- Nació en Johannesburgo y ha vivido en una minoría dentro de la minoría blanca: la de los que se oponían al apartheid. William Kentridge ha contado en numerosas ocasiones que con 5 años ya vio en el despacho de sus padres, que eran abogados, fotos de negros asesinados.

En la actualidad, Kentrigde es internacionalmente conocido por sus característicos cortometrajes de animación, que se sitúan en la intersección de diferentes lenguajes estéticos, como el dibujo, el cine, la coreografía, la animación o la escenografía. El artista usa también sus dibujos como herramienta de denuncia de las secuelas del régimen racista sudafricano.

El Museo Guggenheim Bilbao le dedica la primera exposición del año en su espacio audiovisual, titulada William Kentridge: 7 fragmentos, incluye tres obras audiovisuales inspiradas en la figura y la obra del cineasta francés Georges Méliès (1861-1938), uno de las pocas personas que tuvieron la fortuna de asistir el 28 diciembre de 1895 en París a la primera exhibición pública del cinematógrafo llevada a cabo por los hermanos Lumière, y que se convirtió en uno de los pioneros del cine y de los efectos especiales.

Contemplada como una instalación, la muestra está compuesta por nueve pantallas en las que Kentridge evoca la figura del pionero de la cinematografía moderna, al tiempo que realiza "un onírico autorretrato y una representación de su estudio como un microcosmos", tal y como indicó en la presentación de la muestra el director general del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte.

La exposición, comisariada por Manuel Cirauqui, combina imágenes reales del artista, filmadas en blanco y negro, con dibujos realizados con su característica técnica de stop motion, que en este caso consiste en realizar dibujos a carboncillo, mostrarlos a cámara, borrar algunas partes y volver a dibujarlos, de tal manera que cada imagen de la animación final conserva las borraduras de las versiones anteriores. Con esta obra, el sudafricano plantea "una potente reflexión sobre la confección y desaparición de las imágenes como momentos indisolublemente vinculados", explicó Cirauqui. Kentrigde utiliza de nuevo la fotografía inversa para hacer que varias hojas de dibujos vuelen a sus manos como por arte de magia, creando una experiencia visual y onírica al mismo tiempo.

De las tres obras que componen la exposición, 7 fragmentos para Georges Méliés es la película que abre la muestra. En ella, Kentridge interactúa con sus dibujos animados en su estudio, convertido en una especie de "escenario cósmico". En otra pieza, Día y noche, el autor sudafricano filma una "invasión de hormigas". Kentridge sufrió una plaga de estos insectos en su estudio y aprovechó para crear una obra en la que las hormigas parecen formar nubes de estrellas.

La tercera pieza, Viaje a la Luna, es un homenaje a la obra maestra homónima de Méliès de 1902 y cuenta con una banda sonora original compuesta por Philip Miller que llena el espacio de la sala. En la película, el artista deambula por su estudio imaginando distintas acciones creativas.

La videoinstalación William Kentridge: 7 fragmentos permanecerá en el museo bilbaino hasta el próximo 14 de junio.