Mayday & Stay es el nombre de la gira del cantante y pianista Pablo López, que hoy recala en Miribilla, en el marco del Bilbao Musik Fest, que cuenta con el patrocinio de DEIA. A partir de las 21.00 horas, el cantante pop repasará sus éxitos y las canciones incluidas en su último y cuarto disco, el arriesgado y orquestal Unikornio. Once millones de versos después de ti (Universal), grabado con la colaboración de la London Metropolitan Orchestra. “Me comparan con Pablo Alborán, por ese timbre aflamencado del que estoy tan orgulloso, pero solo tenemos en común el nombre y ser de Málaga”, asegura el andaluz.López (Málaga, 1984), que ha grabado con Juanes y se atrevió a revisar Quién me ha robado el mes de abril en el disco homenaje a Sabina editado en 2020, fue finalista en Operación Triunfo, en un ciclo que él dice “se cerró en 2009”. De hecho, casi nadie recuerda su paso por el concurso televisivo, ni siquiera los responsables de la discográfica que le editaron su debut, Once historias y un piano, en 2013. “No reniego de mi paso por OT, pero mi carrera apenas tiene que con ello”, explicó a DEIA el andaluz, que previamente había cantado en hoteles de la Costa del Sol y pasó también por el grupo Niño Raro.

“Desde que tengo uso de razón, todo lo que me he echado a la boca viene de la música; de una u otra manera y todas dignas. Incluso componiendo para otros. Son diferentes pasos que suman, incluidas las experiencias malas. Todo contribuyó a que pueda tocar en Bilbao”, relata López, que soñó con ser periodista -“siempre me gustó contar cosas; bueno, lo hago también ahora”- y forzó su gusto musical en casa gracias a unos progenitores muy melómanos. “No me pagaron carreras porque no había recursos, pero me dieron una cultura musical exquisita. Oían a Supertramp, Pink Floyd, The Beatles, Queen, Billy Joel y a cantautores como Silvio Rodríguez, Serrat, Pablo Milanés o Fito Páez”, recuerda.

Ecléctico y Valiente

Seguidor del rock, el pop, la canción de autor y las bandas sonoras, López llega a Bilbao en el marco de una gira denominada Mayday & Stay Tour marcada por el éxito. De hecho, agotó entradas seis días consecutivos en el Teatro Rialto de Madrid. El título de la gira y la estructura del álbum parece el guion de una película, en el primer caso, Mayday (“código de emergencia”) y en el segundo, Stay (“me quedo”). En el primero, que incluye temas como Mámano o Tempo, “aviso de que el barco va medio a la deriva y me doy cuenta de que tengo que asimilar que soy yo y aprender a pedirme perdón”. El segundo busca “la salida al laberinto; empieza con Mariposa y llega La niña de la linterna, que es como el faro, el amor, para acabar con Viba, que es pisar fuerte, y con Unikornio, que me dice que aprenda a vivir conmigo”, explicó a Efe.

Sus últimas canciones, que reconoce son muy autobiográficas y explícitas, giran en torno al deseo de su autor de “aceptar la imperfección”. Unikornio. Once millones de versos después de ti ofrece la colección de canciones más atrevidas e inclasificables de la carrera de López, que grabó en un periplo artístico que le llevó a Los Ángeles, Las Vegas, Barcelona y Madrid. El álbum, que alterna letras muy personales con una producción excelsa y épica, junto a guitarras eléctricas, guiños al soul y pasajes cercanos a las bandas sonoras de su admirado Hans Zimmer, se grabó en parte en los estudios londinenses Abbey Road, con la colaboración de la London Metropolitan Orchestra.

“No sé si gustará como los anteriores, pero estoy seguro de que es yo”, explica López sobre su rupturista último disco. “Leí que todo artista tiene alguna tara mental y que la creación es su vía de escape. Yo canto para luchar contra mis frustraciones. Son cosas que no le diría nunca a nadie, resguardándome detrás del caparazón del piano y la música. Aunque creo que no hay psiquiatra que me arregle ya el coco”, indicó a DEIA entre risas. “Y no es por el éxito, sino por el riesgo de conseguir cosas que has soñado y creías imposibles. Cumplir sueños es arriesgado y la ambición no desaparece porque siempre hay otro escalón más y está la curiosidad de seguir creciendo. A mí me causa vértigo y estrés porque soy muy exigente”, concluyó.