El Museo Guggenheim busca ampliarse en Urdaibai, entre Gernika y Murueta, creando un entorno artístico en la naturaleza. Sería una nueva forma de entender el arte, una experiencia distinta que comenzaría en la villa foral, en los terrenos donde se ubica la antigua fábrica de Cubiertos Dalia y finalizaría en Murueta, donde se encuentra el astillero.

Gernika sería la puerta de acceso a esta nueva experiencia y se conectaría con Murueta a través de una línea verde, una senda peatonal, y de la vía de ferrocarril, que está a la espera de ser mejorada. Tanto en Gernika como en Murueta se construirían dos nuevos edificios.

El proyecto en el que los técnicos trabajan desde hace meses para ponerlo al día, evolucionándolo y adaptándolo a los nuevos contextos, fue presentado al Patronato del Guggenheim, celebrado ayer lunes. Un proyecto que opta a 81 millones del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea, aunque la inversión estimada ascendería a 127 millones de euros. De momento, está encima de la mesa y dependerá de que una parte de la financiación llegue de los fondos europeos. Si entrara dentro de los fondos, una de las condiciones es que las actuaciones tienen que estar finalizadas para 2026.

Esta ampliación en línea verde supondría un nuevo modelo museístico, que aunará producción artística, ecología, tecnología, conectividad social e investigación y proporcionará al visitante una experiencia diferente y complementaria a la del actual Guggenheim Bilbao, siempre cumpliendo los criterios de sostenibilidad y respeto al medio ambiente.

El proyecto de la ampliación discontinua siempre ha estado vigente. El Guggenheim Bilbao nunca ha renunciado a sacarlo adelante cuando la coyuntura económica lo permitiese. En 2018, el Patronato del Museo Guggenheim recuperó la ampliación del centro en Urdaibai dentro de su plan estratégico hasta 2020. El propio director de la pinacoteca, Juan Ignacio Vidarte, visitó algunos de los posibles emplazamientos en Urdabai, mientras la Diputación Foral de Bizkaia y el Gobierno vasco esperan el momento económico oportuno para afrontar la obra.

En los últimos dos años, han sido estudiadas posibles ubicaciones en Urdaibai para retomarlo. El proyecto presentado ayer lunes mantiene las características del conocido en 2008, con el mismo enfoque de ampliación discontinua, cualitativa, en el entorno de Urdaibai, pero incorporando otros elementos que lo enriquecen, como el hecho de que hay mayor conexión con el entorno y se hace mayor énfasis entre la conexión artística y otro tipo de actividades creativas, como la investigación, la tecnología o el diseño.

Para la construcción de los dos nuevos edificios, se convocará un concurso internacional no solo de arquitectura, sino también de paisajismo y ecología. Se plantea una programación de exposiciones en Murueta y luego intervenciones artísticas, tanto en el exterior de Murueta como en el exterior de Gernika o en la propia senda. Otro elemento importante sería la realización de un programa de residencias, cuyo punto de arranque sería un foro internacional que se celebraría todos los años en torno al arte, la ecología, la investigación, a la que asistirán figuras claves del pensamiento.

El proyecto tiene un coste aproximado de 127 millones, de los que 80 se destinarían a la construcción de los edificios, mientras que el resto sería para realizar actuaciones para adecuar el entorno.

Visitantes

El nuevo proyecto fue presentado ayer lunes en la reunión del Patronato, que contó con la asistencia del diputado general de Bizkaia y presidente del Comité Ejecutivo de la Fundación, Unai Rementeria; el consejero de Cultura del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria; la diputada vizcaina de Cultura, Euskera y Deporte, Lorea Bilbao; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, así como representantes de las empresas y entidades que forman parte del máximo órgano de gobierno de la Fundación, algunos por vía telemática, y los directores de los museos Guggenheim de Nueva York y Bilbao, Richard Armstrong, que lo hizo por vía telemática, y Juan Ignacio Vidarte.

Además, de informar sobre el nuevo proyecto de ampliación, los asistentes repasaron otros temas como el balance de la actividad del museo durante los cinco primeros meses del año, cuyos resultados se vieron "muy afectados" por las restricciones a la movilidad, los cierres perimetrales y limitaciones de aforo derivados de la crisis sanitaria. El Museo ha recibido, a día de hoy, 108.870 visitantes, un 35% por encima de lo presupuestado para este período, un 9% menos que en 2020 -marcado, a partir del 14 de marzo, por el cierre forzoso del museo- y un 72% menos que en 2019, el último ejercicio prepandemia. El origen geográfico de quienes lo han visitado ha sido mayoritariamente vizcaino, debido a las restricciones provocadas por el coronavirus.

25 años del museo

También informaron de las exposiciones en las que trabaja para el próximo año, en el que el Guggenheim cumplirá 25 años desde su inauguración en Bilbao. Un aniversario que esperan poder celebrar como se merece, cuando todo parece apuntar que podría llegar la superación de la pandemia.

Entre las exposiciones en las que trabaja el Guggenheim está una dedicada a los coches, concretamente a la relación que Norman Foster tiene con el automóvil. A lo largo de la arquitectura contemporánea, algunos de los mejores arquitectos han llevado su pasión a la automoción, como es el caso del diseñador del metro de Bilbao. En 1933, solo dos años después del Adler de Gropius, el arquitecto estadounidense Richard Buck-minster Fuller presentó un coche que parecía venido del futuro. Su inspiración aeronáutica dio lugar a un coche de seis metros y tres ruedas construido en aluminio. Una aerodinámica privilegiada y un peso liviano para la época conseguían consumos récord y una inusitada velocidad de 190 kilómetros por hora. Tenía una capacidad para once pasajeros, un récord que se vio truncado en una de las pruebas de presentación, cuando uno de los tres prototipos volcó y su piloto resultó muerto en el accidente.

Sin embargo, en 2011, Norman Foster decidió construirse su propio Dymaxion. Un pequeño homenaje del Pritzker a Fuller, del que fue discípulo y colaborador en la década de los 60. A partir de un archivo fotográfico de 2.000 imágenes, Foster y la empresa de restauradores Crosthwaite & Gardiner resucitaron esta unidad única ochenta años después. Este legendario Dymaxion es uno de los coches que se podrán ver en el museo el verano próximo, en una muestra que, a tirón de la que tuvo el arte de la motocicleta poco después de la inauguración del Guggenheim, tendrá también un enorme éxito de público.

Además, con motivo de su vigésimo quinto aniversario, el museo presentará una exposición con obras de su colección permanente, que parten de la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días. En ella, destacan, por ejemplo, la icónica imagen de Marilyn Monroe repetida una y otra vez por Andy Warhol, frente a la expresividad que domina el gran lienzo serigrafiado de Robert Rauschenberg Barcaza, o los Nueve discursos sobre Cómodo, de Cy Twombly; así como otras obras de Anselm Kiefer, Jean-Michel Basquiat o Francesco Clemente.

Llegarán a Bilbao también una panorámica de movimientos como el fauvismo, el cubismo o el surrealismo, procedente del Museo de Arte Moderno de París y una revisión del espectro completo de la producción artística de Jean Dubuffet procedente de la Fundación Guggenheim.

A estos proyectos se sumarán las instalaciones dedicadas a la imagen en movimiento para la sala Film & Video, protagonizadas por Marie Hugonnier, Monira Al Qadiri y Vito Acconci.