El pianista de jazz Joshua Edelman, neoyorquino afincado en Bilbao, acaba de publicar un disco con el que quiere contribuir a "salvar los océanos a través del jazz". Grabado en vivo en el Teatro Campos de Bilbao con un amplísimo elenco de músicos vascos e internacionales, incorpora himnos como Bizkaia maite y Over the rainbow, y busca convertir el álbum en "una herramienta de sensibilización y una plataforma desde la cual nos podamos comunicar con muchas personas", explica en esta entrevista. Edelman actuará en septiembre en Bilbao junto al contrabajista Eric Surmenian.

¿Cómo surge este proyecto, es fruto de su implicación en la lucha por el medio ambiente y la salud de los océanos?

Jazz For The Oceans surgió a raíz de nuestras conversaciones en familia, y concretamente con Alberto Santolaria, doctor en Biología Marina, investigador, buceador y productor de documentales sobre vida submarina. Me propuso poner música a sus documentales y empezamos a sentir que el jazz se mimetizaba de forma mágica con los movimientos de los peces y las algas. Cristina Santolaria, que es gestora cultural, periodista e investigadora, tomó la iniciativa de lanzar el proyecto. Todos hemos vivido la cercanía con el mar de forma muy intensa en la infancia y nos preocupa el futuro de los océanos y del planeta.

Ha creado la plataforma 'Agua sin plásticos. Salud del Planeta'. ¿Cree que la música puede sensibilizar sobre los grandes temas que afectan al ser humano?

—Claro, siempre ha sido y es una herramienta de sensibilización y una plataforma desde la que nos podemos comunicar con mucha gente.

¿Por qué grabarlo en directo? ¿Tiene que ver con la agenda de los múltiples músicos participantes?

—Siempre me ha encantado grabar en vivo, costumbre que puse en práctica ya hace más de veinte años. Este debe de ser el sexto o séptimo disco grabado con público. Inevitablemente toco de otra manera, con más intensidad, y hay una sinergia que te alimenta, sensaciones difíciles de reproducir en un estudio. En este concierto participaron músicos internacionales de una talla profesional inmejorable y gran experiencia. Era más práctico y mucho más emocionante grabar en directo.

¿Por qué en Bilbao, en el Campos?

—Es un teatro modernista de principios del siglo XX que ofrece unas condiciones excelentes de estética, aforo y acústica, además de un piano Steinway de concierto. Encima tenemos nuestra sede de Jazz Cultural Theatre justo enfrente, solo tenemos que cruzar la calle (risas).

El objetivo del disco se advierte claramente al hacerlo coincidir con el Día Mundial de los Océanos y su inicio con el rumor de las olas y las gaviotas. Además, añade el sonido de unas caracolas tocadas por el percusionista Steve Turre.

—Se trata de enmarcar la música en el ambiente del mar a través de imágenes audiovisuales, el repertorio, la poesía y la instrumentación. En este sentido, Steve Turre, uno de los más destacados trombonistas de la historia del jazz de los últimos 50 años, ha desarrollado una técnica única que convierte las caracolas marinas en instrumentos de viento. En el disco, evidentemente, no se aprecian las imágenes audiovisuales por lo que añadimos algunos efectos sonoros marinos.

Toca jazz ortodoxo, pero no se queda ahí, incluye una especie de rumba con cajón flamenco, guiños al jazz latino, cabaret y a la canción euskaldun... ¿Fruto de sus gustos?

—La música que hacemos es fruto de nuestras vivencias y de las de todo el equipo. Participan once miembros de nuestra familia en la grabación, somos una familia muy multicultural que abarca diferentes tradiciones y lenguas, entre ellas el inglés, el euskera, el castellano y el yiddish. Los otros músicos, vascos, neoyorkinos y cubanos, son todos viejos amigos con los que he tocado durante años en contextos diferentes.

Un tema asegura que los puentes son el futuro. ¿Ve necesario tender puentes entre diferentes, el entendimiento entre dispares?

Bridges are the future es una composición mía, letra y música, que habla de Manhattan y Bilbao en sentido autobiográfico. Dice "los puentes son el futuro, el progreso y la libertad". También habla de la juventud, el respeto, la justicia y la esperanza. Y lo cantan nuestros hijos Ander y Julen, y nuestra sobrina Yaiza Santolaria, todos ellos jóvenes músicos.

Resultaba inevitable interpretar alguna pieza en euskera, ya que es usted vasco desde hace más de una década. ¿Por qué 'Bizkaia maite', de Lertxundi?

—La incorporé porque es muy emotiva. La llevamos años interpretando con diferentes instrumentaciones. Están las voces de Ana y Lara Sagastizabal en euskera, la trikitixa, dos músicos neoyorkinos y cuatro cubanos. El sonido recoge naturalmente reminiscencias de los viajes de ida y vuelta entre Euskadi, Cuba y Nueva York.

El disco concluye con otra canción especial para usted, por motivos familiares, el legendario 'Over the rainbow', que han cantado desde Judy Garland a Ella Fitzgerald, Ray Charles, James Taylor, Eric Clapton o The Ramones.

Over the rainbow es una canción legendaria del Gran Cancionero Americano que llevo tocando desde hace décadas. La letra en inglés es de mi tío abuelo Yip Harburg, uno de los muchos compositores y letristas judíos que crecieron en el ambiente del teatro en yiddish en Nueva York. Quisimos hacerle un homenaje al uncle Yip y la traducción de la letra es de Iñaki Aurrekoetxea, bertsolari de Gernika. ¡Estamos encantados con el resultado!

¿Hubo espacio en el concierto para la improvisación?

—Los músicos de jazz siempre improvisamos. Por supuesto, sobre estructuras concretas. Es una habilidad adquirida durante toda una vida de dedicación a la música y a nuestras tradiciones ancestrales.

Es un disco largo, una hora y casi veinte minutos. ¿Incluye la totalidad del concierto?

—No, el concierto fue de dos horas y media, aproximadamente. Tuvimos que omitir algunas canciones, pero no hay retoques posteriores. ¡No, los fallos, si suceden, forman parte de la música!

También ha publicado recientemente otro disco en vivo, en Madrid, en homenaje a uno de los mitos del jazz, Duke Ellington.

Tribute to The Duke es otra grabación en directo de un concierto que presentamos en Madrid en 2001 con la cantante Paula Bas y Manuel Machado en la trompeta, el mismo que toca en Jazz For The Oceans. Participan también el contrabajista Alex Hernández y el batería Jimmy Castro, todos ellos formidables artistas.

Es casi imposible llevar este repertorio al directo, ¿pero tiene previsto algún recital a corto plazo?

—Actualmente estoy inmerso en la grabación de un disco de Saúl Santolaria, que verá la luz este otoño. Y el 18 de septiembre tengo programado un concierto de aforo limitado en Jazz Cultural Theatre of Bilbao junto al contrabajista Eric Surmenian.

"El trombonista Steve Turre ha desarrollado una técnica única que convierte las caracolas marinas en instrumentos de viento"

"Over the rainbow' es una canción legendaria del Gran Cancionero Americano. La letra en inglés es de mi tío abuelo Yip Harburg"