valencia - “Hasta hace poco solo se nos conocía por la danza tradicional, pero Euskadi es también una sociedad contemporánea, con arraigo, con nuestra historia, nuestras tradiciones y nuestra lengua? y esto también se traslada a nivel de creación. Al final, es una creación con una personalidad propia, que habla de lo que somos. Así es Oskara, una mezcla entre la cultura vasca tradicional y la de vanguardia”, explica el bailarín y coreógrafo Jon Maya, que lidera Kukai Dantza Taldea. La compañía vasca de danza ha obtenido tres Max (vestuario, mejor elenco y mejor espectáculo de danza) con esta pieza realizada en colaboración con el coreógrafo Marcos Morau, considerado uno de los más destacados de la actualidad en Europa. “Nosotros no podríamos haber hecho una obra así sin Marcos, ni Marcos podría haber hecho un trabajo así sin Kukai. Oskara tiene partes de Kukai y Marcos, pero juntos hemos sabido crear un universo nuevo”, confiesa pletórico y emocionado Jon Maya, tras recibir los galardones por esta pieza, un diálogo entre la tradición y la modernidad, con los mitos vascos como protagonistas y con la presencia del cantautor de Iparralde, Erramun Martikorena.

“¿Si estoy defraudado por no haber conseguido los siete Max a los que estábamos nominados? En absoluto. Nos han premiado como el mejor espectáculo de danza, eso lo dice todo. Los Max son siempre un trampolín, estos premios llegan bien en cualquier momento. Es un broche perfecto para la compañía, que cumple 15 años desde su creación. La repercusión de estos premios no es inmediata, van saliendo las cosas, dan mayor visibilidad a nuestro trabajo. Aunque a pesar de los datos tan aterradores sobre la danza en el último informe de la SGAE, en Euskadi la situación no es tan mala. La danza vasca vive un momento dulce, en creación estamos en un momento bonito, se suma el trabajo de las generaciones anteriores, que siguen creando maravillosas producciones, a los proyectos de las nuevas generaciones que hacen cosas muy interesantes. Y sobre todo, hay un panorama muy ecléctico, propuestas muy diferentes. Están surgiendo muchas compañías, con trabajos muy diferentes”, manifiesta el bailarín.

teatro infantil, en la cumbre La compañía Marie de Jongh, fundada por Jokin Oregi, se llevó un Max al mejor espectáculo infantil o familiar. “Nuestros espectáculos están dirigidos a niños y niñas de 7 años y decimos en broma que hasta los 126. Nos gusta que se compartan carcajadas entre padres e hijos, reflexiones. Los niños y niñas se sienten acompañados en estas vivencias”, explica Oregi a este periódico.

Oregi ya cuenta con un Max, compartido con Patxo Telleria, al mejor autor en euskera por Larria, kutsakorra, mendebaldekoa. Amour comenzó hace más de un año en la cabeza de Jokin Oregi, director y autor de la obra, arropado por el Teatro Arriaga, el Social Antzokia de Basauri y el Victoria Eugenia. A Valencia llega avalado por el premio Ercilla a la Mejor Producción vasca, el de la Feria Internacional de Teatro Feten al Mejor Espectáculo el año pasado y de la Mejor producción del Arriaga.

La obra, escrita y dirigida por Oregi y producida por Tartean Teatroa, hace hincapié en que “el amor siempre nos da una oportunidad”. Desde entonces, no han parado de recoger premios. “La verdad es que nos ha ido muy bien, la compañía ha conseguido consolidarse en el panorama estatal bastante rápido”, dice.

Oregi también estaba nominado a mejor director por este montaje infantil. “Es la primera vez que se aspiraba a este premio por una producción infantil o familiar. Estaba luchando con los directores que trabajan para el público adulto. Estar ahí ya significa mucho, aunque al final no me lo hayan dado... Es un reconocimiento al teatro familiar, que se está haciendo mucho y muy bueno. En Euskadi somos punteros. Todo el mundo mira lo que se hace aquí, a compañías como Paraíso, Markeliñe, que ha ganado el último Feten, a Marie Jongh?”.

El creador de Amour explica que “en los últimos años, Euskadi pelea por sus espectáculos. “Este mestizaje que se hace entre tradición y modernidad está dando sus frutos. Euskadi está en primera línea en el gasto en cultura y en subvenciones. Esa idea de que el teatro se hace con pocas pesetas y mucha imaginación es mentira. Hay artistas también muy buenos en Andalucía, en Cataluña o en Extremadura, pero hay que alimentar la industria y proporcionar las condiciones más óptimas. Si no riegas, no sale la cosecha, y eso se está notando. En Euskadi estamos a la cabeza en el teatro familiar”.

Oregi tiene palabras de agradecimiento al Teatro Arriaga, con el que han producido Amour. “Nos han abierto sus puertas y nos han recibido con valentía, porque tocamos un tema que a priori parece valiente, pero los niños nos han enseñado que no era para tanto y que los prejuicios los tenemos nosotros, los adultos”.

Todos los espectáculos de la compañía vasca son sin diálogo; “hasta ahora nos habíamos movido en el teatro gestual, pero con Amour hemos damos un paso adelante, hemos incluido máscaras para contar una historia que comienza en la infancia de los personajes y se desarrolla hasta que estos alcanzan la vejez. También tenemos previsto usar máscaras en nuestro próximo proyecto, que estrenaremos en diciembre en el Arriaga. Se llama Izar, y será la historia de una niña prodigio”.