La pandemia ha permitido descansar unos meses al cineasta vizcaino Koldo Serra, autor de largometrajes como Gernika y 70 Binlandens, cuya actividad se ha vuelto frenética últimamente. Tras concluir Caminantes, la primera serie de Orange, se reincorporará tras el verano al rodaje de la exitosa La casa de papel. Esta semana tenía previsto estrenarse en el documental con un rodaje que recogería la experiencia de los conciertos que el grupo Belako, que viajará en autocaravana, ofrecerá en tres autocines estatales, incluido el de Getxo, el día 27. Problemas de agenda de última hora se lo impedirán.

Tenía una serie, 'Caminantes', entre manos. ¿El confinamiento impidió que la concluyera?

—Llevo desde el 25 de febrero, día del cumpleaños de mi madre, sin pasar por Getxo, y he pasado en Madrid, totalmente solo, estos últimos meses, pero sí pude concluirla. Es una serie original de Orange, de terror y rodada en bosques vizcainos. Estamos a la espera de su estreno.

Terror y bosques, como en su debut, 'Bosque de sombras'. ¿Obsesión?

—Ahora los protagonistas tienen 20 años menos que yo. Es como volver a los orígenes, a las raíces, aunque mayor y con más experiencia. Noche, bosques, terror, carreras... fue como estar en casa. Y no solo eso, antes de confinarnos, también rodé un capítulo de El ministerio del tiempo, y hemos estado con la post-producción telemáticamente: sonidos, efectos especiales...

Cine, vídeos musicales, televisión, cómics... y tenía previsto estrenarse en el documental con Belako.

—Soy muy fan desde hace años. De hecho, la pre-producción de 70 Binladens me la pasé escuchando su disco Hamen y, al final, se oye el tema Mum en ella. No les conocía personalmente, pero volví a meter su música en un capítulo de la cuarta temporada de La casa de papel, y lo siguiente fue que me llamaron ellos para liarme en el documental. Como fan y director, me ponía mucho porque era algo novedoso. Pero problemas de agenda de última me impedirán hacerlo.

El proyecto de Belako estaba pensado como un híbrido entre el documental y la 'road-movie'. Siempre le han atraído, ¿verdad?

—Mezclar siempre va conmigo, como los nervios. A mis 45 años todavía me pongo inquieto con la ficción o La casa de papel. Mezclar tonos me gusta. Por ejemplo, 70 Binladens era un trhiller con atraco, humor, costumbrismo...

Confiesa su querencia por el cine de los 80, de los 'Indianas' a 'Los Goonies'. ¿Y en la música, cúales son sus gustos?

—La música es indivisible de la vida, representa muchos estados emocionales y a mí me acompaña siempre en mis caminatas. Tengo un IPad Pro con miles de canciones aunque nunca he tenido ningún don. Quise tener un grupo pero era un inepto a la guitarra y a la batería... Soy un melómano ecléctico, escucho desde bandas sonoras a The Cure, Leonard Cohen o Belako. Mi hermano Borja es un buen Dj, pero a él le gusta la electrónica, no nos parecemos en nada en gustos. Al menos, él tiene buen oído.

¿Cómo casan las guitarras eléctricas con el cine?

—Películas de referencia no sé, pero me marcó mucho The wall, con música de Pink Floyd y aquellas animaciones duras. Me traumatizaron de niño. Me gusta también El fantasma del paraíso, de Brian de Palma, y en documentales he visto y son brutales los de Kurt Cobain, Nick Cave y Metallica.

¿Ve los conciertos en autocines como una salida a la coyuntura actual?

—Independientemente de la pandemia, hemos pasado de ver series y películas en terminales diferentes y pequeñas a coger el coche e ir a los autocines a verlas en una gran pantalla.

Como volver a 'American graffiti' ¿no?

—Exacto, es algo de mitad del siglo XX. Y me acuerdo de Grease y de otras tantas películas. El espacio es muy cinematográfico y veo maravilloso que se convierta en un espacio a reivindicar, incluso para la música. Esa sinergia me encanta.

¿Qué cine y televisión se avecinan? A la crisis económica se unen ahora unos protocolos de rodaje muy exigentes.

—Todo será mucho más sencillo porque los rodajes van a ser mucho más lentos y cortos, por cuestiones sanitarias. Se aprovechará menos el tiempo con tantas pruebas y test. Y me preocupan más los contenidos si la gente no puede tocarse, besarse y pelearse, o no contamos con grandes figuraciones. Cuando pasen los meses, espero que todo se suavice, pero en muchas de las producciones ya iniciadas se han tenido que reescribir los guiones, para adaptarlos a la nueva normalidad.

¿Y cómo recibirá el espectador ese nuevo cine?

—Me preocupa cómo recibirá ese material, sí, si podrá conectar con él porque se nos olvida todo muy rápido. A la velocidad que estamos superando esto, los rodajes se irán pareciendo a los de antes más pronto que tarde.

Ha dirigido capítulos de series de reconocimiento crítico como 'El ministerio del tiempo' y éxito internacional en el caso de 'La casa...'. ¿De qué manera ha cambiado su vida profesional?

—Totalmente. En 2019 estuve de gira por festivales de varios continentes para presentar 70 Binladens y la preguntas acababan siempre por referirse a La casa... Fue una bendita locura, vista por 70 millones de personas en su cuarta temporada. !Fue la más popular del mundo! De hecho, me han llegado ofertas para una serie británica, pero estoy rodando una serie de éxito y duermo en mi casa, ¿para qué irme a Londres? Mejor que esto no se me ocurre nada.

¿Y largometrajes? ¿Hay algo previsto?

—Las plataformas han resucitado el panorama audiovisual. Antes de la pandemia, aquí, en Madrid, no recordaba tener tanto trabajo. Para hacer el equipo de Caminantes tuve problemas porque todo el mundo, técnicos incluidos, tenía trabajo. Se ha cambiado la forma de consumir, la gente tiene algunas plataformas, se piratea menos... Hay que adaptarse a ello; y yo, feliz. Pero sí me apetece volver a rodar un largometraje.

¿Qué se lo impide?

—Lo primero, la quinta temporada de La casa... Será como volver a clase tras el verano y el confinamiento.

¿Echa de menos consumir el cine en la sala oscura?

—Siempre seré un defensor de la sala oscura y la proyección en gran formato. En casa, tenemos el control, podemos parar, comer, aburrirnos y coger el móvil. En el cine, no. El diálogo con la película o la serie no es el mismo. Hay que estar concentrado y la conexión es total. Eso sí, allá cada uno. Por ejemplo, Caminantes, con sus capítulos cortos y rodada con teléfonos móviles, es ideal para consumir en el dispositivo y en el metro, por ejemplo. Que la gente consuma ficción, y que lo haga como quiera. Lo que me gusta es contar historias y que se disfruten, que hagan reír o llorar. Y luego que el espectador elija el soporte.