ARAFRASEANDO al poeta Miguel Hernández, el rayo creativo del músico Xoel López no cesa. Lo constata el actual Si mi rayo te alcanzara (Sony), su décimoquinto disco, el cuarto en solitario y bajo el nombre del gallego, que sigue abriendo nuevas ventanas musicales con un repertorio en el que regresa, en cierta forma, al pop, pero que reniega de las guitarras.

¡Cuidado con Xoel! El gallego es responsable de canciones como If things were to go wrong, Que no, Reconstrucción, Tierra, Patagonia, Hombre de ninguna parte o Yo solo quería me llevaras a bailar, entre otras decenas, algunas clásicos de la música estatal de las últimas décadas. Primero ligado al pop anglosajón cantado en inglés, para abrirse después al castellano y, ya en solitario, bebiendo de músicas ligadas al folk y a las raíces de Latinoamérica, con Buenos Aires como base.

“Fui con intención de estudiar más música y de vivir, me fui con las antenas puestas porque estaba a favor de obra, con ganas de empaparme”, recuerda Xoel en el libro Conversaciones con Xoel López (Efe Eme), firmado por Manolo Tarancón. Alternando esos nuevos aires y retomando el espíritu de su familia, que recorría cantando en un burro el norte cantábrico en las posguerra, llegaron tres enormes discos con su nombre -Atlántico, Paramales y Sueños y pan-, que ahora son cuatro con Si mi rayo te alcanzara.

Su nueva decena de temas confirman que el gallego es un artista voraz y dispuesto al cambio y a la aventura, a abrir nuevas ventanas creativas. En uno de ellos alude a sus pies cansados de caminar y canta: “Donde se cierra una puerta… se abre una ventana”. Y ha vuelto a abrirla con un álbum que destila libertad en sus surcos, filosofía, instrumentación y arreglos. Xoel asegura que “es mi ejercicio máximo de libertad hasta la fecha”, un sueño perseguido y trabajado desde tiempo atrás.

energía liberadora

Aunque el repertorio del disco alude a pasajes fríos con referencias a glaciares, desiertos y heladas varias, el rayo al que se refiere su título es como una metáfora liberadora, una energía creativa que Xoel ha llevado a un disco que, curiosamente, encuentra su unidad en la disparidad estilística, fruto del alimento rítmico, cultural y amistoso mamado en sus viajes. Ecléctico por convicción, su propuesta actual es la más colaborativa de su carrera. El gallego se ha puesto el traje de director de orquesta y delegado en sus músicos, en colaboraciones con cantantes femeninas (Gaby Moreno, Ede y Alice Wonder), en la composición con su amigo David Quizán, y en la producción, que ha dejado en manos de Carles Campi Campón, conocido por trabajos con Jorge Drexler, Vetusta Morla o Natalia Lafourcade.

Si mi rayo te alcanza, que consolida el ADN musical y personalísimo del gallego y su particular forma de contar y cantar, con un lirismo poco habitual en los músicos en castellano, alterna la melancolía y las baladas con la entrega furiosa al baile y al desenfreno rítmico. El destello, con su piano, flautas y leve aparataje electrónico, o la maravillosa Joana, la preferida de Xoel, en la que canta “yo soy todo lo que quieres cuando todo lo que tienes no te basta”, pertenecen al primer grupo.

El segundo tiene su representación excelsa en Tigre de Bengala, un bombón de herencia africana y plasmación latina (¿merengue?) en el que se oye “los aciertos son errores del pasado y los errores, un camino que abrazar”, y Dancehall, una propuesta de viaje caribeño-latino. Y en esa línea difusa entre la melancolía y la rítmica folclórica, se luce con el timbre soul de Vampiro blanco, la electrónica luminosa y positiva de Si mi rayo… o el medio tiempo Catarata, entre el pop y el country. Son píxeles que conforman un retrato a caballo entre la melancolía y la fiesta cachonda porque, como Xoel dijo a Efe, “la vida es de puta madre”, pero “también una mierda”.