Bilbao. El bailarín Álex Blanco, de 22 años, es el ‘impersonator’ del rey del pop en el espectáculo.
-.¿Siempre ha bailado?
-Curiosamente, descubrí el baile con Michael. Me di cuenta de que me encantaba la danza y, gracias a él, me atreví con otras coreografías. Tenía 14 años.
¿Y cuándo le descubrió a él?
-Nunca le vi en concierto. Mi primera imagen de él fue con Billy Jean, en un vídeo, no el clip. Es sobre el escenario cuando ves al artista en su pureza, sin cortes ni ediciones. Ahí es real.
¿Qué le deslumbró de Michael?
-Yo venía del heavy metal, de Metallica, DragonForce o Megadeth, y estaba alejado del mundo del pop. Lo que me llegó de él fue lo diferente que es, desde su música a sus bailes, el moon walk o el vestuario, el guante, cómo jugaba con los focos...
Se enamoró del artista, vamos.
-Claro, porque hay que tener claro y la cabeza bien puesta para ver que tú eres un personaje, no él. Yo creo que es mejor cantante que bailarín, pero no explotó esa faceta lo suficiente. Por ejemplo, nunca hizo un concierto acústico, donde prevalece la voz.
¿Tiene alguna canción o coreografía especial?
-Uff (resopla). Es muy difícil elegir. La primera canción que oí fue Smooth criminal y hay que resaltar cómo innovó con Thriller. Fue el primer músico que convirtió un vídeo en un cortometraje que acabó siendo una obra de arte. Allí estaba la trama narrativa, los efectos especiales... Marcó un antes y un después.
Era elasticidad y ritmo, pero también potencia ¿no?
-Sí, como se veía cuando se inclinaba 45 grados. Subir después, cuesta mucho. Ese truco está en el montaje, pero no lo revelaré.
¿Ve a alguien similar en 2018?
-Ha influido a todos, pero los más evidentes son Bruno Mars y Justin Timberlake. Pero no hay nadie como él. - A. Portero