BERRI Txarrak tuvo una despedida por todo lo alto. A las 16.00 horas, en la campa de Kobetamendi, cientos de personas ya hacían cola para coger sitio en primera fila. Sin embargo, otros ansiaban poder disfrutar de un día en familia gracias a las actividades complementarias que se habían programado para esta cita tan especial. Un total de 70 artistas se desplazaron hasta el lugar para, en algunos casos amenizar la espera para el último concierto y en otros, divertir a los más pequeños con espectáculos únicos. “Una amiga nos dijo que se habían programado una serie de actividades para niños y pensamos que era un buen plan de domingo”, dijeron Iñaki y Ana que acudieron hasta el recinto con sus hijos Mario y Lucas. Lo mismo pensaron Oier Gartzia, Miriam, Eki y José Miguel que tampoco quisieron perderse esta cita tan especial de la que se enteraron ya hace unos meses.

El teatro, el circo, la danza y la música se apoderaron del lugar animando el ambiente con sus particulares actuaciones. Fueron un total de ocho horas de programación ininterrumpida donde todos disfrutaron e incluso rieron. Trakamatraka nació hace dos años como un proyecto que crea y transforma los objetos que esta sociedad desecha para convertirlos en “algo tan maravilloso como son los instrumentos musicales”. Su fundador, Jon Urrutia, que estudió en el Conservatorio Juan Crisóstomo de Arriaga guitarra y violín, no quiso perder la ocasión de demostrar en un “concierto variopinto” que es posible convertir, por ejemplo, unos cubos en unos tambores. “Vamos enseñando los instrumentos que tenemos de una forma cómica y teatralizada. Están hechos con materiales diversos, con cosas domésticas que en un principio no suenan y las hacemos sonar. Tenemos desde zanahorias, cubos de la playa, una mopa de casa, unas regaderas... Menos instrumentos reales tenemos de todo”, dijo Urrutia entre risas antes de subirse al escenario que había improvisado. Su espectáculo despertó la curiosidad de los más pequeños. Si su principal objetivo era hacer música de forma diferente, ayer logró demostrarlo ante un público joven y diferente al que está acostumbrado. “También estuvimos en El Arenal a raíz del BBK Live y fue algo más familiar”, expuso.

Circo y conciertos Erraia, la actuación de circo contemporáneo que mezcla el teatro, el baile, el arte del equilibrio en el cable y la musicalidad, tampoco pasó desapercibida. La bailarina de cable Garazi Pascual Esnaola y el multiinstrumentista Roberto Castro pusieron en escena una pieza que contó la historia de una mujer vasca que transita por el pasado, presente y futuro. Además de estas dos actuaciones, Ez da kasualitatea, Kolpez blai, Zo-Zongo y el grupo de dantza Ertza animaron el ambiente de diferentes formas al igual que lo hicieron algunos grupos jóvenes de música como Diabolo Kiwi, Iont, Patx & Run, Huts, Dukka, Natali, Atzapar y Larra Bideak que llenaron el espacio Ahotsenea.

Todos ellos tocaron sus mejores canciones para despedir por todo lo alto a Berri Txarrak y poner punto y final a cuatro días llenos de música.