este tipo de eventos flotantes sobre el agua”, especifica la productora, quien explica que Bilbao es la primera parada de una gira que llevarán a cabo por todo el Estado, donde ofrecerán entre 30 y 35 funciones del espectáculo Swing and Swin, a bordo del piano de los Mares. “Estaremos en el río Duero, a su paso por Zamora, o en el lago de Panticosa, en Pirineos”, concreta Cofiño, quien expone que tenían pendiente este estreno desde 2020. Paralelamente, la compañía francesa, que cuenta con varios prototipos de pianos flotantes, está inmersa en un gira en el país galo con otras dos de sus embarcaciones musicales.

DESDE LAS DOS ORILLAS

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En Bilboko Kalealdia, que mañana estrena su espectáculo estrella Volatineros, de la compañía aragonesa Nostraxladamus, con funambulistas y acróbatas que cruzarán la ría, el piano-barco elige el puente de La Ribera como espacio de operaciones. “El barco se va moviendo, tiene su propia coreografía”, afirma la organizadora del espectáculo que hoy se ha podido ver en las inmediaciones del puente de La Ribera. “El concierto se escucha en las dos orillas y también desde el puente, aunque el barco esté navegando. Toma aspecto de anfiteatro”, explica Cofiño, quien considera que el espectáculo potencia la vida cotidiana. “La ría juega un papel importante en la idiosincrasia de Bilbao y esta es una forma de poner en valor el espacio acuático”, expone.

Según asevera, a nivel logístico, es un espectáculo complejo. Y no solo porque el desplazamiento del piano se deba de hacer como si se tratara de un barco con todas las letras, sino porque, entre otros aspectos técnicos, se trabaja con microfonía inalámbrica. “Tenemos que medir las distancias que hay entre el público, la disposición de la audiencia, el vaivén de las mareas...”, explica Cofiño, quien relata que como están tan habituados a montar el concierto cada día en un espacio diferente, han desarrollado la capacidad de ver el potencial de cada lugar al instante. “Cada espacio tiene su sonoridad”, añade la encargada de producción sobre el concierto que destaca por promover un ambiente “oscilante retro-guinguette” propio de los bailes populares de los años 40 y 50. “La idea es que la gente baile y forme parte del espectáculo”, concluye Mónica Cofiño.