bilbao - Bajo la piel (Mundo Zurdo), el último disco de Green Valley, les ha llevado a lo más alto de la escena reggae estatal, con paradas internacionales en Chile y Colombia. "Tras un año de miles de kilómetros y esfuerzos, por fin llega la recompensa: compartir el disco con nuestra gente en la tierra que nos vio nacer", asegura el líder del grupo, el gasteiztarra Ander Valverde. Mañana actuará en la sala Santana 27 de Bilbao y el sábado, en la Jimmy Jazz de Gasteiz.

Tras una ascensión paulatina, muchos creen que hoy forman el grupo reggae más importante del Estado.

-Difícil valorarlo desde dentro. Supongo que con el paso de los años y tras seis discos de estudio, hemos llegado a un nivel de sonido y aportación a la escena reggae que nos coloca en un buen lugar. Son muchos años buscando un sonido específico y creo que estamos cerca de conseguirlo. Sonamos como un cañón y tenemos las tablas suficientes para hacer un show digno. Estamos en nuestro mejor momento.

Y con conciertos internacionales, como el Lollapalooza de Chile.

-Tenemos la suerte de que en Latinoamérica nos escuchan y valoran muchos, y festivales de renombre como Lollapalooza o Jamming Festival nos hacen un hueco en sus carteles, lo que es un lujo. El de Chile fue espectacular, con una gran producción. ¡Nunca habíamos comido tan bien en un festival! Pasamos de sandwiches, ensaladas o tortilla de patata a un restaurante de lujo con el mejor arroz que hemos probado. Y compartir cartel con Lenny Kravitz o Kendrik Lamar no se hace todos los días.

Mucha diferencia con los conciertos habituales de la gira, ¿no?

-Es otra película. Una producción de esa envergadura, con tanto público, un gran equipo de sonido, todo cuidado al milímetro...

¿Cómo grabaron 'Bajo la piel'? ¿Buscaba ese sonido tan orgánico y puro, a veces acústico?

-Empecé en casa con la guitarra, grabando mis ideas de forma muy artesana y en un momento muy especial de mi vida con mi compañera embarazada. La inspiración llegó con canciones minimalistas de sonido orgánico: guitarra acústica, melódica, percusión menor... En el momento de juntarnos con el productor para transformar esas ideas tan íntimas en canciones más enfocadas a la banda y un concepto más enfocado al directo, nos vimos con el problema de que perdía la esencia. Por ello decidimos arrancarlos en acústico e ir convirtiéndolos en eléctricos durante la canción, intentando conservar así su esencia. Así encontramos el equilibrio de sonido eléctrico y orgánico a la vez.

Estilísticamente, el disco también muestra un deseo de apertura, de ir más allá del reggae más ortodoxo y el dance-hall. Hay ecos de sonidos pop, algo de hip hop...

-No nos gusta ponernos barreras y tampoco somos de etiquetas. Intentamos hacer música sincera y con alma. Nuestros cimientos tienen sonidos jamaicanos pero no se puede negar que somos de donde somos, hacemos el reggae a nuestra manera y es ahí donde reside nuestra esencia

Colaboran SFDK, Macaco... Grandes músicos y, además, colegas.

-Colegas con gran talento y muy creativos con los que fue un lujo crear desde cero. Hoy se llevan mucho las canciones de encargo por Internet, pero nosotros hicimos el esfuerzo de juntarnos, lo que se nota en el resultado, Dani y Zatu personas muy luminosas que nos regalaron un trocito de su arte. Lo vemos como un tesoro.

¿Y las letras? Hay guiños a su hijo y otras de carácter más social y de denuncia. ¿Es algo que busca o le sale sin premeditación?

-Al final del día, cuando me siento a escribir, en mi cabeza existe un popurrí de sensaciones conforme a lo que he visto o sentido. Depende lo que me mueva. Siempre he sentido la necesidad de decir cosas, de explicar cómo me siento, y hay días para todo.

Algunos les tildan de utópicos y soñadores. ¿Es de quien cree que la música puede, al menos en un entorno cercano, cambiar a las personas?

-Vivimos a mucha velocidad y no damos la importancia que merece a cada acción, por insignificante que parezca, como beber un vaso de agua. La mayoría de las personas trabajan ocho horas al día y duermen otras ocho. Solo les sobran otras tantas para comer, ir al trabajo y al baño. Al final, como mucho, dedicamos treinta minutos al día a oír música. Si nos oyen a nosotros, mejor ofrecer un mensaje de esperanza e intentar sacarles una sonrisa.

'Ya me cansé' se titula uno de los temas nuevos.

-He vivido trece años en Barcelona que me dieron momentos muy felices, pero hace cosa de dos años me saturé. Necesitaba vivir cerca de la naturaleza y así lo hice. El cuerpo es sabio y me habló. Me despedí de la gran ciudad y salí a conectar con la raíz. Como banda cada día damos la oportunidad y las gracias por poder vivir de la música, que nos hace sentir vivos.

¿Cómo va la gira?

-Está siendo un éxito, superando expectativas. La gente ya ha hecho suyo el disco, se saben todas las canciones y vienen a disfrutarlas. No faltan los hits de discos anteriores, y será un enorme placer acabar el año en casa.