Bilbao - No es un adiós, es un hasta pronto. Porque Jon Ugarriza lo tiene muy claro. “Me voy ya a Gotemburgo (Suecia), donde comienzo un nuevo proyecto que me ilusiona mucho. Me han fichado para hacer coreografías y para impartir formación en la Escuela Sueca. Estaban buscando un bailarín profesional con la certificación del American Ballet Theater NTC, que es la escuela más importante de Estados Unidos, donde van todas las figuras de la danza. Me comentaron que les había gustado mucho mi trabajo, así que en menos de una semana me llamaron, pero esto no significa que me vaya a desvincular de mi tierra, ni mucho menos. Voy a seguir con mis proyectos aquí y además, ya me conocéis, en poco tiempo mis alumnos y alumnas estarán bailando música vasca”, dice emocionado.

Ugarriza ha sido coreógrafo de primeras figuras de la danza mundial, como Lucía Lacarra o Itziar Mendizabal, y de cuerpos de ballet de fama internacional entre los que se encuentran el Royal Ballet y el English National Ballet de Londres, el StaatsBallet de Berlín, el Ballet de la Ópera de Niza o el New York City Ballet. Pero además, se ha embarcado en proyectos más personales que ha aceptado dirigir, como las galas de becarios de la Diputación de Bizkaia.

“Aquí hay mucho talento para la danza, hay una gran cantera. Estos becarios y becarias están trabajando ya en compañías muy importantes. Es una lástima que en Bizkaia no exista una escuela, que genere una compañía donde los bailarines puedan ejercer de bailarines sin tener que irse, que nos represente como ciudad y que dé a conocer nuestra cultura. Debería ser una escuela con trayectoria internacional en la que se puedan dar clases, asesorar a los bailarines, montar coreografías... Una compañía como la que existe en muchas ciudades del mundo”, asegura.

un largo camino Ugarriza confiesa que ha recorrido un largo camino que le ha llenado de satisfacciones. Empezó a bailar a los nueve años para hacer ejercicio “porque tenía los pies planos. Pero a medida que fui bailando, me di cuenta de que era lo mío”. En Bilbao estudió con Dolores Beaskoetxea, y con 16 años se fue a la compañía de Víctor Ullate, a donde accedió gracias a una beca de estudios de la Diputación Foral de Bizkaia. Se ha subido a los principales escenarios del mundo hasta que un día decidió colgar las zapatillas y crear trabajos coreográficos para bailarines profesionales del English National Ballet, el Wiesbaden Staats ballet Berlin, el de la Ópera de Niza o el Joffrey Ballet de Chicago.

Hace unos años decidió montar en Bilbao una empresa de coreografía, MQDanza... “Un bailarín nunca deja de bailar, pero en estos momentos estoy más centrado en crear coreografías, en hacer llegar el ballet al público”, asegura. Ugarriza ha firmado creaciones como Kai, en la que ha llevado a la danza temas de Itoitz y de Mikel Laboa, interpretada por Itziar Mendizabal y Johannes Stepanek, primeros bailarines del Royal Ballet. O Donostia 1813, en la que empleó música de los compositores vascos Jesús Guridi y Gontzal Mendibil.

En su último trabajo, The key, ha ido más allá, uniendo cine, ballet y música. La película, que se alzó el pasado noviembre con el premio al mejor corto en el Festival DF2 en el Teatro Montalbán de Hollywood, fue rodada en diferentes escenarios de Bilbao y proyecta la imagen de la capital vizcaina al mundo. La cinta contó con el apoyo del Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia y está protagonizada por la bailarina vasca Lucía Lacarra, reconocida estrella internacional del ballet clásico, quien está acompañada por el albanés Marlon Dino, bailarín principal del Ballet de Múnich. Fue rodada en diferentes lugares de Bizkaia llenos de historia, como la Diputación Foral y el Hotel Carlton.

“Me puse en contacto con Óscar Andrés que fue el director de este corto y de ahí surgió la idea. Quería hacer algo que no solo se quedase aquí en Euskadi, sino que traspasase las fronteras para que se conociera también nuestra cultura. Era mucho más que un corto, surgió con la intención de conseguir que la cultura vasca tuviera una mayor visibilidad internacional. El objetivo era que se pudiera ver en más sitios que en la capital vizcaina, queríamos llevar la danza clásica y la música vasca fuera de nuestras fronteras. Pero también la imagen de Bilbao. The key es la llave del ballet en Bilbao y el mejor escaparate para mostrar la cultura vasca internacionalmente”, explica Ugarriza.

En sus coreografías, lo que busca es llegar al público, “que sientan, que disfruten de ese momento y les haga viajar”, confiesa el creador bilbaino. Unas coreografías que han entusiasmado a los responsables de la Swedish National Ballet School. “Creo que va a ser muy bueno también para el País Vasco. Me voy porque me han fichado, querían ser los primeros en Escandinavia en introducir la certificación d el American Ballet y en el Estado solo la tenemos dos personas. Pero creo que desde ahí puedo hacer muchas cosas por el ballet y por la cultura vasca. Cuando creé Kai, conseguí que sonasen canciones vascas por los pasillos del Royal en Londres, ahora lo harán en Escandinavia”, expone Ugarriza ilusionado.