Los hermanos Noel y Liam Gallagher eran insultantemente jóvenes y arrogantes cuando el 8 de agosto de 1994 publicaron el himno Live forever. Su grupo, Oasis, solo permaneció unido durante década y media, pero logró convertirse en un clásico, el mayor grupo de rock’n’roll de finales de milenio, aupado en la cresta de la ola del brit-pop. Y el primer (y mítico) paso lo dieron con su inolvidable debut, Definitely maybe (Ignition Music. Pias), que ahora se reedita en diferentes formatos.

En agosto se ha cumplido el 25º aniversario del primer álbum de Oasis, la legendaria banda de Manchester. Y existe otra fecha redonda para los británicos, ya que hace una década que el grupo se disolvió, cuentan que debido a una polémica por una guitarra entre los hermanos cejijuntos aunque el enfrentamiento entre ambos (peleas dialécticas y enfrentamientos físicos fuera y encima del escenario) era recurrente desde que llevaban pantalones cortos y vivían en el seno de una familia obrera con un padre alcohólico que les proporcionó más maltratos que cariño y protección.

El 8 de agosto de 1994, casi coincidiendo con el suicidio de Kurt Cobain, que había dinamitado la barrera entre la música alternativa y la masiva, se publicaba uno de los mayores himnos de la historia de la música, Live forever, que acabó incluido en el álbum de debut de Oasis, el primer gran disco de aquel movimiento que se inventaron los ingleses, el brit-pop, para responder al existencialismo rockista del grunge. En competencia clara con el primero de Blur, claro.

Pias retoma ahora aquel disco histórico, Definitely maybe, para reeditarlo, un cuarto de siglo después, en CD estándar, descarga, edición especial de tres CDs, vinilo y una caja de lujo que contiene los CDs y el vinilo. Y en la web oficial de Oasis se puede conseguir una réplica de la casete de maquetas de 1993, Original 1993 demos. La edición de tres CDs incluye un sinfín de canciones en formato maqueta y también registradas en directo, en escenarios y hasta habitaciones de hotel, además de algunas versiones, incluidas de sus admirados The Beatles.

Todavía no habían grabado himnos como Wonderwall, Champagne Supernova o Don’t look back in anger, que dejaron para su inminente segundo disco, pero Oasis, que se había formado en 1991 de las cenizas de The Rain, grupo liderado por el vocalista Liam y al que se unió el guitarrista Noel tras dejar de trabajar como técnico de sonido del grupo Inspiral Carpets, ya había convencido a propios y extraños. A los indies del momento y a los cerveceros seguidores del fútbol inglés (y mundial) con un disco de sonido clasicista, buenas melodías, toneladas de distorsión garajera y una herencia tan nítida como evidente.

estrellas del rock Vendieron 15 millones de copias con Definitely maybe y las duplicaron después con (What’s the story) Morning glory?, convirtiéndose en el grupo de rock de finales del siglo XX. ¿Era para tanto? El debut de Oasis, apoyado por Alan McGee y el sello alternativo Creation, resiste 25 años después a pesar del tufo que desprende a referencias como The Beatles, con The Rolling Stones en el segundo peldaño, adelantándose a The Who y el glam.

“Vivo en la ciudad y no hay una salida fácil. El día va demasiado rápido, necesito más tiempo al sol, ir más despacio. Esta noche soy una estrella del rock’n’roll. Es solo rock’n’roll”. Así se inicia el álbum, con Rock’n’roll star, toda una declaración de principios de rock clasicista liderado por el habitual muro enmarañado de electricidad de la banda y la chulería vocal de Liam, omnipresente en todo el álbum al micrófono, como Noel, el verdadero líder, en la composición.

Su frescura (aparente, ya que su grabación resultó traumática tras varios cambios de estudios y técnicos) sigue vigente en clásicos de Oasis como el citado Live forever (“tal vez solo quiero volar, quiero vivir y respirar; vemos cosas que ellos no ven, vamos a vivir por siempre”), la amorosa Slide away y la imprescindible Supersonic, con un riff incombustible. Completan el disco histórico la psicodelia del medio tiempo Shakermaker; las facilonas pero efectivas Columbia y Cigarettes & alcohol, esta última a ritmo de glam rock; la punkie Bring it down, en homenaje a The Stooges y MC5; la exótica, desconocida y con piano Digsy’s dinner... En fin, un disco supersónico para una banda fulgurante, en su ebullición y desaparición.