¿Somos capaces de mirar una representación sin asignarle inmediatamente género o sexualidad? Este es uno de los interrogantes que subyace en la exposición Una voz para Erauso. Epílogo para un tiempo trans, Una voz para Erauso. Epílogo para un tiempo transuno de los platos fuertes de la programación de Azkuna Zentroa para este año. La muestra del colectivo Cabello/Carceller propone una revisión del retrato de Catalina de Erauso -al que han considerado el primer retrato trans de la historia-, a través de una galería de figuras disidentes contemporáneas. Mediante un vídeo de 28 minutos, además, tres personas trans interpelan a ese retrato de Erauso que les resulta incómodo, por el importante papel que jugó en la colonización imperial. El proyecto, comisariado por el filósofo Paul B. Preciado, podrá verse hasta el 25 de septiembre.

Según el curador de la muestra, Cabello/Carceller -conformado por Helena Cabello y Ana Carceller- se acerca a la historia de la misma manera que busca aproximarse al presente, con relatos públicos por los que es necesario luchar. En ese sentido, B. Preciado ha recordado la "invisibilidad" de los artistas que hasta ahora han trabajado sobre temas "radicales", ya que "durante mucho tiempo no tuvieron un marco institucional en el que integrarse". Este primer monográfico dedicado al trabajo de Cabello/Carceller en Bilbao llega después de una propuesta realizada por el director de Azkuna Zentroa, Fernando Pérez, hace más de tres años. "Pone en relación la construcción del relato histórico con las políticas queer y trans contemporáneas", ha indicado Pérez.

Helena Cabello ha reconocido que aunque han trabajado con otros personajes queer como Eleno de Céspedes, referentes cercanos que no provienen del mundo anglosajón, no ha sido fácil la elección de Erauso debido a su controvertida trayectoria. Por su parte, Ana Carceller ha subrayado que es complicado trabajar en lo queer "cuando es un concepto anglosajón para el que aún no se ha encontrado traducción al castellano". En esa línea, ha apuntado la importancia de buscar "referentes más próximos que puedan permitir a las personas identificarse". En cualquier caso, el colectivo ha insistido en que lo que ahora se entiende como queer tiene un recorrido largo. "Acercarnos desde diferentes partes puede ayudarnos a entender mejor", ha señalado Cabello.

FIGURA CONTROVERTIDA

Nacida en Donostia en 1592, Catalina de Erauso pasó de ser monja a enrolarse en la marina colonial española identificándose durante gran parte de su vida como hombre. "Consiguió una bula papal, algo excepcional, para poder vestirse de hombre", ha explicado Paul B. Preciado, quien ha matizado que se hacía llamar Antonio de Erauso. Además de las memorias que escribió, donde narra sus gestas, su figura llega a la actualidad a través del retrato que Juan van del Hamen realizó en 1626, ataviado como almirante. "Es uno de los primeros retratos trans, aunque se trata de un anacronismo histórico, porque la noción de trans no existía en el siglo XVII. Lo que sí existían era una serie de prácticas de travestismo", ha expuesto el comisario.

El retrato original de Catalina de Erauso, perteneciente a la colección Kutxa, así como una copia realizada del mismo en el siglo XIX, expuesta en el Museo San Telmo, forman parte de exposición y, de hecho, actúan como eje conceptual. "El proyecto se ha centrado en la elaboración de un nuevo retrato de Erauso, una figura con la que aparentemente podríamos identificarnos", ha afirmado B. Preciado sobre este personaje, "heroico desde narrativas normativas", al que incluso ha tildado de "canalla y mafioso" debido a las gestas narradas en sus propias memorias. Así, entiende que el "exceso del uso de la violencia" empleado por Erauso, de clase alta, es "una forma de inscribirse en los códigos de la masculinidad".

Este hecho, ha considerado B. Preciado, hace que sea una figura que "genera problemas incluso dentro de la normativa de las personas invisibilizadas". Según ha apuntado, las personas disidentes de género y sexo han sido representadas a través de tres códigos: "el médico, como enfermos; el jurídico, como criminales; y, por último, el pornográfico, en el que el cuerpo es objetivado". Es en ese antagonismo como se debe entender la exposición, "desde la radiación que emite como una aureola el retrato", en el que se "construyen una serie de narrativas disidentes".