donostia - Quizá no hubo tantas carcajadas en la rueda de prensa que ofreció Hugh Grant ayer como en el pase de prensa de Florence Foster Jenkins el día anterior, pero el conocido intérprete hizo gala de su humor británico -algo que le caracteriza, según afirmó- ante los medios. El londinense presentó el filme que protagoniza junto con Meryl Streep y Simon Helberg y que participa en la sección Perlas del Zinemaldia.

Ambientada en Nueva York en 1940, Florence Foster Jenkins narra la verdadera historia de la heredera neoyorquina que persiguió su sueño de convertirse en una gran cantante de ópera. Ella pensaba que su voz era hermosa, pero para todos los demás era hilarantemente horrible, “era la peor cantante de ópera de la historia”. Su marido y mánager, St. Clair Bayfield, protege a su amada Florence de la verdad. Grant confesó que se rió muchísimo durante el rodaje, por lo que tuvo que repetir una y otra vez varias escenas, pero aun así, aseguró que ha sido una gran experiencia.

experiencia “intimidante” “Antes de trabajar en esta película, investigué mucho sobre la historia que cuenta, porque me daba un poco de miedo trabajar con el director Stephen Frears y con Meryl Streep, y pensaba que estudiar bien lo sucedido me ayudaría a calmar los nervios”, admitió el intérprete británico, que viajó a Nueva York para leer los diarios de Bayfield, a quien encarna, así como las cartas que se habían conservado. De Frears, dijo que es un director “silencioso”: “Yo tenía muchísimas preguntas que hacerle y no me las contestaba, dejaba que las cosas sucedieran en el rodaje”, señaló. En cuanto a Streep, la considera una actriz “increíblemente inteligente, un genio”. “Por eso he estudiado mucho más, he hecho cosas que no he hecho antes para poder actuar con ella”, apuntó el actor, que se sentía “intimidado” por tener que grabar escenas emotivas con la actriz. En cuanto a Helberg, que interpreta al pianista McMoon, afirmó que al principio hizo de su “padre” en el rodaje, ya que observaba que era muchísimo más joven. “Pero es una de las grandes estrellas de la televisión -encarna a Howard Wolowitz en The Big Bang Theory-, así que demostró que es un experto en la comedia”, subrayó.

Después de haberse documentado mucho sobre su personaje para este filme, llegó a la conclusión de que en el fondo, “era un actor sin trabajo, y toda su vida se dedicó a buscar trabajo”, señaló. Su personaje le oculta la verdad a su mujer y según afirmó Grant, es algo con lo que está de acuerdo. “No siempre hay que decir la verdad, mentir está bien muchas veces; la sinceridad puede estar sobrevalorada en ocasiones”, declaró el actor, quien afirmó que los seres humanos pueden “adivinar” si algo es falso o no. “Es algo muy interesante”, apuntó, por lo que aseguró que se comportaría de la misma manera que su personaje en una situación similar.

St. Clair Bayfield dista mucho de los personajes por los que el público conoce a Grant: no es un galán romántico. El actor admitió que los mejores guiones que le han llegado han sido para hacer el papel de galán, pero no por eso se ve como uno. “No soy un sex simbol, sino que despierto curiosidad en la gente”, comentó, entre risas. Aun así, señaló que este tipo de papeles no es muy fácil muchas veces. “Creo que es más fácil y divertido hacer de tipo duro o de héroe”, reflexionó, aunque agregó que no sabe si hace bien el papel que suele tener en las cintas.

El intérprete de películas como Bitter Moon (1992), Cuatro bodas y un funeral (1994) o Love Actually (2003) recordó uno de los filmes más conocidos en los que ha participado. “Cuando leí el guion de Notting Hill, me pareció una buena película, y cuando escuché la canción She ,de Charles Aznavour, lo supe con certeza”, afirmó Grant. Otro de sus proyectos más conocidos es Bridget Jones, pero el actor no participa en la tercera parte, que se acaba de estrenar. “Me llamaron y estuve trabajando en el guion, pero no había manera que mi personaje funcionara, así que al final, no aparece en el filme”, recordó.

el glamur del cine El intérprete británico ha trabajado con muchos directores y aseguró que de todos ha aprendido algo. “Por ejemplo, de Woody Allen aprendí que todo hay que hacerlo, hay que aparecer en plató, ya que el éxito depende de eso”, mientras que Roman Polanski le enseñó a ver el poder del cine como algo “distinto a la televisión”. Hoy, no tiene una definición “espiritual” para el cine: “Intento hacer lo mejor para que las películas sean entretenidas y no demasiado tontas”, señaló.

“Soy consciente de que muchos de los grandes guiones de hoy en día son series de televisión, pero yo no tengo ganas de eso, me gusta agarrarme a la idea del cine glamuroso de antes”, señaló el actor, que opinó que el cine británico “se ha convertido en algo como la televisión, ya no es lo mismo” y sostuvo que es un verdadero apasionado de la gran pantalla. De hecho, su próxima aparición en el cine será en la segunda parte de la película infantil Paddington, porque tiene que “mantener entretenidos” a sus “miles de hijos”, bromeó el intérprete.

En cuanto al Zinemaldia, afirmó que estuvo en 1988 con la película Remando al viento, de Gonzalo Suárez, pero confesó que no se acuerda de aquella experiencia. “Debí de estar borracho”, señaló, entre risas.