Bilbao - Javier Camarena (México, 1976) es considerado el tenor del momento y el único que ha bisado dos veces consecutivas en el Metropolitan de Nueva York. Hoy, después de cuatro años sin colaborar con ABAO, regresará a la villa con la ópera Les pêcheurs de perles, primera obra maestra de Bizet de 1863 que se estrena a las 19.30 horas en el Palacio Euskalduna y permanecerá en escena hasta el lunes. El cantante, alabado por sus sobreaguados, encarnará a Nadir, el humilde pescador que, entre la razón y el corazón, sacrifica la amistad por el amor. En el escenario le acompañarán la soprano granadina María José Moreno como la sacerdotisa Leila y el barítono polaco Mariusz Kwiecien, uno de los mejores barítonos del momento como Zurga.

¿Cómo definiría esta obra de Bizet?

-Es una de las óperas más bellas que hay del repertorio francés y tiene algunos de los momentos más icónicos del repertorio operístico.

Dos hombres lucharán por la misma mujer.

-Sí. Narra la historia de un triángulo amoroso entre el tenor, el barítono y la soprano. Es una ópera que canta al amor en diferentes facetas. Dentro de una amistad, dentro de una relación prácticamente imposible? En este caso mi personaje es el que rompe con el esquema que quiere plantear el barítono que es el líder de una tribu de pescadores de perlas. Él sigue un ritual que es el de escoger a una chica pero ella está enamorada de Nadir. Es ahí donde se crea todo el conflicto y está de por medio la amistad.

¿Qué es lo que más le gusta de ‘Nadir’, su personaje?

-De mi personaje me gusta el arrojo que tiene, su deseo por defender el amor que siente por Leila.

¿Y de la obra en general?

-Definitivamente, lo que más disfruto es la música.

Esta obra se representó por última vez hace 15 años. ¿Trae alguna novedad?

-Obviamente la producción y la escenografía son distintas. También lo son los cantantes. No sé si habrá sido el último elenco, pero sé que han pasado grandes figuras por esta obra. La puesta en escena tampoco es la misma ya que viene del teatro La Fenice de Italia. Es bastante tradicional y a nosotros como cantantes nos beneficia porque es bastante cómoda para hacer lo que nos toca hacer que es cantar.

Sus colaturas son especiales, dicen que magistrales.

-Es un trabajo que vengo realizando desde hace muchos años y me hace sentir muy halagado al igual que orgulloso. Que el público lo reconozca de esta manera lo considero una responsabilidad muy grande porque hay que estar siempre a la altura de las expectativas que se van creando porque cada vez se van haciendo más grandes.

Estudió ingeniería. ¿Por qué eligió después el canto?

-Por casualidad. Yo quería estudiar música, al menos esa era la idea. Estaba escrito en mi destino. Fue algo muy fortuito porque mientras estaba estudiando ingeniería fue cuando decidí dedicarme a la música, pero el límite de edad para estudiar piano o guitarra estaban muy avanzadas. Yo tenía 19 años y a lo único que podía optar era al canto así que me inscribí en la académica y con el tiempo me fue gustando cada vez más. La ópera la descubrí mucho más tarde y me volví un apasionado de este género.

Ya había actuado en un concierto en Bilbao y ahora vuelve con una ópera.

-Vine hace tres años e incluso tuve una invitación previa para hacer ópera e interpretar La Cenicienta de Rossini. Pero enfermé y no pude venir así que estoy encantando de cantar en el Euskalduna.

¿Cómo es trabajar con la ABAO?

-Es un equipo que está haciendo una labor titánica. Como sabemos la situación económica en todo el mundo es delicada y la cultura es el sector más perjudicado, desgraciadamente. Que haya estas acciones con este interés y este deseo con la voluntad de preservar este género es de admirar.

¿Cree que harían falta más ayudas públicas para que la gente pudiera acudir con mayor asiduidad a la ópera?

-Yo creo que hoy en día nos adaptamos a los nuevos tiempos. Claro que son imprescindibles las ayudas públicas pero la difusión de los conciertos y las obras en general están evolucionando. Hay personas que te graban con un teléfono móvil, lo cuelgan en Internet y ya todo el mundo te ve. Además, el Teatro Real ha sido pionero en todo el mundo en ofrecer una ópera en vivo a través de Facebook. Ahí tenemos un dilema porque los jóvenes tienen que entender que no es lo mismo ver una ópera por una red social que en vivo.

¿A la ópera puede ir cualquiera?

-Sí porque ya no es tan elitista como antes. Al menos pienso que la ópera debería de estar al alcance de todos, pero también depende en qué quieras invertir tu dinero. Hay otras cosas que son más caras y que te van a dar otro tipo de satisfacción. Es bueno que la gente nos visite y que prueben cosas nuevas.

Ha hecho varios bises seguidos estos últimos años. Sin ir más lejos, dos en el Metropolitan de Nueva York. ¿Espera hacer alguno en Bilbao?

-No. Depende mucho de la obra. En los casos en los que ha habido esa posibilidad es porque el público crea ese fenómeno de repetición. Pero no en todas las obras ocurre ese momento tan explosivo. Sí que creo que habrá emoción pero será mucho más íntima. Plantearse un bis en esta obra rompería todo el esquema.

¿Cuáles son sus próximos proyectos?

-Después de Les pêcheurs de perles estaré en Múnich interpretando a principios de junio a Lucia di Lammermoor. En julio estaré en Londres en el Covent Garden donde cantaré La hija del Regimiento y ahí puede que sí que pase lo del bis. Y termino la temporada con dos conciertos. Uno va a ser en Tenerife al lado del gran tenor canario Celso Albelo y el otro será en el Festival Santander el día 16 de agosto, un recital a piano en el que estaré participando. Con todo esto acabo la temporada hasta que se organicen más conciertos.