Bilbao - Gabriel Erkoreka (Bilbao, 1969) es uno de los compositores más destacados de su generación, con prestigiosos premios como el XXV Premio Reina Sofía de Composición, el Premio de Roma o el Premio INAEM en París en su haber. Las obras del compositor bilbaino, que es también profesor de Musikene y director artístico del Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea de la Fundación BBVA en Bilbao, han traspasado fronteras, interpretándose en múltiples lugares como Chicago, Tokio, Sydney, Helsinki o Venecia. En los próximos meses, tres nuevos estrenos tendrán lugar en varios puntos de Europa. La primera, Boreal, está basada en la partita nº1 de Bach y la interpretará la violinista Ema Alexeeva el 16 de marzo en Madrid; mientras que Ballade Nº 2 y Quadrupole se estrenarán en Oxford y Madrid el 27 de abril y el 6 de mayo respectivamente.

Su nueva composición, ‘Boreal’, está basada en una obra del prestigioso autor Bach. ¿Qué más nos puede adelantar?

-Es una obra que fue encargada por un violinista gallego, Roberto Alonso Trillo. Hizo una serie de encargos a compositores para que crearan obras relacionadas con la partita nº1 de Bach para violín solo. La particularidad de esta obra es que tiene movimientos a los cuales cada uno de ellos lleva asociados una double, que es una especie de variación del movimiento que le precede. Con esa idea me sugirió que pudiera conectar mi pieza con el último movimiento de la partita que se llama Tempo di borea. De ahí surgió la idea de ponerle ese título, haciendo ese juego de palabras y llamarle Boreal, porque hace referencia al norte y le parecía que era una buena ocasión, ya que es una composición para un violín, al que se asocia con el agudo, y el objetivo es potenciar esas características de los instrumentos. Por lo tanto, se trata de hacer referencia al norte y por supuesto existe también la conexión con la música del compositor alemán Johann Sebastian Bach.

Normalmente al realizar las composiciones, ¿en qué se suele basar para elegir los instrumentos?

-En este caso se trata de un encargo, pero en las demás ocasiones, cuando no se trata de encargos, lo elijo conforme a lo que me vaya apeteciendo hacer en cada momento. La conexión con un folklore por ejemplo me puede ayudar a decidir qué instrumento quiero usar en dicha composición. Lo que sí es cierto es que normalmente me gusta utilizar unos instrumentos para evocar a otros.

En el caso de ‘Ballade Nº2’, es una obra que está compuesta para piano, instrumento que conoce muy bien.

-Sí, eso es. En este caso es una obra que he compuesto por puro placer. Soy pianista y por eso me apetecía hacer una obra significativa para piano. Estoy haciendo un ciclo de cuatro baladas, haciendo una conexión con las que ya existen de Chopin o Brahms. Esta sería la segunda de ellas, e intento conectar cada una con una idea diferente. La primera la conecté con Pierre Boulez, y en este caso lo he hecho con la música de Edgar Varese, en concreto con Octandre y Amériques. A partir de ese material, que relaciono con Chopin, Brahms? establezco una dialéctica con dichas referencias. Podría ir desde el propio comentario u homenaje hasta la crítica.

¿Hasta la crítica?

-Sí, establezco una dialéctica con un material elegido, y mi personalidad musical confronta esos materiales para que los puede tratar de un manera más respetuosa. De ese modo estaría haciendo un comentario; o lo puedo hacer de una manera subversiva también, con lo cual estaría haciendo una crítica de tipo social, que es lo que me motiva a la hora de crear.

¿Qué es lo que quiere evocar?

-Uy, eso es muy difícil (ríe). Eso queda abierto al oyente, pero intento que el título ofrezca una pequeña guía para la escucha. La música tiene un elemento de ambigüedad importante, que encima procuro potenciar, precisamente con el fin de comunicar cosas distintas a los seres humanos.

En las composiciones ya citadas, se basa en autores como Bach o Chopin a la hora de crear. Es un homenaje a dos de los autores clásicos más prestigiosos, ¿verdad?

-Sí, pero la intención no es tanto echar una mirada al pasado, sino cómo poder aportar algo haciendo mi aportación personal. No tanto lo novedoso si no lo personal que yo pueda plasmar sobre esas músicas.

Una mirada al pasado conjugándolo con lo personal.

-Sí, y también con las técnicas de composición más recientes. Desde un punto de vista estético y también técnico.

¿Cree que este tipo de obras tiene buena acogida entre el público?

-Yo creo que si a un oyente le confrontas o guías con que pueda encontrar una referencia a otro tipo de música, igual se sorprende porque no lo vaya a encontrar en absoluto. Pero por lo menos puede generar un tipo de inquietud y expectativa en la escucha que me parece muy interesante. Sobre todo, lo más importante que tiene que conseguir un compositor (o cualquier artista), es mantener la atención del público en todo momento.

Recientemente ha recibido el Premio Musika Bulegoa. ¿Que supone ese galardón para usted?

-Fue una gran satisfacción, porque fue a raíz de que la orquesta y coro nacional de España, la OCNE, me ofreciera el año pasado la Carta Blanca que siempre se les ha ofrecido a compositores de talla internacional y amplia trayectoria. Eso fue ya un orgullo recibirla, porque pude programar dos conciertos con total libertad, por eso, ha sido un honor por partida doble.

Al igual que los compositores anteriormente citados, sus obras también han roto fronteras. Han llegado a lugares como Kuala Lumpur, Pekín o Nueva York.

-Sí, la verdad es que han tenido apreciación en los cinco continentes. Estoy muy contento porque una vez que haces las composiciones van cobrando vida, hay que dejarlas marchar.

Dado que es el Director Artístico del Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea de la Fundación BBVA en Bilbao, ¿qué lugar diría que ocupa la música contemporánea en la villa?

-Ha tenido una aceptación enorme, la sala está llena en cada concierto. En parte porque hay artistas de primerísimo nivel, y además el público se ha acostumbrado a no acostumbrarse, a recibir nuevos estímulos en cada concierto. Ha suscitado un grandísimo interés. Yo creo que hay que quitarle el miedo a la música contemporánea, y no digamos ya a la creada en el siglo pasado. La única forma de hacerlo es programarla con naturalidad. La música contemporánea lo que aportaría en un concierto en un ámbito más clásico es que por lo menos haya una obra que el oyente en vez de ir a reconocer vaya a conocer. En los tiempos que corren es complicado hacerlo pero creo que es gratificante.

¿Qué proyectos está preparando de cara al futuro?

-Estoy terminando una tercera obra, que es un cuarteto de cuerda (Quadrupole). Esta es mi segunda, y en ella establezco una conexión en torno al funcionamiento de las ondas gravitacionales. Básicamente lo que me interesa y lo que puedo trasladar a la música, es cómo dichas ondas son capaces de formar el espacio tiempo. Me resulta fascinante a la hora de trasladarlo a un arte que transcurre en el tiempo, como es la música. Por eso, el título va asociado a un cuarteto de cuerda, y cada uno de ellos generará un polo gravitacional imaginario con sus instrumentos y se estructura en cuatro secciones que se tocan sin interrupción.