uando Hilma af Klint comenzó a crear pinturas radicalmente abstractas hacia 1906, superados sus cuarenta años, no se conocía nada así. La propia Klint fue consciente del carácter rupturista de su obra y rara vez la expuso en vida. "Decidió almacenar la que no se exponía y dejó estipulado que solo podría mostrarse pasados 20 años de su muerte. Al final, tardaron 40. Sabía que su obra en aquella época no iba a ser aceptada o reconocida. Era una gran artista y la Historia del Arte ya le está dando su lugar", explica Lucía Agirre, curator del Guggenheim.

Casos como el de Hilma af Klint hay muchos entre las artistas cuyas obras se muestran este otoño en las salas del Guggenheim Bilbao, donde confluyen tres exposiciones dedicadas a creadoras que aportan una nueva visión de la Historia del Arte. Una visión más justa y real. "Hay que recuperar a todas estas figuras que los críticos, historiadores del arte o comisarios de museos han invisibilizado a lo largo de la historia. En este difícil acceso de las mujeres al arte también ha influido que no se les dejaba estudiar. Incluso, a veces, cuando empezaron a acceder a las academias no se les permitió hacer dibujos al natural porque no podían hacer una figura desnuda. Hasta hace relativamente poco, las pocas mujeres que han aparecido en los libros de arte están contadas con los dedos de la mano", reivindica la comisaria del museo.

El Guggenheim ha programado este año ocho exposiciones centradas en el papel de la mujer y concretamente, este otoño en las salas del museo las mujeres artistas tienen el papel protagonista con tres exposiciones que demuestran el poderío artístico femenino. Una de ellas está dedicada a Alice Neel, otra a las mujeres de la abstracción, que incluye unas 100 artistas de diversas disciplinas; y la tercera una videoinstalación de la creadora estadounidense Sharon Lockhart.

Cada cuadro, cada escultura encierra también una historia de dificultades. Como la de Sonia Delaunay, una de las grandes artistas de la vanguardia, que tardó décadas en poder exponer en solitario. Al igual que tantas otras mujeres, su obra ha sido entendida y valorada a la sombra de la de su marido, Robert Delaunay.

La lista es interminable. Lee Krasner, casada con Jackson Pollock, Helen Frankenthaler, con el crítico Clement Greenberg... "Eran los círculos en los que se movían, y con quienes se relacionaban... Al final, muchas acabaron casándose con artistas y eso supuso que en algunos casos pasaran a convertirse en señoras de. Sobre todo, porque la crítica y los medios de comunicación se portaron mal con ellas. Las críticas que se les hacían eran escasas, las galerías no exponían obras de mujeres... Si no hablan de ti, no existes, y en el arte sucede lo mismo. A estas mujeres se lo pusieron muy difícil en todos los ámbitos. La misma Krasner tuvo ue escuchar de boca de su maestro, Hans Hofmann, la siguiente frase ante una de sus obras: 'Esto es tan bueno que nunca dirías que lo ha hecho una mujer", explica la curator del Guggenheim.

En el caso de Janet Sobel, una artista pionera cuyas obras impresionaron a la estrella del expresionismo abstracto Jackson Pollock, fue tachada de ama de casa. Para los medios no existía, su arte parecía que no tenía importancia. Algo que les pasó a la mayoría de las artistas expresionistas abstractas, "Fue un escándalo total, un movimiento terriblemente machista en el que solo hubo cinco mujeres representadas porque, aunque muchas de ellas eran magníficas, no tuvieron la capacidad de exponer. Y si lo hicieron, fue a la sombra de los hombres".

En la exposición Mujeres de la abstracción, conocida por sus esculturas suspendidas de alambre basadas en formas orgánicas. Su vida también es un ejemplo de resiliencia, tuvo dificultades por partida doble para poder ser reconocida, primero por el hecho de ser mujer, y segundo, porque aunque nació en Estados Unidos su familia era japonesa. Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno estadounidense decidió que los americanos con ascendencia japonesa eran una amenaza para el país, obligándoles a abandonar su hogar y a vivir en campos de internamiento. Este periodo en reclusión, hizo que Asawa se acercase al arte.

Dos años después consiguió la libertad, comenzó a estudiar en la Escuela de Profesores, con la intención de impartir clases de arte, pero no logró graduarse al no conseguir realizar prácticas en instituciones públicas por discriminación racial.

Tuvo seis hijos y de nuevo, fue tildada de ama de casa. Por ejemplo, Art News alegaba que eran esculturas domésticas femeninas, hechas a mano, ideales para la decoración del hogar. "Se casó con un arquitecto que le reconoció y le apoyó en todo momento, estuvieron 60 años juntos. El reconocimiento en su obra fue muy tardío", reconoce Lucía Agirre.

crear referentes

El museo dedica también una gran exposición a Alice Neel, una de las artistas más radicales del siglo XX. Se trata de la primera retrospectiva que se dedica en el Estado a una de las mejores retratistas del siglo XX, cuya obra demuestra no solo su gran talento artístico, sino también un testimonio de valentía, de perseverancia y de voluntad. Todas sus obras cuentan una historia. Feminista, comunista gran defensora de la justicia social, del humanismo y de la dignidad de las personas, "fue también la que mejor ha plasmado en sus lienzos la faceta de la maternidad de la mujer", señala la curator.

"Mostrar el arte de estas mujeres. no es algo buscado, es algo natural; están aquí porque su obra merece la pena y porque la historia del arte les debe mucho y esa parte hay que recuperarla. En algunos casos resulta muy complicado porque sus obras no eran registradas, no hay seguimiento. Pero es importante crear modelos y referentes para las siguientes generaciones en todos los ámbitos, para que vean que pueden ser artistas, químicas, doctoras... que vean que esas mujeres han existido anteriormente y que han luchado para conseguir su lugar", destaca Agirre.

Reconoce esta comisaria del Guggenheim que todavía queda mucho por hacer "porque aunque se piense que las artistas solo han emergido recientemente de las profundidades, en realidad, todavía hoy en día no lo han conseguido. Siguen en las profundidades y hay que hacer un gran trabajo para que las mujeres no vayan allí. No solo de recuperación, sino para conseguir que tengan los mismos derechos y reconocimientos que tienen los hombres".

La exposición Alice Neel. Las personas primero se puede ver en el Guggenheim hasta el próximo 6 de febrero y Mujeres de la abstracción hasta el 27 de febrero, al igual que la videoinstalación de la estadounidense Sharon Lockhart, Rotación, notación.

Sonia Delaunay. Durante muchos años, su obra estuvo a la sombra de la de su marido, el pintor Robert Delaunay. Pero a diferencia de Robert, ella compaginó los pinceles con la decoración de interiores o el diseño de moda, convirtiéndose en una artista multidisciplinar, plasmando el lenguaje vanguardista sobre diferentes soportes.

obras de alice neelLa comisaria del Guggenheim Lucía Agirre posa con dos cuadros de la artista Alice Neel, que no se conformó con la vida preconcebida que tenían las mujeres en los albores del siglo XX e hizo lo que quiso: convertirse en la gran pintora que retrató el aliento de la sociedad en la que vivía.

ruth asawaSu vida fue un ejemplo de resiliencia. Aunque nació en EE.UU., su familia era japonesa y en la Segunda Guerra Mundial fueron obligados a vivir en campos de concentración. Art News alegaba que sus esculturas eran ideales para la decoración del hogar. Su reconocimiento fue muy tardío.

Natalia GoncharovaCon Mijail Larionov, su compañero tanto profesional como personal, formó parte de la vanguardia rusa prerevolucionaria, aunque es verdad que no se le ha reconocido hasta bien entrado el siglo XX.

janet sobelFue una artista ucraniana-estadounidense vinculada al expresionismo abstracto cuyas obras impresionaron a la estrella Jackson Pollock pero para los medios no existía. Fue un movimiento terriblemente machista.

Hilma af Klint. No fue hasta 1986 (más de cuatro décadas después de su muerte y a partir de una colectiva en el LACMA de Los Ángeles sobre lo espiritual en la abstracción) cuando se programaron sus primeras exposiciones.