Esta hilarante obra de teatro se estaba representando en La Latina de Madrid cuando estalló la pandemia y hubo que cerrar el telón. "Estamos muy emocionados de retomar las funciones", asegura el director de la obra, Sean Turner, quien concreta que Bilbao será el primer escenario donde se reanude la adaptación de esta obra que se ha estrenado en más de 30 países. Promete que la mascarilla que el público deberá llevar no será un obstáculo para que las risas resuenen en el Arriaga al presenciar este megateatro que narra la historia de una compañía amateur en el estreno de su obra de misterio. La función parte de una única premisa: todo lo que pueda salir mal, ¡sale mal!

Cuando la obra se estrenó en 2012 nadie se imaginaba su éxito. Ya la han visto más de 8 millones de espectadores.

—Nadie lo esperaba, de ninguna manera. Cuando en 2014 se estrenó en el West End, en Londres, se suponía que solo iba a estar en cartelera ocho semanas. Seis años después seguimos ahí y esperamos estar muchos años más. Al público le encanta.

La obra se ha representado en más de 30 países de cinco continentes. ¿Eso demuestra que el humor inglés es internacional?

—Eso parece, el público realmente entiende nuestro humor. Aunque es verdad que no se basa demasiado en el lenguaje y en su traducción, sino que gran parte del humor se apoya en otro tipo de recursos: como cuando alguien se cae y simplemente es gracioso.

¿Vender que la obra está inspirada en el humor de los Monty Python ha espoleado la campaña de marketing?

—Creo que la obra le debe mucho a la tradición cómica británica, empezando por los Monty Python y siguiendo por los Fawlty Towers, y otros muchos grandes cómicos de Gran Bretaña en los que nos hemos inspirado. Pero también bebe de la tradición de narrativa de misterio o suspense británica, tipo Agatha Christie.

¿La adaptación del guion a la versión española ha requerido muchos cambios?

—No ha sido más complicado que la adaptación a cualquier otro idioma. Cada uno tiene características propias y aspectos interesantes. El trabajo de Zenón Recalde modificando el texto ha sido increíble. Siempre hay uno o dos gags que no se traducen, que simplemente son imposibles de traducir del inglés a cualquier idioma. Pero siempre es interesante intentar adaptarlo de alguna manera.

El periódico 'The Times' la definió como "una obra maestra del desastre". ¿También podría definirse como "una obra maestra de la Ley de Murphy"?

—Sí, absolutamente. Es una obra maestra en ese tipo de comedia, no hay nada parecido. Se interactúa con todos los elementos para conseguir que sea minucioso. Tenemos que ser meticulosos para acoplar todos los detalles y que el desastre quede bien, es muy difícil lograr el equilibrio. Se hace una obra por delante y otra por detrás para que todo encaje.

¿Cómo se consigue representar una función que sale mal a través de una función que sale bien?

—Es bastante complicado. Les pedimos a los actores que olviden todo lo que saben y actúen mal, lo que es extraño y difícil para ellos.

Y se dice que es un espectáculo que entraña muchos peligros físicos para los actores.

—Así es, tienen que trabajar duro y sobre todo deben estar en buena forma para estar fuertes. Además tener ocho funciones por semana implica un esfuerzo extra. En ocasiones parecen bailarines sobre el escenario.

Otro de los aspectos que ha destacado la crítica es la escenografía.

—Siempre decimos que es el noveno miembro del elenco. Es muy importante desde el inicio.

¿Cree que la obra puede funcionar igual de bien, sobre todo, ahora que ver a los demás pasarlo mal nos resulta cualquier cosa menos graciosa?

—Hemos sido muy cuidadosos y hemos modificado algún punto del show para que la gente se sienta cómoda y segura. En momentos como este es más importante si cabe contar con una válvula de escape para pasarlo bien y no pensar en lo que está ocurriendo en todo el mundo. Son los mejores euros que se puedan gastar para poder olvidarte de todo.

Es la primera vez que los actores representarán la obra frente a un público con mascarilla.

—Va a ser muy interesante, seguramente más para mí que para los actores. Cuando están sobre el escenario, con las luces sobre su rostro no ven al público. Pero habrá otro sonido, no solo por la mascarilla, sino porque el teatro no estará lleno.

Es una obra en la que el elenco trata de interactuar con el público.

—Hay una mínima relación con el público desde el escenario al principio, pero se mantienen las distancias. No queremos que nadie se sienta incómodo por lo que no se rompe la cuarta pared.

La obra se estrenó en Madrid el año pasado y Bilbao es la segunda ciudad en la que recala después de que estallara la pandemia.

—Estamos muy emocionados de retomar las funciones después de un parón tan largo y poder hacer reír a la gente, que es lo que mejor sabemos hacer. España es el primer país en el que se reanuda la obra después de seis meses de pausa. Incluso en Londres hay que esperar otros dos meses más.

Los que han visto la obra dicen que es fácil hacer 'spoilers' de la misma. ¿Cómo hacer para que la gente vaya a verla sin contar demasiado?

—Es exactamente como dice el título, no escondemos nada: es una función que sale mal. Cualquier cosa que puedas imaginar que sale mal, saldrá mal, y de ahí todo irá a peor. Hay una garantía de risas.

¿Y no se puede desvelar si hay 'happy ending'?

—(Risas). No puedo decir nada.

"La obra le debe mucho a la tradición cómica británica, como los Monty Python, los Fawlty Towers y otros"

"Cualquier cosa que puedas imaginar que sale mal, saldrá mal, y de ahí todo irá a peor. Hay una garantía de risas"