En peregrinación a la ‘Javierada’ de Nafarroa
Mañana se congregrán miles de personas en Javier/Xabier, en torno a su castillo, para disfrutar de una concentración tradicional que ya excede del carácter religioso
JAVIER/Xabier, ubicado en la zona media de Nafarroa, volverá a convertirse este fin de semana en destino de la peculiar peregrinación que, cada año, en dos fines de semana, agrupa a miles de personas en torno al castillo del pueblo, en una cita que excede de lo religioso y entronca directamente con la tradición navarra.
Más de 8.000 personas, un millar más que el anterior, vivieron el año pasado la segunda y última Javierada, que volverá a celebrarse mañana, como manda la tradición. Para los despistados, es la peregrinación que se realiza al Castillo de Javier/Xabier en honor a San Francisco de Javier, uno de los santos patrones del Reino de Navarra.
Esta festividad, término acuñado por el obispo Olaechea en sus homilías, en 1941, está ligada a una peregrinación en la que miles de personas van caminando desde las villas, pueblos y ciudades del Viejo Reino hasta el castillo donde nació el santo navarro. Se cuenta que su origen está en 1886, cuando se invocó a San Francisco Javier para que hiciera remitir una epidemia de cólera. El éxito del llamamiento se transformó en una peregrinación para agradecer la intervención santa.
La Javierada de mañana, que va más allá de lo religioso y se ha convertido en una fiesta popular, partirá de Sangüesa a las 15.00 horas y la misa tendrá lugar en la explanada, dos horas después. La gente inundará las carreteras horas antes, según la distancia que tengan que recorrer a pie; incluso días, en el caso de las personas de La Ribera. Además, el año pasado se contabilizaron 1.300 turismos y 59 autobuses en el aparcamiento habilitado al efecto.
de turismo El visitante agnóstico también puede aprovechar la visita para conocer el castillo en torno al que se realiza la misa. Es una bella fortaleza medieval erigida sobre roca viva, con su puente levadizo, mazmorras, matacanes, troneras y saeteras, y cuyo origen se remonta a finales del siglo X.
Su estratégica ubicación de frontera entre los reinos de Navarra y Aragón acrecentó su sentido de fortaleza y en torno a la torre se fueron edificando los distintos cuerpos del castillo. Además, el pueblo, en origen un asentamiento de colonos, se fue levantando en su entorno, en la misma explanada, hasta que se trasladó a su emplazamiento actual en la década de los 60 del siglo pasado.
Quien se desplace hasta allí debería conocer El Molinaz, un molino del siglo XIII-XIV propiedad de los Señores de Javier, de la familia Jaso-Azpilicueta, padres de San Francisco Javier. Situado a kilómetro y medio del castillo, fue paso obligado para las almadías que llegaban desde el Río Esca, trasladando la madera del Roncal a Zaragoza y Tortosa. Todavía conserva los muros, su arco de entrada ojival, el hueco de entrada y salida del agua y su mampostería.
Además, en el entorno se pueden recorrer seis sendas naturales: Paseo del Papa, Repetidor del Farrandillo, Peña de Adiós, Camino del Canal... Y quien desee ampliar la excursión, puede visitar el Monasterio de Leyre, la Foz de Lumbier, la villa romana de Liédena o la villa medieval de Sos del Rey Católico. Todos están en un radio menor de 20 kilómetros.
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