Bilbao - Pau Guillén dirige el festival de cine y artes escénicas gaylesbitrans de Bilbao, Zinegoak. En su XVI edición reivindica “el poder de la pluma” y “la libertad para expresar su orientación sexual como considere, sin miedo y sin ser coartado”. Tal y como asegura Guillén, “Zinegoak es una herramienta social que pretende hablar de la diversidad sexual”.

El festival afronta ya su XVI edición totalmente consolidado. ¿Cómo encara esta nueva edición? ¿Qué evolución ha habido a lo largo de estos años?

-La afrontamos con ilusión y ganas y percibiendo que esa consolidación que siempre se pronuncia y se asume desde fuera es real. Nos cuesta verlo porque parece que la forma del festival es de toda la vida pero es una evolución. Y realmente estamos en un proceso de evolución y consolidación. Hemos hecho avances en el presupuesto y en el equipo. Nos sorprende porque seguimos trabajando sin saber si interesa la propuesta que hacemos, aunque cada vez vemos más que está asentado y consolidado y que tiene buena acogida. Queremos hacer las cosas poco a poco, no queremos crecer mucho sin tener claro cada paso que damos.

Explíquese.

-El festival es una herramienta de cultura pero no se nos puede olvidar que no es una asociación cultural, sino que trabaja en la intervención social y que lo que pretende es hablar de diversidad sexual en la sociedad a través de la cultura, y ser capaces de poner en la agenda temas es el objetivo básico. Este año, por ejemplo, que los medios se hagan eco de la plumofobia, que tiene que ver con la expresión de género, es maravilloso. Creemos que crecer no significa hacer más cosas, sino hacerlas mejor. Así, poco a poco, irá calando el mensaje de que la diversidad sexual no es una cosa únicamente del colectivo LGTBI+, sino de toda la sociedad. Aunque es cierto que este colectivo necesita una mayor visibilidad porque ha estado muy arrinconado y ha tenido mucha persecución.

¿Por qué se ha elegido la expresión de género como tema principal?

-Porque cada año intentamos abordar una temática diferente en los carteles para hacer un punto de didáctica sobre la educación sexual de manera amplia y vinculada con perspectiva de género y realidad LGTBI+. Hace tres años hablamos del género como una construcción cultural, parece que no nos planteamos eso pero en algunas sociedades pueden llegar a existir incluso cinco géneros. La intención es salirnos de todo lo que siempre se ha identificado como LGTBI, que tiene que ver con orientación sexual o con relación afectiva, para hablar de los otros elementos que construyen la identidad de las personas.

¿Por ejemplo?

-Su identidad, expresión de género, el género en sí mismo, la orientación? todos esos elementos que quedan perdidos o en segundo plano. Siempre se tiende a hablar de hombres que tiene relaciones con hombres, mujeres que tienen relaciones con mujeres o personas trans. Son los tres grandes bloques que parece que tapan al resto de elementos. Por eso, me parece que es muy importante que a través de la cartelería hagamos un poco de didáctica y utilizar un tema principal en el festival para que quede, para marcar. Poco a poco esas cosas van llegando y más cuando se hace con un espacio como éste vinculado al ocio, a la cultura... El mensaje llega de otra manera, es una forma de hacer didáctica y de hacer un trabajo social, que es lo que tenemos que hacer desde este espacio que controlamos de la cultura y el cine.

Este año además se ha potenciado la parte de artes escénicas.

-Sí, el festival lleva bastantes años siendo un festival de cine y artes escénicas pero lo que ocurre es que éstas suponen un coste más elevado. Por eso intentamos hacerlas en colaboración con otra gente, como La Fundición, o este año contamos con María Salazar que nos propone bertso bollero, que nos parece una pasada poder entrar en este mundo que siempre ha sido muy masculino, hablar no solo desde el punto de vista de género sino hacerlo desde un punto de vista LGTBI+. Es un gustazo hacer cosas que rompan esquemas, u obras como Elisa y Marcela que precisamente está en la Berlinale, en el filme dirigido por Isabel Coixet, que cuenta la historia del primer matrimonio entre mujeres que tuvo lugar en Galicia en 1901.

¿Cuál es la principal novedad de la actual edición?

-Tenemos varios elementos novedosos. Uno de ellos tiene que ver con la construcción de la sección oficial. Va a haber tres patas, y además para hacerlo todo más sencillo, dado que somos un festival internacional y apostamos por el bilingüismo (euskera y castellano), decidimos unificar en una la palabra las tres patas FIK, DOK, y KRAK. Las primeras dos se entienden bien en inglés euskera y castellano que se refiere a ficción y documental y con la tercera buscábamos algo más sonoro y visual ya que es un espacio más rompedor. En KRAK recuperamos el espíritu del festival que teníamos antes, son películas que no pasan por una sala comercial pero que son muy buenas. Otra de las novedades es que tenemos un jurado sénior, para ver cuál es su mirada y que valoren el cortometraje que más les guste. Además, las películas de sección oficial vendrán subtituladas en castellano y en inglés para abrirnos a un público internacional.

También se habla de la intersexualidad, una identidad no muy conocida en la sociedad. ¿Fomentan de este modo que, además de visibilizar las distintas formas de género, se enseñe acerca de ellas?

-Sí, ya que incluso dentro del colectivo hay un debate acerca de esta cuestión. Hay gente que considera que la I debería estar fuera de las siglas, y hay gente que opina todo lo contrario? A mí me parece que la intersexualidad te hace plantearte tu identidad constantemente y que es una letra olvidada. Cuando hablas de LGTBI+ la gente se queda con suerte en la B. Por eso, este año tenemos dos obras acerca de este tema, que además son maravillosas. Ni Eva ni Adán y Yo imposible.

¿Cómo abordan el tema?

-En ambos casos son dos películas muy didácticas. La ficción tiene parte de documental en la que vemos entrevistas a gente intersexual y el documental es la realidad de tres personas intersexuales en distintas fases y cómo eso les afecta. Es superdidáctico, porque hace un esfuerzo por explicar qué significa, cuáles han sido los hándicaps, cuál es la percepción que tienen en la sociedad, de qué estamos hablando a nivel médico... Nos parecía que era básico ponerlas e incidir en ellas encaja perfectamente en el objetivo didáctico que tiene el festival. En todas las películas proyectadas se busca la calidad cinematográfica, además de que haya multitud de temáticas y enfoques. En Zinegoak hay un abanico de actividades pensadas para todo tipo de público, eso es lo que nos hace interesantes.

También se visibiliza la situación en la que se encuentra el colectivo LGTBI+ en otros países. Como en el caso de la keniata ‘Rafiki’ así como con el premio a la labor del cineasta indio Sridhar Rangayan. ¿Le parece importante mostrar la situación fuera de nuestras fronteras?

-Sí, es otra de las premisas. Vivimos en una burbuja occidental en la que tenemos ciertos derechos que en otros lugares parecen ciencia ficción. Es importante no olvidar que ha costado mucho llegar a este punto y que quedan muchos caminos por recorrer, y que hay gente en otro lugares que vive situaciones supercomplicadas. Por eso, intentamos traer esas realidades al festival y Sridhar es un ejemplo de eso. Es un activista que utiliza el audiovisual -como en Zinegoak- para concienciar a la gente y lo ha hecho en circunstancias muy complicadas ya que en su país, India, la homosexualidad estaba penada hasta hace unos meses. A través de las obras se muestran realidades para que se empatice con ellas.

¿Cuántos estrenos habrá en la edición de este año?

-Tenemos diez estrenos estatales de largometrajes, de una programación de 25, y un par de ellos mundiales. El año pasado el cortometraje que estrenamos, Marguerite, ganó el premio del público con la mejor nota que hemos tenido jamás y este año es finalista en los Oscar.

¿Qué retos afronta Zinegoak de cara al futuro ?

-Hacer sostenible el crecimiento que tenemos. Lo estamos logrando porque cada vez hay más equipo, y eso cada vez lo hace más fácil. Es importante consolidar eso, encontrar cada vez más vías para que haya mayor conexión con la ciudad, porque creo que un festival de cine en una ciudad, y más un evento como éste que no es un evento con proyección internacional, es una actividad pensada para la gente de la ciudad. Por lo tanto, mientras la mantengamos y seamos capaces de que la gente venga a las salas, el festival continuará funcionando.

“El festival ofrece un amplio abanico de actividades para todo tipo de público”

“Zinegoak trabaja en la intervención social y quiere hablar de diversidad sexual en la sociedad a través de la cultura”