nick Cave lleva décadas tocado por la gracia, especialmente la última, en la que nos ha dejado discos de emoción y genio desbordantes. Sin previo aviso, publica su álbum del confinamiento, Carnage(Popstock!), de momento solo en edición digital y compartido con su lugarteniente del siglo XXI, el multiinstrumentista Warren Ellis. Es un disco ecléctico en lo musical y esperanzado en sus letras, que en formato físico se editará el 28 de mayo.

Carnage, firmado por Cave & Ellis, se vende como el primer álbum de la pareja en solitario, sin aportaciones del resto del grupo del australiano, The Bad Seeds; pero ya habían trabajado juntos en bandas sonoras. Primer álbum de rock del dúo, Carnage toma el testigo a una serie de obras llenas de pasión y emoción entregadas en la última década. De Put the sky away a The skeleton tree, pasando por Ghosteen, el mejor álbum de 2019, y sin olvidar Idiot prayer.

Carnage se sitúa cerca de ellos en pasión, excelencia y emoción. Disco fruto del confinamiento, se cierra con Balcony man. El hombre del balcón. Te suena ¿verdad? “Todo es normal, hasta que deja de serlo”, canta con su voz oscura mientras se pavonea con zapatos de baile a lo Fred Astaire. Y ante el paso de la pandemia, la tristeza y la muerte, deja unos versos esperanzados -“esta mañana es increíble; y tú, también”- antes del cierre: “lo que no te mata, te vuelve más loco”. Menos oscuro que sus precedentes, Carnage se grabó en los estudios Soundtree de Londres. Disco que “nace de una catástrofe comunitaria”, se muestra “brutal pero muy bello”, según Cave. Y su compañero, que ataca múltiples instrumentos, viola, violín y guitarras al frente; explica que crear el repertorio fue fruto de “una creatividad intensa”, porque “las ocho canciones surgieron en dos días y medio, de una forma u otra”. Este disco, de acabado más tosco que sus precedentes, describe nuevos capítulos que conducen por los conocidos y muy diversos pasajes sonoros de Cave, mientras siguen vivas sus habituales referencias líricas al reino de Dios, la muerte, el amor y la naturaleza: ríos hechizados, árboles negros, campos de escarcha, pájaros que vuelan bajo, lunas en el cielo nocturno…

Las novedades arrancan con Hand of God, con cuerdas y coros furiosos sobre una corriente subterránea electrónica por la que sobrevuelan Alan Vega y Thom Yorke, y Old time, letanía sintética amenazante que remite al Mezzanine de Massive Attack, con la viola y la guitarra distorsionadas de Ellis sobrevolando versos sobre la pérdida de los sueños contrapuestos al nacimiento de niños y “franjas de sol resplandecientes”. Carnage, la canción, es, junto a Alburquerque, la joya baladística del disco. La primera, con coros excelsos, percusión minimal, guiño a Flannery O’Connor y versos de amor como “mi corazón es un camino abierto donde nos escapamos para siempre”; la segunda desarma por su sencillez al piano y líneas como “no llegaremos a ninguna parte, a menos que me lleves allí”. Único, sí, en busca de la verdad y la redención. Y nosotros nos alegramos.