"Me gustaría coger un mes de vacaciones y estudiar con él", ha dicho el legendario Pat Metheny sobre el también guitarrista Frank Gambale, que estos días participa en el festival Guitaralde! de Hendaia con una propuesta doble de concierto, junto a Nicolas Viccaro, Hadrien Féraud y Stéphane Guillaume, y clase magistral. Gambale, de origen australiano y criado musicalmente en Estados Unidos, se dio a conocer en el seno de la Elektric Band de Chick Corea, a quien recuerda en esta entrevista, al igual que al violinista Jean-Luc Ponty, y reniega de la etiqueta de músico de fusión.

"Mi primer deslumbramiento fue con Jimi Hendrix", explica Gambale, ganador de un Grammy, pedagogo en múltiples libros y DVDs e intéprete de jazz, rock, funk, r&b y sonidos latinos y brasileños. En el festival reemplaza a otra leyenda de la fusión, Mike Stern, quien no ha podido acudir debido a una enfermedad de última hora que le ha impedido viajar.

Actuará en el festival como recurso de última hora, en sustitución de Mike Stern. ¿Hará también concierto y masterclass, como estaba previsto?

—Exacto, concierto y clase magistral. No es algo nuevo llegar en sustitución de alguien, en este caso de Stern. El director artístico del festival, Jean Marie Ecay, es un gran fan y contactó conmigo, por lo que me siento muy afortunado en ayudar en esta situación horrible, cuando tienes todo programado y alguien se cae por motivos de salud u otros.

Guitaralde!, un festival centrado y dedicado a las guitarras, será el lugar ideal para alguien como usted ¿no? Es su amiga y compañera fiel desde la infancia.

—Así es, me encantan los festivales de guitarras y he tocado en multitud en todos los continentes. Me siento feliz de estar aquí. Y sí, las guitarras me acompañan desde niño, desde que tenía seis años de edad y dos hermanos mayores la tocaban ya. Yo solo quería ser como ellos.

Tiene una canción titulada 'The day that everything changed'. ¿Tiene recuerdos de ese primer deslumbramiento con la música, con algún artista o disco en concreto?

—Ahí tuvieron importancia mis dos hermanos, que me abrieron a los sonidos del blues y el rock que se hacía en los años 60. Probablemente, el deslumbramiento inicial con la música me llegó con Jimi Hendrix. ¡Era capaz de hacer mucho ruido con la guitarra, era una locura! Y yo quería hacer lo mismo, claro.

¿Cuántas guitarras tiene, cuenta con alguna favorita?

—Tengo muchas, probablemente unas 50, pero no son para coleccionar en el sentido de que sean vintage y piezas clásicas. Las tengo porque son instrumentos novedosos que ofrecen innovaciones técnicas. Hay muchas marcas que están creando algunas fantásticas. Y sobre mi favorita... es imposible contestar eso, lo veo ridículo. Sucede como con los hijos, aunque tengo una magnífica Gibson negra Trini López de 1966. Algunos piensas que es la guitarra más fea que se ha construido (risas).

¿Recuerda la primera que tuvo?

—La primera profesional fue una guitarra Stratocaster blanca serie L que me regalaron con 13 años, sin contar una barata previa de apenas 20 dólares. Esa primera era como la de Hendrix. Luego, he ido aprendiendo con los años de grandísimos músicos con los que me he ido encontrando, como el gran Chick Corea, con quien nunca pensé que podría tocar.

No le gusta que le llamen músico de jazz o fusión.

—Es que me gustaron siempre The Brecker Brothers, Steely Dan, The Beatles, John Coltrane... A todos ellos los he escuchado y me han inspirado muchísimo. Hendrix, que hizo cosas increíbles en los 60 y llegó a cambiar cómo se tocaba la guitarra, solo fue el primero de todos esos numerosos músicos importantes para mí, incluidos los increíbles músicos de jazz. Muchos de ellos se dedicaron a la fusión de jazz y rock, a esa mezcla inspiradora, a esa expresión. El rock ofrece un sonido poderoso y el jazz tiene más sensibilidad, pero puedes encontrar todo tipo de ejemplos en cada estilo. Resumiendo, soy un artista que trata de no encasillarse y ponerse limitaciones.

¿Cuál es el secreto de todo buen guitarrista? Aunque se tengan condiciones para la música, el trabajo duro será vital, ¿no?

—Para mi gusto, un buen guitarrista debe tener un gran tono, un buen sonido, saber qué sonido buscas, conocer los estilos, tener creatividad al tocar y también componer buenas piezas de música... No hablo de hacer grandes solos, que es lo que parece interesar más a la gente. Y también es importante saber experimentar sobre las posibilidades del instrumento. Para mí, la magia está en buscar y encontrar tu propio estilo, que al oírte te reconozcan desde las primeras notas entre los millones de instrumentistas que hay en el mundo.

¿Alguien que ofrece masterclasses ya lo sabe todo o la vida y el arte son un aprendizaje continuo?

—Un aprendizaje, por supuesto, absolutamente. Hay que descubrir cosas nuevas constantemente en tu imaginación. Nunca lo sabes todo y las cosas siempre cambian. Cada década nos ofrece innovaciones en la música, últimamente ligadas a la tecnología; y tienes que seguir avanzando con ella e informándote. Es algo bueno. Y respecto a las canciones, últimamente lo más importante es lo que rodea a su producción.

Ha tocado con muchos de los grandes, pero resulta obligado referirse a Chick Corea, con quien grabó cinco discos ¿Cómo recuerda aquella época, qué aprendió de él? Y del violinista Jean-Luc Pontiac.

—Pontiac es un gran músico con el que he compartido grandes momentos. Y de Corea admiro su capacidad infinita para explorar la música, su fuerza y energía constante para empujar hacia adelante y crear algo nuevo. Eso ha quedado conmigo, como su intensidad, su magia, su integridad.

"Las guitarras me acompañan desde niño, desde que tenía seis años y dos hermanos mayores la tocaban ya"

"Jimi Hendrix era capaz de hacer mucho ruido con la guitarra, ¡era una locura! Y yo quería hacer lo mismo que él, claro"