Bilbao - Estrella Morente (Granada, 1980) acaba de iniciar la gira de presentación de su último disco, Copla (Concert Music), en el que la hija del maestro Enrique Morente se aparta del flamenco para rendir un sentido homenaje a una música popular utilizada por el franquismo en su propio beneficio con revisiones de clásicos como ¡Ay pena, penita, pena! o Suspiros de España. Estrella explica a DEIA que busca “la oportunidad de ser libre” , y reivindica una música “con menos patrias e himnos”.

Tras sus exitosos conciertos en el Liceu de Barcelona y el Teatro Cervantes de Málaga, el pasado marzo, Estrella llega mañana al Arriaga para presentar Copla, su primer disco en más de un lustro, cuando entregó Autorretrato. Allí, como explicó a este diario, logró acercarse a su meta de “ser libre y valiente, como mi padre”, ya que su progenitor, fallecido en 2010, le facilitó colaborar con músicos alejados del flamenco como Michael Nyman o Pat Metheny.

“Soy cantaora flamenca pero, a través de mi padre, que solía decir que la vida no se había hecho para los cobardes (risas), Autorretrato me dio la oportunidad de ser libre y consciente de otros estilos musicales y de desarrollarlos”, explicó a este diario. “Me he enriquecido con otros artistas. Se lo debe a mi padre, un productor mágico que lo hizo posible con su varita”, apostilla la cantaora granadina para quien la música debe ser “un retrato universal de tolerancia”.

Bilbao y la copla Estrella, que cantó en euskera Haurtxo txikia junto a Kepa Junkera, regresa mañana a Bilbao, una plaza “especial de la que me gusta su gastronomía, su gente y su idioma”, para presentar Copla, su último disco, cuyo explícito título da fe de su contenido, una revisión de una docena de clásicos de la copla en el que cuenta con la colaboración del maestro Isidro Muñoz.

La artista granadina, que se felicita por “el gran respeto que el pueblo vasco tiene por la cultura”, ha grabado las coplas Madrina, Antonio Vargas Heredia, Soledad, ¡Ay pena, penita, pena!, La niña de Puerta Oscura, El día que nací yo, Amante de abril y mayo, Triniá, Yo soy esa y Suspiros de España, varias de ellas firmadas por los superventas del género, Quintero, León y Quiroga, en algún caso hace ya casi un siglo.

“A mí me interesa el pueblo obrero, todos somos obreros de la tierra y el alma. Y lo que he conseguido, como los trabajadores que construyen una casa, es fruto del sacrificio, la integridad y la entrega”, reivindica Estrella, que intenta alejar a la copla de esos prejuicios que le acercaban al franquismo. “Es un disco libre, lo que me gustaría que fuese. Habrá gente que piense que lo hago mejor o peor, pero es lo que yo quiero”, indicó.

Mujer que reniega de los ismos pero se considera feminista, Estrella, aquella que creció flamenca en “mi Graná” con “la universidad de las escuchas de Manolo Caracol o La Niña de los Peines”, ahora le canta a Concha Piquer, Imperio Argentina, Raquel Meyer, Rocío Jurado, Isabel Pantoja, Gracia Montes o Estrellita Castro. Sus coplas se reciben en el siglo XXI “con otra relajación”, sin el sentido trágico de la vida y el amor de la época en la que esas canciones fueron compuestas.

Copla, que está dedicado a su abuela, es un disco que, según su autora, busca ir “directo al alma” del público. “La copla salía de las azoteas y los patios, en plena libertad”, defiende Estrella, que asegura que “mi música cada vez tiene menos patrias y menos himnos”. Libérrima por educación e itinerario artístico, la cantaor andaluza defendió a su colega Rosalía, la sensación actual de la música estatal tras grabar Malamente. “Pobre... hay demasiadas opiniones sobre lo que hace. El arte tiene que ser una expresión libre, no debe ser ajusticiada”, concluye.