El actor Juan Gea es el inspector Martín Serrano en la obra Por los pelos. Él dirige la investigación de un crimen junto con otro inspector compañero que le ayuda. Pero en esta ocasión es el público quien pregunta, quien busca al autor del asesinato que se produce sobre las tablas. La obra repite este fin de semana en Bilbao un año después. Mañana, viernes y el sábado, el Teatro Campos Elíseos acoge la comedia policiaca, la más representada en la historia de EE.UU. Juan es el protagonista, pero comparte escenario con Rafa Alarcón, Carles Castillo, Lola Moltó, Carles Montoliu y Marta Chiner. "La gente se lo pasa genial. Es una obra muy dinámica", lanza el veterano actor.

Se abre el telón y aparece el cuerpo de una persona sin vida. ¿Quién es el asesino?

—Eso es lo que hay que descubrir y quien lo tiene que hacer es el público que nos vaya a ver al teatro. Dependemos del espectador para saber quien ha cometido el asesinato.

¿De qué trata la comedia?

—Se trata de un crimen que ocurre en una peluquería y es el público quien va a solucionar el tema, quien va a descubrir al asesino, quien va a interrogar y quien va a trabajar en la reconstrucción. El público vota quién piensa que es el asesino y, según su decisión, yo me encargo del interrogatorio final.

Todos llevamos un detective dentro, ¿no cree?

—Yo mucho, y no solo tengo alma de detective sino que soy un cotilla. Me encanta saber lo que pasa, escuchar conversaciones ajenas cuando estoy tomando un café en una cafetería. De hecho, alguna vez he estado tentado en sentarme al lado de alguien y decirle: No les quiero molestar, solo me les pido que me dejen sentarme aquí un ratito para escuchar lo que están hablando. Les juro que no les molesto.

¡Quién pudiese ser fantasma para poder estar en algunos sitios sin ser visto!, ¿eh?

—Eso sería maravilloso, sobre todo para poder entrar en la casa del vecino. (Ja, ja).

Humor que no falte.

—Eso es muy importante y más en esta época tan complicada por la que estamos atravesando todos.

Antes del covid estaba trabajando en dos obras; en Por los pelos y la otra El insólito caso de Martín Piche.

—Así fue. Y de la noche a la mañana todo se paralizó. Llevábamos desde finales de febrero sin poder trabajar. Mi compañía comenzó a rodar hace dos semanas en El Puerto de Santa María. Con Por los pelos ya hemos empezado y la idea es retomar en breve la otra obra también. Pretendemos ir poco a poco para recuperar fechas que teníamos cerradas y que por la pandemia habíamos perdido. Ahora se nos va a acumula todo, pero es mejor eso que estar parados sin poder subirnos a un escenario.

¿Cómo ha sido el regreso?

—Intentando adaptarnos a la nueva situación. La primera actuación con unas ganas horrorosas de abrazar al público después de seis meses sin saber qué iba a pasar con nuestras vidas. La vuelta ha sido muy deseada.

El teatro es un espacio seguro.

—Por supuesto. Se extreman todas las medidas de seguridad y hay que intentar retomar en la medida que podamos esa normalidad. Yo estoy viajando en el AVE, en el metro y ahí sí que hay muchísimas personas sin distancias de seguridad. En el teatro todo está controlado.

Pero la incertidumbre está ahí.

—Así es. Sabemos que el público bilbaino es muy de teatro y la obra gustó mucho el año pasado.

'Por los pelos' es la obra más representada en Estados Unidos. ¿Dónde cree que radica su éxito?

—En la participación del público, porque la comedia empieza como un vodevil y, de pronto, en el momento en que se produce el crimen, todo da una vuelta quien dilucida todo lo que pasa en el escenario. Hay un nivel de improvisación enorme.

¿De niño aprobaba por los pelos?

— Risas. Ya te digo. En Inglés era un desastre. Me llamaba el profesor y me solía preguntar: ¿Juan, contigo qué hacemos con el inglés? Me ponía siempre un cinco. Y sí, las demás asignaturas las aprobaba también por los pelos....

¿'Por los pelos' puede tener finales diferentes?

—Cada día la obra está escrita por el público. Hay cinco posibilidades, por eso, quien lo haya visto puede volver a verla porque el final puede ser otro. Hay cinco opciones diferentes y el desarrollo de la misma cambia porque el público nunca es el mismo.

Tiene muy buena pinta.

—Te la recomiendo. En una ocasión salió un asesino y un señor se levantó y nos dijo que no estaba de acuerdo y que quería ir a juicio. El ritmo de la obra es muy dinámica.

¿Se ha arrepentido de dejar su trabajo de banquero para dedicarse a la interpretación?

—No (Rotundo). La vida que estoy viviendo no la cambio. Me apunté en el grupo de teatro porque me gustaba una chica que hoy es la madre de mi hijo. Para nada fue por vocación. Pero luego me fui picando y se convirtió en pasión. Al principio lo combiné con el banco hasta que decidí centrarme en el teatro.

¿Qué consejo le daría a alguien que quiere dedicarse a esto?

—Primero le preguntaría por qué quiere dedicarse al teatro. Y, después, que le ponga mucha pasión y amor a lo que hace y que se prepare mucho, que estudie...

"La obra es muy dinámica y puede tener cinco finales diferentes dependiendo del público"

"Después de seis meses, el regreso a los escenarios ha sido muy deseado; ahora nos estamos adaptando"