"Mi nueva novela Juego del Alma es un puzzle muy complejo, con un personaje muy arrollador que necesita jugar a este juego del alma para construir sus piezas", explica sonriente a DEIA este treinteañero licenciado en empresariales, que se ha convertido en uno de los escritores más vendidos en el Estado con sus novelas de género negro.

Javier del Castillo no solo consigue ser un superventas con cada obra que saca al mercado, sino que, además, ha sido nominado a mejor escritor de este año 2021.

Juego del Alma (Ed. Suma. Colección Tinta Negra) atrapa al lector desde el comienzo, cuando una adolescente de quince años aparece crucificada en un suburbio a las afueras de Nueva York. Miren Triggs, periodista de investigación del Manhattan Press, recibe de manera inesperada un extraño sobre. En su interior, la polaroid de otra adolescente amordazada y maniatada, con una sola anotación: "GINA PEBBLES, 2002".

En su novela juega con los dados de la fe, del engaño, del amor y el dolor, con extraños rituales y un oscuro secreto que, de descubrirse, puede cambiarlo todo. ¿Esto es lo que engancha?

—Miren Triggs y Jim Schmoer, su antiguo profesor de periodismo, seguirán la pista de la chica de la imagen mientras investigan la crucifixión de Nueva York. Así se adentrarán en una institución religiosa en la que todo son secretos y en un enigma único lleno de suspense en el que deberán descifrar tres preguntas de respuesta imposible: ¿Qué le sucedió a Gina?, ¿quién envía la polaroid? y, la más importante, ¿están conectadas ambas historias? Esto es lo que se averiguará en la novela.

Veo el éxito de sus novelas y me pregunto si con tantas desgracias reales ante nuestros ojos puede explicarse el clamoroso éxito de las novelas negras.

—Creo que es porque tienen un componente de misterio que alimenta la curiosidad; creo que todos somos curiosos y cuando sucede cerca algo sorprendente y dramático todos volvemos la vista para saber qué está pasando ahí, consiguiendo así algo maravilloso, que es evadirnos de cuanto está a nuestro alrededor, de todo el ruido, del drama externo y pasamos a buscarlo en otra parte a través de esa curiosidad.

¿Siempre quiso ser escritor de novela negra?

—Empecé a escribir a los doce años; me encantaban los relatos de Agatha Christie, intentaba imitarla. Después, cuando empecé a estudiar empresariales, tuve la suerte de no abandonar mi hobby; soy persona de hobbies enfermizos, me encantaba escribir y no lo dejé. Eso me sirvió como vía de escape cuando trabajaba en lo que me formé en la universidad, un mundo bastante aburrido, porque todo era muy numérico y matemático. La escritura siempre ha sido mi pasión, así que me siento muy afortunado porque mis cuatro libros se hayan situado en los primeros puestos de venta y sigan estando todavía ahí; se lo agradezco enormemente a mis lectores.

En un país como este, con mister X, Gal, grupos terroristas y anti, corrupción, Gürtel, Matesa, Bárcenas..., ¿encontrar el argumento para una novela negra es más fácil o más difícil que en otros lugares?

—Es más difícil, sobre todo porque parece que ya está todo visto; estamos acostumbrados a una realidad horrible todo el tiempo y encontrar tramas originales que despierten la curiosidad, atrapen y sean originales para la gente es difícil. Cuesta muchísimo encontrar historias buenas que sorprendan y que no tengamos la sensación de que ya ha sucedido, de que no es un relato ya conocido.

Cuando escribe novela sobre asuntos tan borrascosos, ¿qué busca más, dar velocidad a la historia o que la historia sea más lenta o más truculenta?

—Se trata de encontrar un poco el equilibrio entre una trama muy sorprendente que mantenga varias preguntas en el aire todo el tiempo a la vez que sus personajes te atrapan, que sean atrayentes, sea por su manera de ser, por lo que hayan vivido o por el desafío que enfrentan; se trata de encontrar ese equilibrio entre el alto ritmo de una trama compleja y la profundidad psicológica que trasmiten los personajes lo más reales posible.

Sexo, poder, dinero..., suelen ser el caldo de cultivo de las trapacerías y asesinatos que aparecen en la novela negra. Creemos que estamos en una sociedad pacífica, pero viendo el gran gusto por los thrillers, ¿cree que sea así?

—No creo que sea algo que a la gente le guste. El thriller tiene ese componente oscuro que llama la atención porque la mayoría de la gente no somos así; no acometeríamos esas locuras. La mayoría de la gente no formamos parte de la acción de esa oscuridad y cuando la vemos nos llama mucho la atención.

¿Siempre le atrajo escribir sobre novela negra?

—Siempre. Es más, es el género que más disfruto siempre; es el que más me atrae y cuando busco noticias internacionales para documentarme, suelo fijarme en noticias dramáticas y oscuras, desde siempre. Desde que era un adolescente escribía relatos cortos de suspense. Empecé a los 12 años imitando a Agatha Christie porque me gustaba muchísimo.

Después de estas preguntas, la lógica es dónde busca usted su fuente de inspiración, ¿en la realidad, en los medios de comunicación, en delincuentes o asesinos convictos o en lo recóndito y más oscuro del alma humana?

—Lo busco siempre en las secciones de noticias, suelen ser un caldo de cultivo continúo de dramas personales; busco muchos sumarios policiales de casos abiertos. Y sobre todo noticias reales en el extranjero. Es abrumador la cantidad de casos que se cuelan y que permanecen para siempre; el caso de las desapariciones es dramático. También busco mucho en grupos de Facebook donde a lo mejor un familiar ha desaparecido, o alguien víctima de asesinato al que la familia ha montado un homenaje on line. Este tipo de historias escabrosas, sobre todo personales, me llaman mucho la atención.

Me parece entender que usted es de los que opinan que la realidad supera casi siempre a la ficción.

—Sí. Hay muchos casos, como el Monstruo de Amstetem, Dsutrut en Bélgica; en EE.UU. hay varios también. Un hombre que tenía tres chicas encerradas en casa. El mundo real es horrible y siempre tiene mucha más creatividad que la que puede tener un escritor. Pero hay que encontrar el equilibrio. Todas estas historias que son tan reales duelen tanto que es difícil escribir sobre ellas. Hay que encontrar una mezcla de muchas de ellas para que tengan esa tensión justa y permitan dar cabida a una historia de amor; otros componentes para que no solo sea esa oscuridad, ese drama de una historia truculenta.

Me lo imagino como a los demás sufrientes por esta situación pandémica. ¿Se animaría a elaborar una novela negra sobre una pandemia como esta, su extensión provocada o fomentada o no controlada?

—Me costaría muchísimo. A mí personalmente, como lector, me costaría muchísimo leer algo sobre la pandemia, porque estamos todos muy saturados. Imagínate que para escribirlo tienes que pasar más de un año, con una historia que estás tan harto de vivirla que no me apetece nada. Y eso que puedes buscar múltiples escondites en esta oscura realidad que servirían muy bien. Es muy fácil crear un asesino en serie que se dedica a contagiar a gente, es algo relativamente sencillo, pero me produce hartazgo, estamos todos muy cansados, y escribir ahora algo sobre la pandemia me daría pereza. Quizá dentro de 30 años, cuando lo veamos en la distancia, sí. Pero ahora mismo, lo veo como demasiado reciente todo

Esta pandemia se ha llevado a Zafón, un referente en las historias negras, thillers. ¿Cómo ve el panorama de la novela negra en el Estado, en lengua castellana? ¿Está en buen nivel?

—Sin duda. Aquí hay muchísimos autores excelentes de novela negra, pero internacionales también. Hay grandes autores y está cada vez más en auge, por la capacidad que tiene el género de novela negra, de suspense, de atrapar, más ahora en esta época en la que necesitamos historias que nos abstraigan de todo. El nivel es bueno, quiero pensar que estamos en una época dorada de la novela negra.

Conozco a un escritor que publica novela negra, pero solo en digital, a demanda. ¿Cree que la novela en papel perderá su peso y dará paso a esta posición libérrima de publicar on line o esto va para largo?

—El papel será eterno. Creo que es imposible que desaparezca, por cosas tan simples como las sensaciones que te da tener un libro en la mano donde vas poniendo el marcapáginas. Ese tipo de cosas que son muy sencillas, están clavadas en nosotros y es difícil que desaparezcan. Es verdad que el libro electrónico ofrece muchas facilidades y te puedes llevar 50 libros de vacaciones, pero creo que el papel nunca va a perder su peso real; tiene ese componente, además, de guardar para siempre€ Simplemente el entrar en una librería y percibir ese olor tan característico que tiene ... ¡guau! será eterno.

Independientemente de su éxito personal, ¿qué recomendaría a un escritor novel, que escribiera poesía o mejor se dedicara al thriller?

—Que escriba lo que le guste, lo que le apasione. Es más, se nota muchísimo cuando al escritor le gusta la novela histórica y se lanza a escribir thriller, porque cree que es lo que se más se vende, o poesía, porque ahora está muy de moda en las redes sociales. Tienes que hacer lo que te apasiona, porque esa pasión se nota muchísimo entre las líneas, en todo el armazón de la obra, en cómo te embarcas en cada párrafo, cómo te metes en la trama. Es fundamental cultivar esa pasión. Tienes que disfrutarlo y no hacerlo por lo que crees que vaya a funcionar mejor comercialmente.

Disculpe mi irrupción como guionista. En 2029 pasará cerquita de la Tierra un asteroide. ¿Podría escribirse una novela negra sobre esta realidad sobre alguien que fomenta para beneficio propio la inmigración ilegal o la desertificación?

—Temas universales, acontecimientos importantes como el del asteroide y demás, te dan un contexto bueno para crear una trama en torno a algo. Sobre un grupo de gente que vive el aconteciminto y que dentro ocurra algo imprevisible asociado a este asteroide. En novelas más sociales o que tengan más impacto en el día a día, en políticas, siempre se puede hacer. Crear personajes en torno a ellos que sean muy reales, pero a la vez muy oscuros y que tengan muchos matices; en el caso de la inmigración, ese tipo de personajes te dan protagonistas para que sean malos, el punto dramático de un villano odiable. Eso en una historia funciona muy bien. Hay que crear un personaje real, pero que a la vez lo podamos odiar o rechazar.

Por último, cuando escribe, ¿cree que le supera la realidad y que el relato camina a su aire?

—Tengo la sensación de que estoy intentando escribir algo que no haya pasado y si aparece algo que sí ha sucedido, que sea porque lo desconozco. Con frecuencia creo que todo ha ocurrido. Por eso no sé si me supera la realidad o la realidad es tan creativa que es imposible superar. Tenemos ese problema, que nos enfrentamos a una realidad que imita, muy creativa. Somos 7.000 millones de personas en el mundo, que todos estamos creando nuestras propias realidades y todo es susceptible de pasar.

Está nominado a mejor escritor del año por su novela 'La chica de nieve'. Estará contento, satisfecho.

—Sí. Al final, cualquier reconomiento siempre se agradece, de verdad, siempre lo digo. Mi mayor reconocimiento es que mis últimas cuatro novelas nada más salir se han convertido en las cuatro novelas más vendidas de España; no sé cuantas semanas llevan mis libros entre los más vendidos. La verdad es que el regalo que me llevo es el de los lectores que me leen y contar con el cariño de todos ellos. Porque para mí escribir es mi auténtica pasión; con cada libro que publico me siento más feliz y encima los lectores me recompensan.

"El misterio alimenta la curiosidad; cuando sucede cerca algo dramático, todos volvemos la vista para mirar"

"Vivimos en una realidad horrible todo el tiempo y hallar tramas originales que atrapen a la gente es difícil"

"La trama de la pandemia para una novela negra daría mucho juego, pero ahora estoy muy harto del tema"